La filosofía helenística – los Epicúreos, pt. 2/2

Veremos ahora por qué no tiene sentido temer a los dioses y a la muerte y la naturaleza del placer que Epicuro aconseja buscar en la vida.

Guión

Éste es Arthur C. Clarke, el famoso escritor de ciencia ficción. Una vez dijo que cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia. Si un hombre del siglo XIX te viera viendo una película en tu tableta, pensaría que eras un mago con una bola de cristal. La “tecnología” de la naturaleza, por así decirlo, era algo parecido para nuestros antecesores lejanos. Rayos y truenos, eclipses y terremotos, tenían que provenir de alguien con poder mágico – como un Dios. Así han empezado muchas religiones en la historia humana, por un desconocimiento del mecanismo de procesos naturales. La gente piensa que un dios rige el mundo y nuestra vida dentro de él y que hay que aplacarlo o quedar bien con él haciendo sacrificios y cosas así para que no nos castigue.
¿Qué dice Epicuro al respecto? Como vimos en el último vídeo, su cosmología no versa sobre dioses en Olimpo sino sobre átomos moviendo en un infinito vacío. No hace falta acudir a la voluntad divina para explicar los rayos ya que basta una explicación materialista en términos de la combinación de átomos. Dado su atomismo, fue acusado de ser ateo, pero eso lo negaba. De hecho, concedía la existencia de los dioses, pero los relegaba a un segundo plano muy lejos de nosotros. Es que los dioses son perfectos por definición. Su felicidad y tranquilidad no dependen en absoluto de nosotros, entonces ¿por qué se preocuparían por nosotros y meterse en nuestra vida. Imagínate que estás en el jacuzzi con tu pareja tomando una copa de vino, pasándolo super, y de repente se te ocurre salir del jacuzzi, secarte, vestirte, subirte al auto y manejar 20 kilómetros a un lago del que tomas una gota de agua, lo pones bajo un microscopio y ves los bichos microscópicos y pasas horas y días diciendo a las amebas, “No, no, debes moverte así, no asá; y debes comer ese paremecio, no aquél.” Ridículo ¿no? Ridículo también que los dioses se preocupen de nosotros y que traten de dirigir los asuntos de los bichos humanos. Para Epicuro, ¡cualquier dios sano seguiría en el jacuzzi!
Yo personalmente pienso que Epicuro no creía en los dioses y que sólo afirmaba su existencia para que la sociedad ateniense no le exiliaran. Aun así, hace una sencilla observación que nos hace repensar nuestras creencias al respecto. Su argumento tiene que ver con el problema del mal y la posición de Dios al respecto. Dice, “¿Quiere Dios prevenir el mal, pero no puede? Entonces no es omnipotente. ¿Puede pero no quiere? Entonces, es malévolo. ¿Quiere y puede? Entonces, por qué hay mal en el mundo? ¿No quiere y no puede? Entonces, ¿por qué llamarlo Dios?”
Viendo esto de cerca, vemos que habla de la voluntad de Dios y de su capacidad de hacerla efectiva. En este sentido, hay cuatro posturas posibles que Dios puede tomar con respecto al mal. Nosotros judeocristianos queremos creer que Dios sea benévolo y omnipotente, que quiere evitar el mal y que puede. Pero el hecho de que existe el mal en el mundo significa esta opción no puede ser la correcta. Otra posibilidad es que quiera pero no pueda porque es débil, por lo cual no sería omnipotente y por tanto no sería un dios. Si puede pero no quiere, entonces no es benévolo sino malévolo. La última posibilidad es que no quiera y que tampoco pueda. En tal caso sería malévolo y débil, situación que tampoco va con la estatura de un dios.
Entonces, ¿qué lección tomar de todo esto? Tomando en serio su cosmología atomista, los dioses no pueden existir. Pero si existen, lo más probable es que les dé gueva interrumpir su feliz tranquilidad para preocuparse de los mezquinos detalles de tu vida.
Si te acuerdas del vídeo anterior, dijimos que las dos cosas que más impide que uno viva bien es el miedo a los dioses y el miedo a la muerte. A fin de cuentas, no se sabe si existen los dioses, pero la muerte es un hecho patente. Llegará a todos tarde o temprano. Algunos temen a la muerte porque piensan que su alma va a continuar después del deceso del cuerpo, y no saben si les va a tocar algo bonito o feo. Si no crees en una vida posterior, no por eso deja la muerte de espantar. Pasar de la existencia al olvido total daría escalofríos a cualquiera, bueno, a cualquiera menos Epicuro. ¿Por qué?
