El ser y la nada, pt. 4/8

Hoy veremos el papel de la nada en la ontología de Sartre y el proceso de la nihilización.

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La introducción de El ser y la nada es muy engorrosa, ya hemos establecido eso. Pero su conclusión es muy sencilla: hay dos cosas que no se dan dentro de los confines del fenómeno, dos cosas que son transfenoménicas – la conciencia, por un lado, y por el otro lo que Sartre llama el ser del fenómeno, o lo que podemos simplemente llamar el objeto o las cosas del mundo. Estos son los dos elementos de su ontología: el ser humano y el mundo, la conciencia y las cosas, el ser-para-sí y el ser-en-sí. Pero el libro se llama El ser y la nada. ¿Qué onda con la nada?
Si te das cuenta, es bastante llamativo que esta reflexión ontológica en el Ser y la nada dé cabida precisamente a la nada. La ontología es el estudio del ser, de lo que hay, de lo que es. Para el sentido común, y para muchos filósofos de la tradición, la nada no es. ¿Qué papel juega la nada en su esquema ontológico? Pues estamos por ver porque la primera parte del libro se llama “El problema de la nada” y el primer capítulo se centra en la cuestión de la negación. Para entender por qué está hablando de estos temas, volvamos un momento a esos dos elementos o aspectos del ser que acabamos de comentar.
¿Alguna vez te has preguntado cómo sería el mundo si no existieras, si ningún humano existiera? Esa piedra, ese árbol, las estrellas en el cielo, todos seguirían tal cual son. No dependen de la conciencia humana para su ser. El ser-en-sí existe en sí mismo completo, determinado y pleno, y dado que no le falta nada para ser lo que es, es idéntico consigo mismo, cumpliendo así con la primera ley de la lógica, la de la identidad, A=A. Esta piedra es simplemente esta piedra.
El otro tipo de ser, la conciencia o el ser-para-sí, es casi el opuesto total. Donde el ser-en-sí, por su plenitud, es opaco, por así decirlo, el ser-para-sí, dice Sartre, es traslúcido. Eso se debe a la intencionalidad que caracteriza la conciencia. Cómo vimos en la introducción, la conciencia no puede existir aparte, en sí misma, sino siempre en relación con algo, con un objeto. No hay simplemente conciencia, sino siempre conciencia de. Si la conciencia fuera algo en sí mismo, si tuviera algún grado de opacidad, el fenómeno no podría aparecer tal como es, sino que aparecería teñido o ocultado por esa opacidad de la conciencia. Ésta sería cómo un espejo que tuviera manchas o diferentes coloraciones. En vez de esto, es traslúcida, y por eso no guarda la sencilla identidad consigo misma que guardan cosas como piedras y árboles. No hay nada determinado con que identificarse.
Tenemos, entonces, que el ser consta de dos elementos bastante contrarios en su naturaleza, casi como agua y aceite: la conciencia y el mundo de cosas que le rodea. Sin embargo, lo que intelectualmente Sartre ha planteado como una separación radical es, en la experiencia humana cotidiana, una totalidad continua. Hacemos referencia a las cosas sin problema, las agarramos y las usamos de forma fluida, muy parecido a la existencia del Dasein que en El ser y el tiempo Heidegger describe como ser-en-el-mundo. Para entender la relación entre los dos aspectos del ser, Sartre va a tomar como punto de partida esta totalidad, lo que llama el hombre-en-el-mundo. Así como Heidegger interrogaba la existencia del Dasein para que le diera alguna pista sobre la naturaleza del Ser, Sartre va a interrogar al ser humano, a su forma de portarse en el mundo, con la esperanza de que esto revele la relación entre la conciencia y las cosas. En los primeros párrafos del primer capítulo, cree haber encontrado una conducta que puede dar respuestas. Dice: “Este hombre que soy yo, si lo capto tal cual está en este momento en el mundo, advierto que se mantiene ante el ser en una actitud interrogativa”.
El ser humano habita el mundo con una postura de cuestionamiento, no siempre verbal y explícito, como cuando preguntamos en voz alta si lloverá mañana, sino también de modo implícito en nuestra interacción con las cosas, la expectativa que tenemos de que sucederá lo que esperamos: el coché se arrancará al girar la llave, la planta florecerá al regarla, esta taza de café me quitará el sueño. En nuestra vida cotidiana estamos cuestionando el ser, y esperamos una respuesta, esperamos que el mundo revele su modo de ser. La respuesta, dice Sartre, será “un sí o un no”, o bien revelará algo o no revelará nada. Sartre da el ejemplo de una cita con su amigo Pierre en un café. Sartre llega tarde y no lo encuentra. Imaginemos un momento qué habría pasado si lo hubiera encontrado. En ese caso, el ser habría revelado un algo, una presencia. Ontológicamente, esto no extraña. Si Sartre lo ve y dice “Ah, ahí está Pierre”, lo que posibilita esa afirmación es un ser ontológicamente real – Pierre. Eso nos parece normal.
