La historia de la sexualidad, pt. 2/3

Seguimos con el despliegue de la sexualidad, revisando detalladamente el proceso confesional a través del cual el sexo se convierte en discurso y el poder que ejerce.

Guión

Una pregunta. ¿Tu perro tiene una identidad sexual? ¿Se identifica como caninosexual o algo así? Pues no. Los perros simplemente tienen sexo. Lo tienen en público, en tríos, con cochinos, patos, tigres, ¡incluso con seres humanos! ¿Tú tendrías sexo en la calle como los perros? ¿No? ¿Por qué? ¿Porque es ilegal? No creo. Bloquear una entrada con tu coche es ilegal pero muchos lo hacen sin pensarlo dos veces. Aun cuando todas las policías estuvieran de vacaciones, no tendrías sexo en la calle porque lo que te frena no es la ley sino la mirada y el juicio del otro.
Ésa es la diferencia que vimos entre el sodomita y el homosexual en el vídeo anterior. La actividad del sodomita es regida por una ley externa, entonces simplemente toma precauciones. El homosexual, en cambio, es regido por una idea interna. La emoción que guía su conducta no es miedo a un castigo sino pena al no conformarse al ideal o norma que ha adoptado. Como había comentado, el poder de esta forma de controlar el sexo, un modo que Foucault llama el ‘despliegue de la sexualidad’, reside en que la norma no se percibe como algo impuesto sino como una manifestación de la propia naturaleza de uno. Una de las tesis generales de Foucault es que el poder en la modernidad se ejerce de esta forma, los sujetos vigilando a sí mismos.
Uno de los tesoros de mi biblioteca es una edición de El amante de Lady Chatterly de D. H. Lawrence que en la primera página dice “Es prohibida la venta de este libro en el Imperio Británico”. ¿Por qué era prohibida? Porque hablaba explícitamente de una relación entre un hombre de clase baja y una mujer de la nobleza y la describía con palabras nada aptas para oídos gentiles. Estamos hablando aquí de 1925. Ahora, compara eso con Los cuentos de Canterbury de finales del siglo XIV. Ahí se habla del sexo de forma muy chistosa, colorida, como parte normal de la batalla entre los sexos y la vida social en general. Foucault no menciona estos libros pero podemos usarlos para ver cómo se dio la transición de una actitud muy abierta y franca a una donde la sexualidad queda muy circunscrita, delimitada de hecho a la recamara matrimonial. Lo que hace el despliegue de la sexualidad es que divide tajantemente lo normal de lo anormal. Si lo normal reside en la recamara matrimonial, ¿dónde está lo anormal? Pues, en los burdeles y manicomios. Volviendo a esa llamativa frase de Foucault – “El sodomita era un relapso, el homosexual es ahora una especie.” Lo que quiere decir es que el homosexual no es una persona sino un tipo, una clasificación, igual que “la prostituta” o “el loco”. Ya estamos muy lejos de los cuentos de Canterbury. Dice Foucault que ese despliegue de la sexualidad efectuó algo de gran momento, que “subrepticiamente transfirió los placeres no hablados al orden de las cosas que se contabilizan”.
¿Qué dice aquí? Pues, por un lado el placer es algo que simplemente se experimenta. El punto es sentirlo y disfrutarlo. En este sentido es mudo, no hablado, siendo una experiencia que compartimos con los animales. Pero, a diferencia de ellos, nosotros podemos fijarnos en la experiencia, analizarla, medirla, en una palabra – contabilizarla. Esta contabilidad es lo que explica el paso del sodomita al homosexual. A través de prácticas como la confesión religiosa, el análisis médico, y la interrogación psicoterapéutica, algo interior y vago se exterioriza y se define.
Podemos ver un ejemplo actual de eso en el así llamado “trastorno de déficit de atención”. Esto se refiere a personas, principalmente niños de primaria y secundaria, a que les dificulta concentrarse y poner atención. ¿Te acuerdas de la comparación que hice entre la sexualidad y la vialidad en el último vídeo? Dije que hay muchas formas de manejar un coche en la calle. De igual modo, hay toda un gama de formas en que los niños pueden portarse en la escuela. En la vialidad, queremos eficiencia en el transporte, y por tanto se imponen leyes. En la escuela lo que se quiere es, a fin de cuentas, que los niños aprendan lo que sea necesario para funcionar bien en la sociedad. Se trata de un proceso de conformación o normalización. Por cierto, ¡no es por nada que las escuelas en Francia y en América Latina se llaman escuelas normales!
