Heidegger: El ser y el tiempo, pt. 6/15

El Dasein “está-con” otros Dasein. Hoy vemos cómo eso afecta a su existencia y especialmente el papel de el Uno o el “das Man” en la determinación de su ser.

Guión

 Estamos analizando el modo de ser del Dasein. Dado que su esencia es la existencia, eso significa analizar la estructura que determina las formas en que el Dasein existe en la vida normal. Los componentes de esta estructura son los existenciarios, el más básico o general de los cuales es el estar-en-el-mundo. En el último vídeo, vimos el capítulo tres y la noción de “mundo” que compone parte de ese existenciario. En las últimas secciones de ese capítulo, Heidegger distingue su noción de mundo de la de Descartes. Quiero hablar rápidamente de lo que dice y también de la espacialidad del Dasein.
Por todo lo que hemos visto hasta ahora, no debe sorprender las diferencias entre Heidegger y Descartes con respecto a la naturaleza del mundo. En la escueta ontología de Descartes hay sólo dos cosas: mente y materia, o como dice en latín: res cogitans y res extensa. El mundo cartesiano es el res extensa, un conjunto de cosas extendidas las cuales se despliegan en un espacio geométrico, mientras que para Heidegger el mundo que el Dasein habita, el espacio en el que se mueve, es existencial. Descartes, al igual que muchos filósofos, ha hablado en términos ónticos para responder una pregunta ontológica (recuerda la diferencia ontológica que distingue entre el ser y los entes).
Los perros y las computadoras son entes que simplemente están ahí, físicamente presentes, por lo que ocupan un espacio geométrico. Como vimos en el último vídeo, el Dasein casi no encuentra ese tipo de ente en en su existencia cotidiana, sino los útiles, es decir, los entes que están a-la-mano. La relación que guarda con estos no es geométrica, medido por distancias, sino existencial, medido por la preocupación del Dasein por sus metas y proyectos. En este sentido, si algo está cerca o lejos, eso es una función no de distancia, sino de preocupación. Por ejemplo, vas al teatro con un amigo pero llegan tarde y los últimos dos asientos están en diferentes partes de la sala. Te sientas al lado de una persona que no conoces. Geométrico o ónticamente, esta persona está más cerca de ti, pero existencialmente tu amigo, al otro lado de la sala, está más cerca. Bueno, eso de Descartes, el mundo, y la espacialidad se trata en las secciones 19-24. La exposición de Heidegger es más detallada pero realmente no es difícil entender, entonces lo dejamos aquí.
A continuación, Heidegger deja la cuestión del mundo y pasa a considerar más de cerca ese ente que lo habita: el Dasein. Por lo que Heidegger nos ha contado hasta ahora, pareciera que el Dasein es como un Robinson Crusoe, viviendo solo y ocupándose de herramientas en su actividad cotidiana. En el capítulo cuatro, vemos que el Dasein no está solo; habita un mundo con otros Dasein. Pero primero, empezando el capítulo en la sección 25, Heidegger pregunta: ¿Quién es el Dasein? Para entender la importancia de esta pregunta, tenemos que recordar que la pregunta fundamental de Heidegger, aquella con la que empieza el libro, es la pregunta por el ser. Recordando que el ser es siempre el ser de algún ente, decide interrogar al ente que es el Dasein porque, a diferencia de los demás entes, el Dasein tiene cierta comprensión de su ser, la cual, si puede hacerse explícita, servirá como guía para la comprensión del ser en general. La pregunta ¿Quién es el Dasein? es un paso muy importante hacia esta meta.
Tiempo atrás en la sección 9 Heidegger dijo que el Dasein es el ente cuyo ser es cada vez suyo, o sea, el ser de un solo individuo que no puede ser sustituido por ningún otro. En otras palabras, nadie más puede llevar mi existencia por mi; la tengo que llevar yo mismo. Ónticamente, eso dice que un yo individual es ese ente, o sea, Dasein. Sin embargo, dice Heidegger: “La evidencia óntica de la afirmación de que soy yo el que cada vez es el Dasein no debe inducir a pensar que con ello queda inequívocamente trazado el camino de una interpretación ontológica de lo así “dado”. […] Bien podría ser que el quién del existir cotidiano no fuese precisamente yo mismo”. Lo que quiere decir es que no debemos dejar que nos despiste el hecho de que el Dasein sea un individuo ya que podría llevarnos a responder la pregunta ¿Quién es el Dasein? o ¿Quién soy yo? con un yo o sujeto aislado al estilo de Descartes. Si analizamos fenomenológicamente la existencia del Dasein, encontramos que se encuentra en un mundo con otros Dasein.