Lo interesante es cuando la respuesta del mundo sea no. Sartre busca por todos lados, no lo encuentra y dice: “Pierre no está”. Donde antes había una afirmación, ahora hay una negación. ¿Qué es lo que posibilita ese “no está”. En el primer caso una presencia posibilita la afirmación, pero ahora no hay nada ahí, pero eso es el punto de Sartre, precisamente la nada es lo que posibilita el enunciado negativo. ¿Pero cómo es posible eso, cómo puede ser real la nada? ¿No sería la nada simplemente un concepto abstracto que generamos a partir de juicios particulares, como dicen los nominalistas sobre los universales? Ésta es la pregunta que hace Sartre cuando dice: “la negación, como estructura de la proposición judicativa, ¿está en el origen de la nada, o, al contrario, la nada, como estructura de lo real, es el origen y el fundamento de la negación?”. Para Sartre, es este último. Veamos por qué.
Sartre dice que descubre la ausencia de Pierre en el café, pero eso no quiere decir que al revisar el espacio encuentra su ausencia en cierto punto como si fuera un vacío, un agujero negro. Los demás clientes y las mesas y tazas de café sí están ubicados de esta manera, pero la ausencia de Pierre no. Sartre dice que Pierre está ausente de todo el café. Su ausencia, dice, “fija el café en su evanescencia; el café permanece como fondo; se desliza hacia atrás, continúa su nihilización. Sólo se hace fondo para una forma determinada … y esa forma que se desliza constantemente entre mi mirada y los objetos sólidos y reales del café es precisamente un perpetuo desvanecerse, es Pierre que se destaca como nada sobre el fondo de nihilización del café”. Esa palabra “nihilización” la acuñó Sartre. Viene del latín – nihil – que significa “nada” y está claro que se trata de una actividad. En su búsqueda por Pierre, el café queda nihilizado o negado. Como veremos más adelante, es la conciencia, el ser-para-sí, lo que lleva a cabo esta nihilización, es el ser que introduce la nada en el mundo. Pero primero tenemos que dejar claras unas condiciones y características de esta actividad.
Sartre dice que la ausencia de Pierre se percibe de forma concreta. Esto se debe a que Sartre tiene la expectativa de encontrarlo ahí. Es gracias a esa expectativa que el café puede organizarse como un fondo en el que la ausencia se hace patente. Sartre distingue el enunciado “Pierre no está” de otros enunciados que podrían hacerse en este contexto. Dice que podría divertirse diciendo “El Duque de Wellington no está” y “Paul Valéry no está”. Estas negaciones son igual de verdaderas como la de Pierre, sin embargo, la negatividad aquí no es concreta sino abstracta. La relación entre su ausencia y el café no es real sino sólo pensada, dice Sartre. De hecho, podríamos imaginar un escenario en el que el juicio “Pierre no está” fuera resultado no de una percepción concreta basada en la nada que la totalidad del café presenta, sino en una inferencia racional. Por ejemplo, llega Sartre al café y ve que está cerrado, o llega y entra y el dueño se acerca y dice “Oye Jean-Paul, Pierre me habló, quería que te dijera que no puede llegar”. En estos casos podría igual juzgar que “Pierre no está”, pero sería una relación meramente pensada, abstracta.
Aunque la nada se revela de forma concreta en relación con una expectativa, como la que tiene Sartre cuando va al café, Sartre sostiene que la nada es un elemento ontológico real y objetivo. Dice: “el no-ser no viene a las cosas por el juicio de negación: al contrario, el juicio de negación está condicionado y sostenido por el no-ser”. Y para demostrar el alcance de la nada, muestra que no sólo los juicios negativos, sino también los positivos, e incluso toda cognición encierra negatividad. En una discusión de la nada en Hegel, Sartre hace referencia a la famosa afirmación de Spinoza: omnis determinatio est negatio – toda determinación es negación. El uso más sencillo de conceptos para predicar una cosa de otra, por ejemplo, Pierre es un hombre o Pierre está aquí, determina a Pierre como esto y no aquél, es un hombre y no una mujer, está aquí y no allá. Nuestra experiencia del mundo es una experiencia de objetos con determinadas cualidades distinguidos entre sí. Para evitar la noche hegeliana en la que todos los gatos son pardos, toda experiencia y toda cognición tiene que contar ineludiblemente con la negación.