Bueno, estamos hablando de ese trastorno que comenté. ¿Por qué se llama trastorno? Pues, cuando tornamos algo, como un tornillo, la rosca tiene que ir en un sólo sentido para que logre meterse en la madera o lo que sea. En el salón de clases eso es lo que se busca, que la rosca de todos vaya en la misma dirección. Aquí vemos un salón que parece bastante ordenado, pero siempre hay un travieso, como un Bart Simpson que trastorna las cosas. Su rosca va en el sentido contrario. ¿Cómo corregir el problema? Se podría imponer leyes cuya infracción tiene consecuencias. En esta situación Bart es simplemente malo. Es como el sodomita en nuestro ejemplo anterior. Pero hay otra forma de control mucho más sutil que consiste en convertirlo en un tipo, en una especie. Esto es lo que ha sucedido con ese trastorno de déficit de atención. Hay que tener claro que para Foucault esta categoría de personas no es natural sino socialmente producida. Ciertas personas, por no conformarse al régimen requerido, son medicalizados, convertidos en patologías y así tachados de anormales. Es en este sentido que la simple experiencia de un travieso es transferida al orden de las cosas que se contabilizan. Les damos medicamentos para tratar el problema pero el verdadero efecto del ejercicio de este poder reside en la identidad que produce y que los niños adoptan. La conciencia de su penosa “condición” influye mucho más ampliamente en su comportamiento.
Bueno, volviendo al tema del libro, hasta ahora hemos discutido a fondo el despliegue de la sexualidad y el tipo de poder que ejerce. Es lo que opone a la hipótesis represiva con la que empezamos el primer vídeo. Como debe ser muy claro a estas alturas, lejos de una represión del sexo, hubo una explosión discursiva sobre él. Lo que quiero ver ahora es cómo Foucault explica concretamente este proceso de convertir el sexo, ese placer no hablado, en discurso, en el orden de cosas que se contabilizan. En pocas palabras, cómo el discurso produjo la sexualidad.
Foucault introduce una metáfora literaria para describir el interés fundamental que guía su investigación en estos libros. Dice que lo que quiere hacer es “transcribir como historia la fábula de Las joyas indiscretas”. Éste es un libro de Diderot en el que un sultán tiene un anillo que puede hacer que hablen los órganos sexuales de las mujeres. Eso nos hace reír, pero simboliza para Foucault la historia de la sexualidad en Occidente, una historia en la que una voluntad de saber nos hace hablar la verdad sobre nuestros deseos y da a luz por tanto a la sexualidad. Es por eso que Foucault subtituló este primer libro “la voluntad de saber”. Nuestra pregunta, entonces, es, en nuestra realidad social, ¿qué es el equivalente de ese anillo del sultán? ¿Qué nos hace hablar la verdad sobre nuestros deseos?
Para Foucault, el despliegue de la sexualidad se lleva a cabo principalmente con diferentes formas de confesión. En Occidente, las diferentes formas en que hablamos la verdad de nosotros mismos se rastrean a la práctica confesional de la Iglesia. Pero se originó no para los feligreses sino para los monjes. Al convertirse en monje, uno no se convertía automáticamente en un santo perfecto. Aun luchaba con deseos pecaminosos. ¿Cómo controlarlos? Como en el caso de Bart Simpson, un castigo como la auto-flagelación podría servir, pero los abades se dieron cuenta de que los malos deseos podrían dominarse al exteriorizarlos en el habla, una especie de exorcismo lingüístico. ¿Suena familiar? Al sacarlos de la tenebrosa región del alma y ponerlos sobre la mesa, se vuelven claros y manejables.