Ahora, al decir esto, Heidegger no está diciendo que, para un Dasein determinado, sucede que hay otros Dasein en su mundo. Eso sería una afirmación óntica y contingente. De la misma manera que el Dasein necesariamente está-en un mundo, el Dasein también está-con otros. Ésa es una afirmación ontológica y necesaria y constituye otro existenciario que compone la estructura del ser del Dasein. Es importante entender que el existenciario aquí no es la existencia concreta de otros Dasein en alguna parte, sino el estar-con o el “coestar” como Rivera lo traduce; en alemán: Mitsein. Lo que dice sobre el coestar no debe interpretarse ónticamente, o sea, no está diciendo que el Dasein no está solo porque hay otros Dasein por ahí. Dice Heidegger: “El coestar determina existencialmente al Dasein incluso cuando no hay otro que esté fácticamente ahí y que sea percibido”. Es muy interesante esa afirmación, ya que aun cuando el Dasein esté fáctica o ónticamente solo, como un ermitaño en las montañas, ontológicamente no lo está. Su ser es coestar porque la soledad sólo tiene sentido ante la posibilidad de la coexistencia. Pero tampoco se elimina su soledad necesariamente con la llegada de varios Dasein a su cabaña. ¿Alguna vez has estado en una fiesta con mucha gente y te sientes solo? Tu soledad es una función de este existenciario del coestar, más no una función de la presencia o ausencia de otros Dasein por tu alrededor. Es muy interesante su análisis fenomenológico al respecto, pero mucho más interesante, de hecho una de las partes más llamativas del libro, es lo que dice sobre das Man.
Lo que dice en la sección 27 es la respuesta a su pregunta inicial: ¿Quién es el Dasein? Por todo lo que hemos visto hasta ahora: que la esencia del Dasein es la existencia, que esa existencia es suya únicamente, que vive en un mundo de familiaridad y preocupación con los útiles en su entorno, y que no es una mera cosa que puede entenderse en términos científicos – por todo ello no extrañaría que uno viera al Dasein como una especia de héroe existencialista o algo así. La respuesta de Heidegger, al menos a estas alturas del libro, no se parece nada a esa imagen. Si analizamos el Dasein fenomenológicamente y en su cotidianidad, el Dasein no es nadie. ¿Quién es el Dasein? Heidegger dice: “El quién no es éste ni aquél, no es uno mismo, ni algunos, ni la suma de todos. El “quién” es el impersonal, el “se” o el “uno” [das Man]”. La palabra “man” es un pronombre, equivalente a “se” en español, que Heidegger ha convertido en un sustantivo al agregar el artículo definido “das” – das Man. Cuando decimos “Eso no se hace” o “Eso se usa para […]” no hacemos referencia a ninguna persona ni conjunto de personas, sino a una generalidad impersonal, a la media. Rivera traduce das Man como el Uno.
Si preguntáramos ¿Qué es el Dasein? estaríamos tratándolo como una cosa y daríamos una definición, como animal racional, que vale para todos. Pero dado que su existencia es cada vez suya, hay que preguntar ¿Quién es el Dasein? y sólo el Dasein lo puede responder. Cada Dasein tendrá una respuesta existentiva o óntica distinta, dependiendo de sus circunstancias particulares, pero a nivel existencial o ontológico, Heidegger dice que el Dasein se define o se evalúa en términos de los Otros. ¿Están ganando más o menos que yo? Él tiene un doctorado; yo sólo la maestría. El Dasein siempre mide cómo se difiere de los demás, muchas veces en aras de conformarse a la media o de no hacer cosas que no cabrían dentro de lo normal o lo aceptable. Y a veces con la finalidad de distinguir su posición social si le confiere una ventaja, por ejemplo, con respecto a cosas como ingreso, raza, educación y clase social. Heidegger caracteriza esto como la distancialidad. ¿Quién soy? Eso es una función de mi distancia de los demás.
Dice Heidegger que el Uno se despliegue en la cotidianidad como una auténtica dictadura: “Gozamos y nos divertimos como se goza; leemos, vemos y juzgamos sobre literatura y arte como se ve y se juzga; pero también nos apartamos del “montón” como se debe hacer; encontramos “irritante” lo que se debe encontrar irritante. El uno, que no es nadie determinado y que son todos (pero no como la suma de ellos), prescribe el modo de ser de la cotidianidad”. Me da risa los hipster que se creen superior a las masas, porque son tan parte del juego de la distancialidad como las masas que desdeñan. El efecto de todo esto es que produce una hegemonía de la medianía que “vela sobre todo conato de excepción. Toda preeminencia queda silenciosamente nivelada”. En su conjunto, la distancialidad, la medianía y la nivelación de toda posibilidad del ser constituye lo que Heidegger llama “la publicidad”, es decir, en el sentido de lo público. El Dasein vive de forma anónima en ese espacio público y como consecuencia no tiene que preocuparse por tomar decisiones. El Uno aliviana al Dasein con respecto a la cuestión de determinar su propio ser. En el seno de el Uno la vida es muy cómoda. Total, dice Heidegger, que “Cada cual es el otro y ninguno sí mismo. El uno que responde a la pregunta por el quién del Dasein cotidiano, es el nadie al que todo Dasein ya se ha entregado siempre en su estar con los otros”.