Volvamos al café. Hemos dicho que la ausencia de Pierre revela la nada como algo real y no solamente un juicio subjetivo. Hay que tener en cuenta que ni el ser ni la nada existen como tal, como sustancias monolíticas y omnipresentes. Hay seres que son cosas, el ser-en-sí, y otros que son la conciencia humana, el ser-para-sí. Cuando Sartre habla de la nada hay que recordar que es fenomenólogo, y que la conciencia siempre es conciencia de, una conciencia dirigida hacia un objeto. En el caso del café, ese objeto es la ausencia. La ausencia de Pierre es lo que Sartre técnicamente llama un “négatité”, un negado, una situación negada, lo que al español han traducido como “negatidad”. Cuando habla de la nada en general, está hablando de esto.
Y ahora podemos preguntar ¿de dónde viene la nada? Hemos visto que la nada es algo real, o sea, no es una mera ficción subjetiva. Si es así, entonces ¿qué relación tiene con el ser, que también sabemos que es real? Sartre dice que no lo podemos comprender cómo exterior al ser, como si entre todas las cosas del mundo hubiera huecos o vacíos de negatividad. No, lo que es negado es siempre algún ser, como el café. Dice Sartre que es menester que “la Nada se dé en el meollo mismo del Ser para que podamos captar ese tipo particular de realidades que hemos llamado Negatidades”. Nuevamente, este último no es algo al lado del ser, no es una cosa, sino una actividad, la de nihilizar. La negatidad es el producto de nihilizar un ser. Entonces, la pregunta “¿de dónde viene la nada” se convierte en la pregunta “¿qué puede nihilizar el ser?”.
La nada misma no puede hacerlo porque, al no ser nada, no puede hacer nada. Sólo el ser, dice Sartre, puede nihilizar a sí mismo, por lo que tenemos dos opciones, o lo hace el ser-en-sí o el ser-para sí? El ser-en-sí, las cosas del mundo, son llenos de positividad dice Sartre, son lo que son, completos e idénticos consigo mismo, y se relacionan con las demás cosas en una estricta cadena de causalidad en la que no hay brechas. Dentro de este gran bloque del ser no habría espacio en el que una negatividad podría generarse. No hay posibilidad de relación entre ellos.
Con respecto al ser-para-sí, en cambio, no hay sólo la posibilidad de relación, sino que la propia estructura de la conciencia, siendo traslúcida y no-idéntica consigo misma, encierra la propia naturaleza de la nada. Recuerda que Sartre inició su reflexión notando que el ser-para-sí se relaciona con el mundo mediante una postura de cuestionamiento. A diferencia del ser-en-sí, el ser-para-sí está consciente de una distancia entre sí y los objetos, de ser distintos de las cosas que le rodean. No forma parte de esa cadena causal, sino que en la brecha que se da en su postura de cuestionamiento, surgen dudas y posibilidades, y está consciente de la falta que hace que nunca coincide consigo mismo en una simple identidad. La conciencia es ese ser a través del cual la nada adviene al mundo.
Volvamos nuevamente al café. Claramente, el café es un ser-en-sí, un bloque inerte y positivo en su ser. Llega Sartre y busca a su amigo. ¿Donde está Pierre? Este interés de Sartre, su expectativa de encontrarlo ahí, nihiliza el café. Es decir, ante su mirada, el café se organiza como el trasfondo donde la figura de Pierre puede aparecer. Las mesas, las tazas, y los clientes en su totalidad constituyen un fondo indiferenciado en el que cada uno trata de resaltarse en la atención de Sartre pero vuelve rápidamente a disolverse en el trasfondo. Si Sartre viera a Pierre, todos estos elementos cobrarían de repente su opaca normalidad. Lo que los mantiene en el trasfondo es precisamente la ausencia de Pierre. Dice Sartre: “esa forma que se desliza constantemente entre mi mirada y los objetos sólidos y reales del café es precisamente un perpetuo desvanecerse, es Pierre que se destaca como nada sobre el fondo de nihilización del café”. De esta manera, el no-ser de Pierre, su ausencia, su nada, es introducido al ser del café.
Imaginemos que en vez de Sartre llegara al café un robot equipado de una cámara con tecnología de reconocimiento de caras. Para comparar la imagen de cada cara en el café con la de Pierre que tiene almacenado en su memoria digital, ninguna nihilización del café sería necesaria, de hecho, no sería ni siquiera posible ya que el robot es un ser-en-sí, parte de la cadena causal de objetos ahí en el café, y por tanto incapaz de desligarse de ese orden. Sólo la conciencia humana es capaz de retirarse o distanciarse de la bruta y opaca existencia de las cosas, y así introducir un vacío, una nada, entre sí misma y el mundo de las cosas. El ser-para-sí es el ser a través del cual la nada adviene al mundo. Sartre dice: “El ser por el cual la Nada adviene al mundo es un ser para el cual, en su Ser, está en cuestión la Nada de su Ser: el ser por el cual la Nada adviene al mundo debe ser su propia Nada”. Justo en este punto del argumento, Sartre hace notar que esta nada que la conciencia introduce al mundo a partir de la estructura de su actividad de cuestionamiento, no es otro que su propia libertad, la cual será tema del próximo vídeo.