Pero la confesión se trata no sólo de pecados ya cometidos sino de controlar los que cometerás en el futuro. Es que las detalladas preguntas del confesor, ¿cuándo, cómo, cuántas veces, dónde estabas, qué sentías, en qué pensabas? – todo eso llega al nivel del deseo mismo y lo moldea. De lo efímero de nuestros placeres y sensaciones, la práctica de la confesión va tejiendo una estructura psíquica que canaliza el deseo, y por tanto la conducta a futuro, en términos de las normas implícitas en las preguntas.
De las celdas de los monjes, pasó a constituir un medio para el control social en general. La relación confesor-penitente se manifiesta en las relaciones psiquiatra-paciente, maestro-alumno, padre-hijo, médico-enfermo, juez-criminal. En estos casos, no se trata de confesar pecados sino de contabilizar estados físicos y mentales, hacer detallados exámenes, desarrollar historiales autobiográficos, documentar pacientemente la conducta de uno y su contexto. Todos estos datos legan a formar un sistema que, por la autoridad del médico o terapeuta, pretende ser científicamente objetiva. De la misma manera en que el botánico encuentra un hongo en la selva, el terapeuta encuentra en su práctica a un histérico o la autoridad judicial a un delincuente. Las historias que investiga Foucault a lo largo de su obra, sea sobre la locura, el castigo y la vigilancia, o sobre la sexualidad, tienen en común esta producción discursiva de identidades: el loco, el neurótico, el homosexual. El hongo no se produce de esta forma, pero el homosexual sí porque la misma dinámica de esta interrogación entre autoridad y paciente, la observación, el examen, y la confesión, requiere de la noción de “la sexualidad” como sustrato causal para dar cuenta de todos los datos que surgen. Parece que el terapeuta o la autoridad que sea, al hacer todas estas preguntas y exámenes, procede de forma científica y que gracias a ello llega a descubrir algo, pero para Foucault no es algo descubierto sino producido por el propio discurso que maneja. El resultado es la producción de un sujeto con una identidad que, siendo aparentemente natural, sirve para moldear y controlar su conducta.
El sexo siempre ha sido controlado por códigos y tabúes, pero dado el éxito del moderno despliegue de la sexualidad ha llegado a someterse a cuestiones de verdad y falsedad, las categorías tradicionales de la ciencia. Esta scientia sexualis como le llama Foucault se distingue del ars erótica característico de las tradiciones orientales. Nosotros investigamos el sexo, pero en el famoso texto hindú de la Kama Sutra, por ejemplo, el sexo es tratado como una fuente de placer. Habla de cómo aumentarlo, no solamente en la cama sino en el seno de la vida familiar y social también. Es un tratamiento artístico que toma el sexo como un bocadillo entre muchos en el banquete de la vida. Fíjate que esta metáfora de la comida me ha hecho pensar que nosotros tratamos tanto el sexo como la comida como objetos de estudio. No podemos simplemente disfrutar un plato sino que tenemos que saber cuántas calorías tiene o si nos va a subir el colesterol. Mejor no comerlo porque soy un gordo. En fin.
Ahora, en el último vídeo hablé de la revolución sexual en los años 60 con los hippies y todo eso. Luego, en los años 70 empezó el movimiento de la liberación gay. Este libro de Foucault, publicado más o menos en esas fechas, podría verse como un apoyo teórico a movimientos generalmente liberacionistas. Se podría pensar que lo que nos ofrece aquí es una especie de desenmascaramiento, que nos ha dicho cómo diferentes discursos y prácticas sociales han manipulado y distorsionado nuestra sexualidad y que ahora, sabiendo la verdad, podemos liberarnos. Es importante entender que esto no es su intención. Uno de los aspectos más valiosos del pensamiento de Foucault es cómo piensa la relación entre la verdad (o el conocimiento) y el poder. No son mutuamente exclusivos, de modo que la verdad nos puede liberar del poder, sino que se implican el uno al otro. Reducir la verdad a una función del poder es, para muchos, uno de los excesos del pensamiento posmoderno. En el próximo y último vídeo en esta serie, veremos de cerca esta relación entre el conocimiento y el poder, sus consecuencias filosóficas, y en base a ella lo que Foucault propone como alternativo a los discursos liberacionistas.