Pues todos sabemos que el cuerpo, al morir, se descompone, llega a sus constituyentes atómicos. ¿Pero el alma, la psique, la mente: qué pasa con ella? Si seguimos el atomismo de Epicuro, no puede haber sustancias incorpóreas. La mente tiene que ser algo corporal, alguna combinación de átomos. Desde que Descartes planteó la división entre mente y materia, hemos tenido el problema de cómo se interactúan entre sí. Sabemos que los dos influyen el uno en el otro. Si decides cruzar la calle, tu mente mueve tus piernas. Y cuando te emborrachas, una sustancia física, el alcohol, afecta a tu percepción mental. Descartes postulaba que el punto de contacto estaba en la glándula pineal. Epicuro dice no, que los cuerpos sólo pueden interactuar con otros cuerpos. Si la mente es algo corporal, entonces los procesos mentales tienen que entenderse en términos de procesos atómicos. No sería nada difícil encontrar una posición parecida en teorías actuales en las ciencia cognitivas.
A lo que voy con todo esto es que, si la mente es una combinación de átomos, entonces la muerte significa la dispersión o descomposición de la mente. En breve, significa su aniquilación. Los átomos son lo único que perdura. Sí, hay vida después de la muerte, sólo que no es tu vida sino la de otra cosa nueva que la combinación de los átomos ha forjado.
Entonces, ¿se supone que eso debería tranquilizarme? La muerte aún me resulta espantosa. Tranquilo. El argumento hasta ahora sólo establece que no hay vida personal después de la muerte, entonces, no deberías preocuparte pensando en el cielo o el infierno. Pero la aniquilación sí es muy real. Para Epicuro, como habrás adivinado, no tenemos por qué temela. Ofrece dos argumentos. El primero se encuentra en su Carta a Meneceo, y ahí hace la siguiente pregunta: Si la muerte es mala, ¿para quién es mala? No para los que viven, dado que no están muertos; y tampoco para los muertos, ya que no existen. Para que algo sea malo para alguien, ese alguien tiene que existir. Hay muchas cosas malas para nosotros: quemarse, caer de la ventana de un edificio, contraer una enfermedad muy dolorosa, etc. Son malas porque existimos mientras sufrimos esas cosas. Pero la muerte no. La pregunta es, ¿quién es el sujeto que sufre el mal? No puede ser los que viven, porque si viven, no están muertos; y tampoco los muertos, precisamente porque no existen. Y además, si estás muerto, la muerte obviamente no te causa ningún dolor, entonces ¿no es ridículo permitir que miedo a la muerte te cause dolor en el aquí y ahora? Pues sí.
El segundo argumento se encuentra en el libro de Lucrecio, De rerum natura. El argumento pide que te fijes en tooodo el tiempo antes de que nacieras. Se trata de una infinidad de tiempo cuando no existías. Eso seguramente no te provoca ningún escalofrío. Si es así, ¿por qué debería causar miedo tu inexistencia durante una infinidad de tiempo después de la muerte? Es la misma cosa.
Muy bien. No temer a los dioses y a la muerte ya es mucha ganancia para la vida, al menos has quitado un peso negativo de encima. Pero Epicuro tiene consejos positivos para vivir bien. Su consejo general es, buscar el placer. En griego, placer se dice hedone. Para nosotros, ser hedonista significa gozar del placer sensual y de la satisfacción total de los deseos. Ésta es la idea que los antiguos también tenían de Epicuro y por eso fue tan difamado. La mentalidad griega de la época valoraba mucho más cosas como la fama, la gloria, el honor. Los políticos y guerreros eran los que vivían bien. Fíjate en estas dos imágenes, a ver cuál de las dos te resulta más atractiva e inspiradora: esta mujer ganando oro en las Olimpiadas o la señora de a lado pasándola comiendo chocolates y viendo telenovelas? Este último tipo de vida les resultaba repugnante para los antiguos, apta sólo para las bestias. Entonces, no sorprende que el hedonismo de Epicuro fue repudiado. Pero antes de juzgarlo, escuchemos sus argumentos.
Primero un poco de Aristóteles. Aristóteles decía que todo lo que hacemos está dirigido hacia algún fin. Hay muchos fines posibles, pero el fin más básico y general tiene que ser uno que valoramos por su propio bien y no por el bien de otra cosa. Este fin último Aristóteles lo llamaba la eudamonia, palabra que traducimos como “felicidad”. Epicuro está de acuerdo, sólo que para él el placer es lo que constituye este fin. Lo que la eudamonia de Aristóteles y la fama, gloria y honor de sus contemporáneos tienen en común es que son placenteros. De otra forma, ¿qué posible razón habría para querer esas cosas?
Ahora, ¿en qué consiste el placer para Epicuro? ¿Es puro chocolate y telenovelas? Epicuro no descarta ninguna fuente de placer de por sí, pero hace una serie de distinciones importantes que a fin de cuentas plantea ciertos tipos de placer como preferibles.
