Del arte moderno al posmoderno, pt. 2/2

En este vídeo analizamos la historia del arte moderno en vista de comprender mejor el arte de nuestros tiempos que algunos llaman arte posmoderno.

Guión

En el primer vídeo vimos la historia del arte moderno, específicamente en la pintura.  En un trayecto de casi 100 años, la tendencia hacia la abstracción y el imperativo de la originalidad acabó vaciando la representación de toda referencia a la realidad y dejando el lienzo prácticamente en blanco.  Fue un experimento muy interesante que progresó, inevitablemente, hacia su propia aniquilación.  Lo que viene después, a partir de los años 60, es el así llamado arte posmoderno.  Su marca distintiva no es simplemente su ubicación temporal después del modernismo, sino algo un poco más complejo.  Para entenderlo, hay que entender unas cosas más del arte moderno, específicamente, la manera en que Kant influyó en la mentalidad moderna y la relación antagónica que guarda el arte moderno con el capitalismo.

El imperativo de innovación y originalidad que vimos en el arte moderno está relacionado con el capitalismo y su necesidad, como decía Marx, de constantemente renovar sus fuerzas productivas para lidiar con la competencia y sacar ganancia.  A las alturas del siglo 19 el sistema de mecenazgo, en el que la iglesia o un príncipe comisionaba obras, ya no existía, de modo que los artistas tenían que buscarse la vida en el mercado.  El problema es que no consideraban sus obras como mercancía y eso se debe a la influencia de Kant.

Kant había colocado la estética en su propia esfera autónoma.  Juzgar o crear una obra no iba en función de nuestro conocimiento del mundo ni del concepto de bien sino por criterios interiores a la obra misma, por criterios puros en el sentido de no ser condicionados por la ciencia, la moral, o la economía.  Los artistas modernos querían proteger la pureza y autonomía de su quehacer de las formas degradadas de expresión típicas de la cultura de las masas.  O sea, querían mantener una distinción entre las bellas artes y el arte popular.  Lo lograron, pero no lograron impedir la conversión de sus obras en mercancías.  El arte moderno se absorbió en las instituciones burguesas y su anterior mordacidad y novedad se domesticó.  Ya formaba una herramienta en el estatus quo político y social.

Algunos movimientos como el dadaismo y el surrealismo criticaron esta asimilación y trataron de generar un arte de transformación social pero ellos tampoco duraron mucho tiempo.  Con la llegada del fascismo, la segunda guerra mundial, y la hegemonía del capitalismo, todo intento de crítica y confrontación fue silenciado.  En la posguerra el arte se volvió un órgano de propaganda en la Unión Soviética, y en los Estados Unidos, como comenté, fue domesticado.  En las universidades y museos el arte moderno fue canonizado y en la cultura general se convirtió en un adorno de la sociedad del consumo, incorporándose en la mercadotecnia y el diseño en general.

Es precisamente en este contexto cultural que hay que entender el advenimiento del arte posmoderno.  Viendo la situación del arte moderno en la cultura burguesa, fue obvio para muchos que su distinción de entre las bellas artes y el arte popular había fracasado.  La idea de un élite puro y autónomo fue ridiculizado y en su lugar los artistas de los 70 empezaron a celebrar lo impuro, lo mezclado, lo híbrido.  En vez del elitismo, reinaba un pluralismo estético y en vez de la originalidad, abrazaron la tradición y el pastiche.  Los franceses tienen un término que puede describir el arte posmoderno – bricolage.  Y el artista que lo hace sería un bricoleur.  Este último es alguien que construye o crea una obra de diversas cosas que están por ahí a la mano.  El artista posmoderno es un bricoleur en el sentido de escoger libremente de la tradición, combinando diferentes elementos en un estilo pastiche, a diferencia del artista moderno que tiene un estilo único que plasma en una obra monumental.  Y toma no solamente de la tradición sino especialmente de la cultura popular, de las formas artísticas populares basadas en la radio, el cine, la tele, la mercadotecnia y hasta los comics.  El arte moderno es oscuro e idiosincrásico.  El arte posmoderno, en cambio, se expresa en las formas más públicas y populares.

Como suele suceder en el arte, los temas del arte posmoderno se reflejaban en otros campos, especialmente en la filosofía.  El libro que muchos consideran inició el pensamiento posmoderno es “La condición posmoderna” de Jean Francois Lyotard.  Haciendo eco de la noción de juegos de lenguaje en Wittgenstein, Lyotard dice que existe una multiplicidad de narrativas: científicas, religiosas, estéticas, etc. sin que ninguna domine de forma hegemónica.  Es decir, no hay ninguna meta-narrativa, y de hecho define el posmodernismo como incredulidad hacia ellas.  En muchos sentidos, el arte moderno iba a la mano de la filosofía moderna.  El genio kantiano, el yo transcendental aislado en la pureza de su cogito dio paso a los temas anti-humanistas de los pos-estructuralistas y así el arte posmoderno abandonó las ideas de un genio solitario creando obras con un significado profundo y transcendental.  Es ahora simplemente el bricoleur.  Esta idea se manifiesta muy bien en la afirmación de Warhol de que, a través de la reproducción mecánica, podría producir tantas obras de arte en un solo día que Picasso podría hacer en toda una vida.