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19 Comments

  1. José de Jesús Torres Simoni. · 02/01/2014 Responder

    Te agradezco me inscribas. Tuve contacto contigo por mi hija Claudia Abril Torres Palacio.
    Feliz año.

    • Darin · 02/01/2014 Responder

      Hola José. Gracias por la felicitación, igualmente! Puedes inscribirte a la Fonda yendo hasta abajo en la página, ahí pones tu email y te llega un aviso cuando haya un nuevo vídeo. Un abrazo!

  2. José de Jesús Torres Simoni · 03/01/2014 Responder

    Deseo recibir su información. ¿Hay algo en especial que debo de hacer para obtener esta información? Gracias.

  3. José de Jesús Torres Simoni · 03/01/2014 Responder

    Deseo recibir su información. ¿Hay algo en especial que debo de hacer para obtener esta información? Gracias.
    Me es imposible conectarme con la Fonda, la computadora me rechaza.

    • Darin · 03/01/2014 Responder

      Hola José. Que extraño que tu compu lo rechace. Si no funciona aquí podrías suscribirte en YouTube o en iTunes. Espero nos veamos pronto en la Fonda – un abrazo!

  4. José de Jesús Torres Simoni · 03/01/2014 Responder

    Sí me interesa mucho recibir sus vídeos.
    De ante mano les doy las gracias.

  5. José de Jesús Torres Simoni · 03/01/2014 Responder

    Los vídeos que ustedes hacen, tienen muy buena calidad. Les agradezco me incluyan en la lista de las personas a quienes ustedes les envían esta información

  6. ruben dario saquetti · 13/01/2014 Responder

    Estoy muy satisfecho e interesado con vuestros vídeos, son de excelente calidad y es bueno poder suscribirse, ya que el otro día quise reenviar el vídeo de Noam Chomsky(La propaganda…) y Facebook no me lo ha permitido, aduciendo que habían recibido críticas negativas del mismo. Les agradecería que me enviasen las informaciones mencionadas.

    • Darin · 13/01/2014 Responder

      Gracias Ruben! Me extraña eso de críticas negativas al vídeo sobre Chomsky. Veo que se ha compartido 3 veces y yo intenté hacerlo y me lo permitió. No sé qué pasó en tu caso. Siempre lo puedes compartir dando el link del vídeo aquí en mi sitio o de mi canal de YouTube. Gracias nuevamente y un abrazo!

  7. Daniel · 07/05/2014 Responder

    · Cómo me reí con el “suena familiar?” y la carilla de Freud jajajajajaja

    · Quiero apuntar, por cierto, y por si no ha quedado del todo claro con este excelente video, que es muy importante notar que lo que se produce no es únicamente una especie sino que se produce la materialidad misma del homosexual (o sea, que hay una producción ontológica de homosexuales) al “clasificar” individuos epistemológicamente de esa manera, pues estos individuos tienen (a diferencia del hongo que mencionas en el video) la capacidad interactiva de reaccionar ante ese discurso y, en efecto, muchas veces introyectarlo.

    • Darin · 08/05/2014 Responder

      Hola Daniel, gracias por tu comentario. ¿Qué quieres decir por la materialidad misma del homosexual?

  8. Danya AP · 28/05/2015 Responder

    Hola Darin! muchas gracias por el esfuerzo que tu y tu equipo realizan. Me encuentro leyendo “La historia de la Sexualidad” y tus videos han sido excelentes entradas mientras voy conociendo el plato fuerte. En este 2do video mencionas la fabula de “Las joyas indiscretas” y estoy muy interesada en leerla, la he buscado en la web sin exito. Les estaré muy agradecida si me pudieran proporcional algun link de acceso gratuito donde pueda leer esta obra.

    Saludos y felicidades de nuevo!

    D

    • Darin · 28/05/2015 Responder

      Hola Danya. Ojalá tuviera un equipo que me ayudara – hago todo yo solo, por eso tardo a veces en salir vídeos nuevos. No sé dónde puedes bajar una copia de Las joyas discretas, perdón!

