Las palabras y las cosas, pt. 1/3

¿Has oído hablar de “discurso” y “episteme”? ¿Qué es lo que determina cómo pensamos y experimentamos el mundo? Encontramos una fascinante respuesta en este importante libro de Michel Foucault.

Guión

En el prefacio de su libro, Foucault, como de costumbre, sintetiza el tema de su interés en una maravillosa imagen tomada de un cuento de Borges.  Cuenta Borges que en cierta enciclopedia china hay una clasificación de animales que los divide en:

 

pertenecientes al Emperador

embalsamados

amaestrados

lechones

sirenas

fabulosos

perros sueltos

incluidos en esta clasificación

que se agitan como locos

innumerables

dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello

etcétera

que acaban de romper el jarrón

que de lejos parecen moscas

 

Dice Foucault que esta gloriosa taxonomía le hizo reír a carcajadas, no por lo chistoso de las clases de animales ahí enumeradas sino por su extrañeza, por el “exótico encanto de otro sistema de pensamiento.”  La experiencia de leerlo hizo añicos a todos los puntos de referencia, al sistema de clasificación, de su propio pensamiento.

¿Por qué pienso como pienso; por qué empleo estas categorías y no otras; qué es, a fin de cuentas, lo que determina mi forma de entender el mundo.  ¿Será el mundo mismo – nada más cuestión de abrir los ojos y pasivamente seguir las pautas de la percepción?  No, un empirismo ingenuo no es la respuesta.  Si no es por el lado del objeto, quizá el sujeto.  Eso ha sido el trayecto de la filosofía moderna, empezando con Descartes, pasando por Kant y Hegel y terminando con los fenomenólogos del siglo XX, como Husserl, Sartre y Merleau-Ponty.  La fenomenología buscaba ese principio que determina nuestra forma de ver el mundo en las estructuras formales del sujeto y la intencionalidad.  Por razones que no voy a discutir aquí, se encontraba a mediados del siglo con problemas de historia y temporalidad que no tenía resolución satisfactoria.  En vez de irse en esa línea, Foucault se sumó al en aquel entonces novedosa corriente de estructuralismo.

Como en la más amplia tendencia del así llamado “giro lingüístico”, el énfasis pasó de la mente del sujeto al habla.  No el habla como lo que estoy diciendo ahora sino el lenguaje como sistema o estructura.  Esto de hecho lo planteó Ferdinand de Saussure muchas décadas atrás en su trabajo sobre lingüística.  Tomemos el ejemplo de “gato” y “pato” aquí.  El significado de estas palabras no proviene de una relación entre los conceptos y cosas en el mundo sino del lenguaje como sistema y la estructura de diferencias que lo compone.  Hay una ligera diferencia fonética entre gato y pato que permite que signifiquen cosas distintas.  Lo que hace que las palabras que digo ahora sean significativas para ti no es ninguna intención que las imprima yo sino la manera en que cada palabra se distingue de las demás en la compleja red que es el lenguaje.  El sentido de nuestro habla (que cada quien enuncia) está determinado por la estructura del lenguaje en su totalidad (cosa que rebasa al control y dominio de los individuos).

Recuerda que lo que le interesa a Foucault en este libro es aquello que determina cómo vemos y experimentamos la realidad.  No estriba en la actividad de un sujeto sino en la naturaleza y dinámica de un sistema, una estructura como el lenguaje.  Claude Levi-Strauss fue el primero en retomar las ideas de Saussure, haciendo un análisis estructuralista de los ritos tribales, y Jacques Lacan, el famoso psicoanalista francés, hizo lo mismo con la psique y sus pulsiones inconscientes.  El objeto de estudio de Foucault es más amplio: las ciencias humanas en general, específicamente aquellas que tratan del lenguaje, la vida y el trabajo.  Hoy en día, llamamos esos campos lingüística, biología y economía, estudios que nos son familiares.  Si te pones a leer un libro de lingüística, te puede costar entender cabalmente todo lo que dice, pero tendrá sentido el planteamiento.  La forma en que el autor ordena la relación entre las palabras que escribe y las cosas a que se refieren nos resultará clara y evidente.  Ahora, el objeto de su análisis no es realmente la disciplina en particular, como lingüística, sino el discurso que lo posibilita, el andamio conceptual, por así decirlo, que vincula palabras con cosas.