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16 Comments

  1. Juan · 25/06/2020 Responder

    Barcelona a las 4 de la madrugada escuchándote. Yo soy la nada que te observa

  2. Araceli García Madrid · 25/06/2020 Responder

    Maestro Darín que complejo… le saludo con afecto.

  3. Miguel korenko · 26/06/2020 Responder

    Estimado Darin
    Como siempre muy pedagógico.
    Un gran abrazo
    Saludos
    Miguel korenko

  4. Joan Lluis Rabassó · 28/06/2020 Responder

    Muy interesante. Muchas gracias Darin

  5. Pablo Ziallorenzo · 29/06/2020 Responder

    Siempre exelente Darin

  6. Raúl · 03/07/2020 Responder

    Abrazo, estimado Darin!

  7. SIMON ANDRES IDROBO · 10/07/2020 Responder

    Cordial saludo estimado Darin…quiero compartir este video…donde dos divulgadores filosoficos ponen de manifiesto el concepto el concepto de ¿Que significa Pensar?…y el de ¿Libertad?…en la filosofia de Hannah Arendt….en contraste con la filosofia de J:P.Sartre

  8. Raul · 17/11/2020 Responder

    Para hacerlo mas facil , en el ejemplo de los cigarrillos , conciencia no tetica de si.
    Esta conciencia (de) si no debe ser conciderada como una nueva conciencia , sino
    comoel unico modode existencia posible para una conciencia de algo.
    Luego la diferncia entre en si y para si se hace mas patente siguiendo por este camino
    El ser primero qu encontramos en nuestras investigaciones ontologicas…….

  9. Javier · 04/02/2021 Responder

    Gran vídeo Maestro. Gracias desde España.
    Saludos

  10. Luis Manteiga Pousa · 30/01/2023 Responder

    Del concepto del Ser creo entender algo pero el la Nada me resulta inconcebible, inaprensible. Lo mismo me pasa, aunque parezca contradictorio con conceptos como Infinito, Finito, Eternidad, Finitud. No se explicarme bien. Me parece que son conceptos inasequibles para el ser humano, imposibles de aprehender. Son un misterio.

  11. XLuis MP · 08/07/2023 Responder

    Una vez que estamos en el Ser el concepto de la Nada me parece incomprensible, inaprensible, inconcebible. Por lo menos yo lo siento así.

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