Primero, distingue entre placeres físicos y mentales. Comer chocolate es un placer físico. Sientes placer mientras lo comes pero muy pronto se acaba. Los placeres mentales, en cambio, no dependen de una estimulación de los sentidos y son más duraderos. Bonitos recuerdos del pasado, el conocimiento mismo, pláticas con amigos, son ejemplos de placer mental. Fíjate que es mucho más placentero cenar algo rico en compañía de un buen amigo que solo.
Esta distinción se asemeja a otra que hace entre placeres en movimiento y placeres estáticos. Los de movimiento tienen lugar en el momento de satisfacer un deseo. Has terminado de cortar el pasto, estás sudando y tienes mucha sed. Tomas un litro de agua bien fría y rica y así satisfaces tu deseo. Éste es un placer físico que se experimenta como algo positivo con respecto a la sed que se siente como algo doloroso. Pero después de saciar el deseo, se da un placer que Epicuro llama estático que se caracteriza por la ausencia de dolor, y en este sentido es negativo. No negativo como malo sino como la ausencia de algo. Ya no tienes sed y por tanto no sientes dolor. Los placeres estáticos son los mejores según Epicuro por ser más duraderos.
Epicuro habla mucho del deseo ya que asociamos el placer con la satisfacción del deseo y el dolor con los deseos que no logramos satisfacer. Su consejo general es reducir los deseos al más mínimo posible. Siempre les digo a mis alumnos que es difícil ganarse la vida con la filosofía, pero no imposible. Si quieren casarse, tener muchos hijos, casa grande, y coches, pues que estudien derecho o administración de negocios. Pero si pueden contentarse con poco, mejor, ya que es mucho más fácil satisfacer unos cuantos deseos.
Epicuro identifica tres tipos de deseos. Primero son los que son naturales y necesarios, como la comida, un techo, cosas necesarias para la vida. Estos deseos hay que satisfacerlos. Luego son los deseos naturales pero no necesarios como comer caviar o vivir en una mansión muy lujosa. Al menos que uno tenga una herencia millonaria, tendrá que trabajar como burro para alcanzar esas cosas. Todos conocemos gente que trabaja como loco, casi sin descanso, gastando en sus tarjetas, endeudándose, estresándose. ¿Y para qué? Volverse dependiente de este tipo de cosas causa más problemas o dolores que placeres procura. Por tanto, Epicuro aconseja una vida ascética, con pocos deseos, una vida templada y frugal.
Como último son los deseos “vanos y vacíos”. Aquí Epicuro se refiere a cosas como fama, poder, riqueza, todas esas cosas que la mercadotecnia hoy en día trata de vendernos. Para empezar, son muy difíciles de satisfacer, y además, no tienen límite natural. Si tienes hambre, comes. Pronto llegas al límite de capacidad de tu estómago y no puedes comer más. Pero si logras tener cierta cantidad de dinero, siempre puedes conseguir más, y entre más uno consigue, más quiere. No hay límite natural. Las cantidades que ingresan los más ricos hoy en día están totalmente fuera de proporción con lo que realmente necesitan. La razón de buscar ser el más rico o poderoso va en función no de la naturaleza sino de falsos valores sociales. En definitiva, Epicuro aconseja evitar este tipo de deseos. Dice, “Si quieres que Pítocles sea rico, no le dé más dinero; sino más bien, reduzca sus deseos.”
A diferencia de los valores de su época y de la nuestra, aconsejaba “vivir desconocido”, en el anonimato, ya que así no dependerás del gusto caprichoso de los demás. Los mejores placeres son los más sencillos y fáciles de conseguir: un vinito, la compañía de buenos amigos, y la vida de la mente. Vivir como epicúreo no significa la constante titilación de los sentidos sino el sereno manejo de los deseos que conduce a fin de cuentas a la tranquilidad, la ataraxia. Terminamos con las propias palabras de Epicuro:
“Cuando decimos que el placer es el fin, no queremos decir los placeres del pródigo o los placeres de la sensualidad, como algunos equivocadamente nos representan. Por placer, queremos decir la ausencia de dolor en el cuerpo y de conflictos en el alma. Lo que produce una vida placentera no es una serie de borracheras y fiestas, no es la lujuria sexual, ni gozar de las delicias de un banquete. Más bien estriba en un sereno razonamiento, en entender la justificación de lo que elegimos y lo que evitamos, y en eliminar aquellas creencias por las que los mayores conflictos se apoderan del alma.”