Pues tenemos aquí existencialismo puro y duro: el hombre que pierde su identidad e individualidad en el conformismo y el anonimato. Vemos muy claramente en Sartre análisis como éste, pero Heidegger tiene desde luego sus antecesores: Nietzsche hablaba del rebaño, Kierkegaard del individuo e incluso Sócrates dijo hace 2,500 años: “Conócete a ti mismo”. Secciones como ésta son las partes más accesibles y llamativas del Ser y el tiempo y uno podría apoyarse en ellas para hacer una crítica social, pero ésa no es la intención de Heidegger. El ser y el tiempo es un análisis ontológico, no un tratado sociológico. Aun cuando pueda tener una opinión personal sobre el conformismo, a Heidegger no le interesa hacer un juicio moral aquí, sino entender el modo de ser del Dasein. Aunque te parezca negativo la dictadura de das Man, del Uno, va a ser la condición que le permite a Heidegger hacer explícito el ser del Dasein. Veamos.
Hasta ahora hemos visto dos existenciarios básicos: el estar-en (un mundo) y el estar-con (otros Dasein). En el último vídeo vimos que el Dasein normalmente está absorto en su mundo, utilizando los útiles de forma fluida sin estar consciente de ello. Está como perdido en su mundo como el ciempiés se pierde en su caminar. Es sólo cuando deja de funcionar uno de los útiles que se ilumina el trasfondo de su mundo. La red orgánica de los elementos de un mundo particular es lo que permite que el Dasein actúe con habilidad y fluidez en sus actividades concretas. Pasando al existenciario de estar-con o el coestar, dejamos el mundo determinado de un cirujano o un carpintero y tratamos el mundo social. Aquí el tema es la existencia del Dasein; ¿qué es lo que determina la forma que esa existencia va a tomar? Lo que hemos visto hasta ahora es que el Uno, el das Man, lo determina, de modo que el Dasein se pierde en una especie de conformismo anónimo. Las normas y expectativas del das Man son las normas y expectativas de la sociedad, las cuales permiten que funcione de forma fluida y eficiente, como la red de útiles en el taller del carpintero. Al no poner atención consciente en el uso de los útiles, el carpintero trabaja de forma fluida y exitosa; de la misma manera, al no poner atención consciente en la cuestión de cómo existir (sino entregando esa determinación al das Man), el Dasein vive de forma fluida y cómoda, sin problemas.
¿A qué voy con todo esto? La esencia del Dasein es la existencia, y esa existencia es cada vez suya, por lo que el Dasein la tiene que determinar. Esto es lo que lo distingue de los demás entes como piedras y computadoras. Como vimos en un vídeo anterior, el ser de algo como una computador se entiende en términos de propiedades; el ser del Dasein, en cambio, se entiende en términos de posibilidades. Su existencia entonces es algo que tiene que lograrse al escoger entre diferentes posibilidades. Esto sin embargo no tiene lugar en un vacío, sino en el mundo social cotidiano en el que se encuentra el Dasein, o sea, en medio del das Man. Para hacer su existencia suya, tiene que arrebatarlo del das Man.
Pasemos a ver una última cita de Heidegger hacia finales de la sección 27. Dice: “El sí‐mismo del Dasein cotidiano es el uno‐mismo, [o sea, cuyo ser es determinado por el Uno o el das Man] que nosotros distinguimos del sí‐mismo propio, es decir, del sí‐mismo asumido expresamente. En cuanto uno‐mismo, cada Dasein está disperso en el uno y debe llegar a encontrarse”. Aquí Heidegger vuelve a la distinción que introdujo en la sección 9, entre lo propio e lo impropio, lo auténtico y lo inauténtico. Si quiero ser mí-mismo y no un uno-mismo anónimo, tengo que responsabilizarme por las decisiones sobre mi existencia. Eso es actuar de forma propia o auténtica. Si entrego esa tarea al das Man, es impropia o inauténtica.
Ahora, si todo esto no tiene carga moral para Heidegger, entonces ¿cuál es el punto? ¿De qué sirve? Bueno, volvamos a esa cuestión de las posibilidades que caracterizan el ser del Dasein. El das Man cubre u oculta esas posibilidades y así aliviana al Dasein, pero como consecuencia el Dasein no está consciente de su ser, de sus posibilidades. Pero el yo auténtico sí las tiene presentes, y eso es muy importante porque, como veremos en los próximos capítulos, una de las posibilidades de la que el Dasein puede estar consciente es la posibilidad de no ser, de la muerte de sí mismo. Como comenta Michael Gelven, “en el modo auténtico, el Dasein está consciente de la posibilidad de no-ser. Esto revela su finitud. Es esta finitud la que proporciona la base ontológica para la temporalidad, y por tanto de la consciencia del tiempo”. Como sabemos, el libro se llama El ser y el tiempo, y a eso todo está dirigido. El punto, para finalizar, es que por negativo que nos parezca el das Man y la uniformidad social, es precisamente con esa uniformidad como trasfondo que el Dasein puede apropiarse de su existencia y señalarle a Heidegger el camino del ser.