A lo mejor esta afirmación te parezca frívola y superficial, y junto a ella las demás cosas que sean posmodernas.  Pues no es cuestión de tragar todo lo posmoderno pero tampoco descartarlo de antemano.  Como en todo hay bueno y malo y hay que ser crítico y hacer distinciones.  En el caso de Warhol, podemos ver su arte como una sutil interrogación de la propia naturaleza del arte.  ¿Por qué pensamos que el arte tiene que ser producto de un arduo proceso realizado con la destreza y la soledad de un genio?  Warhol está cuestionando y desafiando nuestras presuposiciones.  Si el arte es un reflejo o comentario sobre el mundo en que vivimos, entonces la facilidad de reproducción de imágenes de la cultura popular como las de Marilyn Monroe y la lata de Campbells hace muy bien su trabajo.  El trabajo de Warhol se encuentra en el cruce entre cuestiones sobre la expresión artística, la cultura de la celebridad, y el manejo de imágenes en la mercadotecnia.  Simplemente estaba dando expresión a una nueva realidad cultural en la que, gracias a ese manejo, todos tendrán sus 15 minutos de fama.  Y sabemos que fue precisamente Warhol quien acuñó esa idea.

Entre otras cosas, el arte posmoderno articula la idea de que lo estético no es algo metafísico, platónico o enrarecido sino algo determinado por una dinámica socio-cultural que en los años 70 estaba cobrando nuevas características.  El arte posmoderno no es simplemente el arte pop de Warhol sino que comprende varios movimientos.  Voy a hablar brevemente de tres de ellos: el arte conceptual, el arte performance, y el arte de instalación.

En el arte conceptual, lo importante no es algún estado anímico producido por el material usado por el artista sino las ideas o conceptos que los elementos de la obra suscitan.  Un ejemplo es esta obra de Joseph Kosuth que se llama “Una y tres sillas”.  Lo que se tiene es una silla física, una foto de la misma silla colgada a su lado, y una definición de silla tomada del diccionario.  Esta obra no es materialmente hermosa como el David de Miguel Ángel sino una obra conceptualmente provocadora.  Lo que la obra interroga es la naturaleza de la representación.  Se interesa por el concepto, en este caso el concepto de “silla” y las formas de su representación.  ¿Cómo funciona el lenguaje al vincular signos con sus referentes?  La obra se llama “Una y tres sillas”.  ¿Pues cuántas sillas hay aquí?  ¿Cuál es la verdadera?  ¿Hay una verdadera?  Uno podría escribir un ensayo filosófico tratando esta cuestiones, pero el artista lo ha hecho aquí de otra forma, no como ensayo sino como obra estética.

El arte de performance es un género en el que la distinción entre obra y espectador se borra.  De hecho, la obra incluye necesariamente la participación de un público.  Una que me resulta especialmente interesante se llama “Cut Piece” de 1964.  Se lleva a cabo en un teatro en el que Yoko Ono está sentada en el piso del escenario.  Lleva puesto un vestido negro y en el piso a su lado está un tijera.  Pide al público que venga quien quiera a cortar una pieza de su vestido hasta que quede desnuda.  Al principio la gente es tímida e inhibida pero con el paso del tiempo se vuelven más algo más agresivos.  Esta obra no existiría si no hubiera un público que participara.  La participación, o performance, es importante porque en el transcurso de su ejecución nuestras ideas sobre la intimidad, la violencia y la inhibición están retadas, puestas en tela de juicio.  La obra nos hace pensar en las relaciones humanas y el a veces efímera apoyo que las sostiene.

En el arte de instalación, hay también una disolución de la distinción entre obra y espectador.  En vez de encontrar una obra colgada en la pared o sobre un pedestal el “espectador” se encuentra rodeado por la obra en un espacio que ha sido transformado y en el que varios de nuestros sentidos están involucrados en la experiencia de la obra.  Un ejemplo muy contemporáneo es del artista chino, Ai Weiwei.  Tiene una obra que se llama “Semillas de girasol”.  Aquí vemos su instalación en el Museo Tate en Londres.  Consiste en un millón de semillas de girasol esparcidos sobre el piso.  No son reales sino hechas de cerámica.  El artista contrató a miles de chinos pobres que trabajan en esta industria a hacer y pintar cada pieza.  Uno ve o experimenta la obra al caminar sobre las semillas.  Puede haber diversas interpretaciones de la obra pero una popular tiene que ver con las consecuencias de la globalización.  Todos nosotros en Occidente somos consumidores de los productos baratos producidos en China por individuos que ganan muy poco dinero.  Si eres rico, comes caviar.  Para los pobres uno puede sobrevivir comiendo las semillas de girasol.  Pero estas de la obra no pueden comerse.  Los trabajadores no pueden consumir los productos de su propio trabajo porque están hechos para el consumo, la diversión, de gente en Occidente.  También, la totalidad de las semillas constituye una masa homogénea e indiferenciada como son las masas sin rostro que laboran casi anónimamente en China.  Aquí tiene Weiwei la globalización en sus manos.