Descargar guión en PDF

Audio
Descargar audio aquí

19 Comments

  1. Terezinha · 16/04/2014 Responder

    !Hola, Darin!

    Gracias por tus explicaciones tan claras sobre la doctrina de estos filósofos casi olvidados en nuestros días.

    Un abrazo caluroso, desde Brasil.

  2. Sergio Romero Bonilla · 18/04/2014 Responder

    Nuevamente gracias por compartir con nosotros tan buen material, recibe muchos saludos.

  3. Leonardo · 12/05/2014 Responder

    Estimado Darin

    Muchas gracias nuevamente por compartir tu conocimiento, me he vuelto sin duda un admirador de tu trabajo, estos videos hacerca de la Filosofía Helenistica ´, me han encantado enormemente.

    consulta estimado Amigo , ¿tendremos a futuro la suerte de tener mas videos en esta sección helenistica?

    disculpa la osadia

    Y muchas gracias por tus aportes

    Leonardo

    • Darin · 12/05/2014 Responder

      Hola Leonardo. No es ninguna osadía, al contrario, los vídeos no son para mi sino para los que los vean. Si quieren ver algún tema que me lo hagan saber con mucho gusto y si me siento capaz de tratarlo, lo haré. Acabo de terminar el guión de un vídeo más sobre los helénicos. Será sobre los estoicos y muy pronto lo grabaré. Dentro de una semana lo subo. Hasta pronto y un abrazo!

      • Leonardo · 13/05/2014 Responder

        Muchas Gracias Darin!! por tu generosidad , esperare ansioso los nuevos vídeos, las ideas de Séneca en los personal son de interés, entiendo que sus aportes se enmarcan dentro del estoicismo

        Un gran abrazo desde Chile y gracias Nuevamente

        Leonardo

  4. Enric · 01/01/2016 Responder

    como entiende la amistad Epicuro? No logro entenderlo de ningún lado.
    Gracias de antemano,
    Enric

  5. José Luis Fernández · 31/03/2016 Responder

    Tremendo. Me ha vuelto a interesar la filosofía. Gracias.

  6. Richard Joseph Wix Ramos · 24/04/2016 Responder

    Hola Darin soy medico Cirujano, Medico Psiquiatra y Psicoterapeuta. El vídeo tiene varios errores fundamentales: 1) el ascetismo (renunciar a los deseos como pareja, hijos, dinero, etc no es la felicidad, solo es un mecanismo de defensa psicodinamico disociativo que disminuye el dolor y el sufrimiento, 2) el vino, los amigos, la mente son sublimadores del dolor y el sufrimiento pero no es la felicidad total, solo la descarga de las pulsiones psicodinamicas básicas (sexo) como decía Freud es lo que mas se aproxima a la felicidad total y eso cuesta dinero. Sin embargo el vídeo es fantástico como todos tus demas videos. Se lo recomiendo a todos mis pacientes.

    • Darin · 24/04/2016 Responder

      Hola Richard. Me alegro que te hayan gustado mis vídeos. El otro día en clase estaba hablando de “El malestar en la cultura” y lo que dice Freud sobre la felicidad y sublimación y las demás estrategias que empleamos para evitar el dolor. Tienes razón en lo que dices (desde Freud) pero no estaba hablando de estos fenómenos en sí sino en el contexto de EPicureo y cómo él los entendía. En todo caso gracias por precisar estas idea, un abrazo!

  7. maria · 07/06/2016 Responder

    Hola. Tengo una duda en por que el caos la dispersión y lo incierto describen mejor lo referente al cerebro y al pensamiento ?

    • Darin · 15/06/2016 Responder

      Hola María. ¿Por qué haces la pregunta? ¿Has leído algo que afirma lo que preguntas?

  8. Leo · 31/08/2017 Responder

    Super…
    La necesidad primitiva de religión, debe dar paso a la razón y trascender el miedo que provoca el sufrimiento, con Epicuro quedaría demostrado que un adecuado uso del raciocinio y el sentido común, podemos encontrar el mismo camino y el mismo fin, no importando el tiempo ni el espacio.

  9. Xavier Posic Joseph · 22/11/2018 Responder

    Muchas Gracias Darin!!!

    Este video nos sirve mucho para la gente que de verdad estamos interesados en temas filosóficos, com los epicuros.

    Xavier Posic Joseph

  10. ANONIMO_SPAIN · 25/09/2020 Responder

    Sr Darin, gracias por el video, hay algo que haga incompatible a los estoicos con los epicúreos?, a mi me parecen que podrían ser compatibles.

    Gracias.

Dejar comentario