  9. Allison · 05/03/2017 Responder

    ¡Hola Darin! Espero que estés bien.
    Se me pidió que hiciera un ensayo a partir de sus tres videos sobre la Historia de la Sexualidad, hoy debo hacer la entrega de ese trabajo a las 11 pm y me gustaría que me ayudara a terminarlo, ¿es tan amable de darme contribuciones exclusivas de Su material de análisis? Puesto que he hablado de casi todos los puntos más importantes, pero necesito hablar de lo que es ilegal y lícito, anormal y normal según Foucault. Espero que me ayude con las contribuciones que puede darme, lo necesito, sería genial y lo agradecería mucho. Estaré atenta.

    • Darin · 06/03/2017 Responder

      Hola Allison. Acabo de ver tu comentario y veo que ya pasó la hora límite. En todo caso no tengo otros materiales que los que subí (los vídeos y los guiónes). De momento no tengo nada sobre FOucault y lo ilegal y lícito, anormal y normal. Espero logres terminar tu trabajo.

  10. Orlando Ramón Alarcón · 10/07/2017 Responder

    Me interesa tener los vídeos de la Fonda Filosófica

  11. Lorena · 12/05/2018 Responder

    Buenos días Profesor Darin,

    Soy Lorena, una estudiante de Máster en Derechos Humanos y Democracia en la región del Medio Oriente y el Norte de África. Me encuentro ahora en Jordania realizando mi tesis (que debo entregar en un mes), por la cual estoy sirviéndome de algunas ideas filosóficas, sobre todo las de Foucault, pero también las de otros pensadores. He estado pues escuchando algunos de sus videos, que me han sido de mucha ayuda para la comprensión de algunas ideas.

    Me gustaría que me pudiera aclarar un par de asuntos en relación con la historia de la sexualidad: En primer lugar, en sus guiones aparece lo siguiente: “la verdad está implícita en el mismo poder que se ejerce”. Más tarde comentas que Foucault habla de un “archipiélago carcelario”, donde a través de la penetración de sistemas de vigilancia y tecnologías de control en la sociedad (y cómo ese mecanismo) produce sujetos. ¿Es así como Foucault considera que la identidad misma forma parte del aparato de control?

    Sin embargo, más tarde hace usted referencia a lo siguiente: “la verdad nos puede liberar del poder…Reducir la verdad a una función del poder es uno de los excesos del pensamiento postmoderno”. La idea de Foucault de resistirse para con su propia definición (porque cree que la identidad misma es parte del aparato de control), sería pues una versión postmoderna de la verdad, ¿no? ¿Se contradice ahí Foucault o este último comentario se trata de un añadido personal suyo?

    Me gustaría también poder comentar algunos aspectos de mi tesis con usted (si quiere y está disponible) pues creo que me ayudaría a desarrollarlos. ¿Es posible que pueda usted proporcionarme su correo electrónico privado?

    Muchas gracias por adelantado.

    Saludos,

    Lorena

    • Darin · 12/05/2018 Responder

      Hola Lorena. Que bien que te hayan servido mis vídeos. Con respecto a tu primera pregunta, sí, la identidad forma parte del aparato de control porque establece una norma que uno implícitamente acepta y a la que trata de alinearse. El control se lleva a cabo de forma mucho más eficiente cuando uno es cómplice en su propio control. Con respecto a la segunda, el poder y la verdad no son mutuamente exclusivos, el uno implica al otro. Está entonces la pregunta acerca del valor de verdad de su propia teoría. ¿Qué relaciones de poder implica? No creo que haya una contradicción, sino sólo una inevitable tensión de fuerzas que no se puede superar sino sólo tratar de hacer más móvil y menos hegemónica. Lamento no poder asesorarte en cuanto a tu tesis, pero te deseo mucha suerte. Saludos desde México 🙂

  12. Luis Martínez Blanco · 24/04/2020 Responder

    Quisiera estar informado de las novedades de videos de la web. Gracias.

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