Pues como hemos visto, el arte se ha diversificado mucho en las últimas décadas.  Como en cualquier esfera de la actividad humana, sea la política, la filosofía, o la ingeniería, encontramos obras buenas y malas.  El arte contemporáneo no es una excepción.  En sus mejores obras encontramos, creo yo, un interés más sofisticado y filosófico en la naturaleza del arte, en el entramado socio-económico en que se realiza, y en realzar el papel de cada quien en la interpretación y construcción del mundo en que vive.

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7 Comments

  1. Edison David Rojas Castro · 21/06/2013 Responder

    Si bien es bastante precisa tu explicación con respecto a la popularización y desiconización del arte, también es cierto que se busca una cierta desligación del arte ante todas las esferas que pudieran representar algo ajeno al arte mismo, que es lo que los franceses llamaron l’art pour l’art. Entonces, quisiera sabe qué sucede con ésta tendencia que también se dio en el contexto del arte posmoderno. Gracias y excelentes vídeos.

    • Darin · 21/06/2013 Responder

      Hola Edison. Esa desligación que comentas es lo que posibilitó la Crítica del juicio de Kant. Puso al arte y la estética en su propia esfera, de modo que juicios sobre el mismo no dependían de ningún factor científico ni moral. Eso del arte por el bien del arte fue una consecuencia de eso y es algo, entre otras cosas, que caracterizó el hermetismo del arte moderno (1860-1960). Ahí se sostenía una tajante división entre el arte bello y el popular. Con Warhol eso se derrumbó. Es difícil definir algo tan heterogeneo como el “arte postmoderno” o el arte contemporáneo, pero diría que se ha perdido ese concepto enrarecido del arte puro e insular. Hoy en día todo tiene influencia, al menos en la creación artística. El criterio estético, digamos, ya no es inmanente a la obra.

  2. claudia · 04/06/2014 Responder

    Hola darin. una pregunta. me podrías definir el concepto de ecoestética? en relación al posmodernismo en latinoamerica?

    muchas gracias!
    clau

  3. claudia · 05/06/2014 Responder

    Darin, hola!!
    gracias por responderme!

    Es un termino que define Juan Hacha en conjunto con Adolfo Colombres y Ticio Escobar que se llama Teoría Americana del arte.
    Termino que aun no entendemos…
    gracias de todas maneras.
    Claudia

  4. Adriana · 09/09/2015 Responder

    Hola Darin,
    Es tardísimo pero me he hecho adicta a merendar al menos un vídeo de la Fonda. Bueno este tema del arte me apasiona como muchos otros sobre filosofía. En una revista llamada “tragaluz” una vez encontré una cita de Freud en la que comparaba al artista con el científico en cuanto al acceso que ambos tienen a las grandes verdades universales, el artículo hablaba sobre el sentimiento oceanico. Me hizo mucho sentido entonces porque en una época imaginaba al arte como un vehículo capaz de llevar al ser humano a descubrir o reinventar la mejor versión de si mismo. Hoy se que fue un pensamiento bastante ingenuo…
    No puedo expresar con palabras, aquello que para mi representa el arte, más que la suma de todas sus complejidades que en muchas ocasiones rebasan todo lo que sé, e inundan mi espíritu, otras lo vacían… Lo que si veo es que hasta en el arte hay mucha disparidad, nunca he visto propuestas así en Colima, no sé ustedes en Xalapa.. Supongo que si. El arte puede estar globalizado tambien, supongo pero, ¿aplica? Lo que veo cada vez mas es que en muchos lugares el arte ya es como un concepto extraído de otro planeta. Un abrazo y me voy a dormir!

    • Darin · 10/09/2015 Responder

      Hola Adriana. Eso del “sentimiento oceanico” viene de “El malestar en la cultura”. Es la sensación que tenemos como infante en el pecho de mamá, todo perfecto, unión con el todo. Como adulto queremos volver a sentir esa sensación de unión y eso para Freud es lo que explica la religión. Aunque también habla mucho del arte en ese libro como una forma de lidiar con las presiones de la vida. Me alegro que te hayan gustado mis vídeos sobre el arte!

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