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25 Comments

  1. Rafael Ruales · 09/10/2016 Responder

    Estupenda clase Darin

  2. GERSON · 12/10/2016 Responder

    Muy buena clase, excelente explicación introductoria a la obra de Heidegger “El Ser y el Tiempo” gracias.

  3. CARLOS ACOSTA BARROS · 18/10/2016 Responder

    Hola Darin
    Muy pedagógico, vuelve inteligible lo complicado de este autor.
    Le pregunto sobre el (el cual no hizo énfasis, a pesar de estar este concepto en el título del libro). Para llegar a ser con el das man se necesita un tiempo, ¿esa es la idea puesta fácilmente? Gracias
    Cordial saludo

  4. Jorge Valladares Vaquero · 12/11/2016 Responder

    Gracias por su claridad y por su generosidad con el saber.
    Esperando continuidad con Heidegger.

  5. sherin krederdt · 17/11/2016 Responder

    Muy, muy didáctico por ejemplos que coloca.gracias

  6. Bruno Zanotto · 25/01/2017 Responder

    Excelente! Muchas gracias

  7. Carlos · 29/04/2017 Responder

    Darin
    Estupenda clase. Poco a poco nos vas ayudando a adentrarnos en el complejo pensamiento de Heidegger. Una vez más ,muchas gracias.
    Coincido plenamente con las apreciaciones de los demás amigos acerca de la excelencia y claridad de tus clases: nos ayudan enormemente a comprender el pensamiento del filosofo que tratas.
    Un cordial saludo desde Chile

  8. Carlos · 29/04/2017 Responder

    Darin
    Una vez más ,muchas gracias. Muy estimulante clase. Poco a poco nos vas ayudando a adentrarnos en el complejo pensamiento de Heidegger.
    Coincido plenamente con las apreciaciones de los demás amigos acerca de la excelencia y claridad de tus clases: nos ayudan enormemente a comprender el pensamiento del filosofo que tratas.
    Un cordial saludo desde Chile

  9. Francisco · 11/07/2017 Responder

    Sus clases online se han convertido en uno de mis imprescindibles diarios. Es curioso el nombre de la “fonda” pues los oigo mientras cocino. Muchas gracias sr. Darin por ayudarme a seguir “maravillandome”. Un saludo desde España.

  10. Angel pedro navas garrido · 02/10/2017 Responder

    Hola darin, soy pedro navas. “la claridad es la cortesía del filósofo” dijo un filósofo tocayo mio, y tú la tienes.
    Enhorabuena por tus exposiciones, creo que van a ayudar a aprobar alguna asignatura que se me resiste del grado
    Un saludo desde madrid

  11. Angel pedro navas garrido · 02/10/2017 Responder

    Tocayo mio no, paisano mio, quería decir (Ortega y gasset)
    Saludos

  12. Agustín · 21/11/2017 Responder

    Hola soy dr Argentina.
    Muy buenos videos!
    Saludos.

  13. Rigoberto Lugo · 19/12/2017 Responder

    Apreciado Profesor. No soy filósofo pero me gusta mucho la filosofía y usted con sus clases on line me ayuda a comprender la esencia de cada tema. Muchas gracias. Heidegger es complejo como su vida misma. ahí vamos piano piano comprendiéndolo.
    Muchas gracias Profesor

  14. Daniel Savalo · 07/07/2021 Responder

    ¿Cuántos existenciarios desarrollo Heidegger en su obra?

    • Darin · 08/07/2021 Responder

      Hola Daniel. No estoy seguro del conteo exacto, pero los básicos son: 1. Dasein (estar-ahí), 2. estar-en-el-mundo, 3. angustia, 4. Cuidado (Sorge), 5. ser-para-la-muerte, 6. la Temporalidad. Hay otros entre estos, pero estos son los básicos que conforman la estructura ontólogica del ser.

  15. Wilmer Pereira · 26/09/2023 Responder

    Darin, desde que descubri la Fonda Filosófica, la sigo. Me ayuda a desentrañar los enredados pensamientos de los filósofos y el de Heidegger no es la excepción (uf!) Muchas gracias por tus publicaciones.

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