Vamos a hablar más de esta noción de discurso, pero de momento quiero señalar que lo realmente interesante de este libro es la excavación histórica que Foucault hace.  Esos temas del lenguaje, la vida, y el trabajo Foucault los va a analizar en tres épocas distintas, la renacentista, la clásica y la moderna.  Tradicionalmente, los historiadores tienen una mentalidad que podríamos llamar “vertical”.  Es decir, identifican varios siglos atrás una discusión en ciernes sobre algún tema, como el lenguaje, y muestran, con el paso del tiempo, cómo se va puliendo hasta llegar a la ciencia más nítida que tenemos hoy en día.  Foucault, en este libro, no juega a lo vertical sino a lo horizontal.  De hecho, la excavación histórica que hace la llama una arqueología.  Un arqueólogo, ¿qué hace?  Pues va excavando en el suelo, descubriendo diferentes estratos.  Los estratos son horizontales y los objetos que se encuentran ahí nos dan, en su conjunto, una idea de las ideas y valores de la cultura que los depositó.  En la zona centro de la Ciudad de México han encontrado muchos tesoros de la cultura prehispánica, entre los cuales el famoso calendario azteca.  A unos estratos superiores va caminando un chico con un iPhone en la mano checando su cita para mañana.  Ahora, la mentalidad vertical compararía el calendario azteca con el iPhone.  Pero qué ridículo ¿no?  El calendario del iPhone no constituye una comprensión más verdadera del tiempo sino simplemente una organización distinta.  Lo interesante, más bien, es ver cómo los rasgos de los diversos objetos en el estrato prehispánico hablan de una sola cosmovisión.  Esa es la mentalidad horizontal.

Esto es precisamente lo que hace Foucault con las diferentes ciencias humanas en sus respectivas épocas.  Es sólo que las ciencias de una época dada, la lingüística, la biología, y la economía de la época moderna, por ejemplo, reflejan no una cosmovisión sino lo que Foucault llama un episteme.  El episteme es la estructura por excelencia para Foucault; es el andamio conceptual no de una sola ciencia, como lo es el discurso, sino de toda una época.  Una de las consecuencias más impactantes de este estudio de Foucault es que rompe con nuestras ideas de progreso y continuidad en nuestra investigación de la naturaleza humana.  Entre diferentes epistemes, como los moderno, clásico, y renacentista, no hay nada que comparar.  Están epistémicamente aislados entre sí y es precisamente esa brecha epistémica lo que le sacó carcajadas a Foucault cuando leyó sobre la enciclopedia china en ese cuento de Borges.

Bueno, pues empecemos nuestro análisis en el Renacimiento.  El episteme que lo rige es la semejanza.  Esto quiere decir que el discurso, la relación entre las palabras y las cosas, tiene sentido cuando la palabra se parezca de alguna forma a la cosa que significa.  Qué extraño suena eso ¿no?  Para nosotros, el lenguaje es cómo decía Saussure – es un sistema de diferencias arbitrarias, el ejemplo más extremo del cual es el sistema binario de 1 y 0 de las computadoras de hoy en día.  Pero en el Renacimiento no.  Hubo cuatro formas principales en las que las cosas podrían parecerse: conveniencia, emulación, analogía, y simpatía.

 

1. Conveniencia – describe la yuxtaposición de todo con todo lo demás en una gran cadena del ser, como vemos en esta antigua ilustración.  Así, lo más bajo comparte al menos una pizca de lo más elevado por esta red de conexiones.

2. Emulación – describe la manera en que cosas separadas en el espacio pueden reflejar la una a la otra, por ejemplo, el intelecto humano y el de Dios.

3.  Analogía – se refiere a una semejanza en la estructura de dos cosas – por ejemplo, los ríos de la tierra y las venas del cuerpo.

4.  Simpatía – esto describe en general la atracción que guardan las cosas entre si, por ejemplo, el fuego hacia el cielo, las piedras hacia la tierra.  En general, engloba las primeras tres formas de semejanza.

 

Un buen ejemplo de la operación de estas formas es el comentario que hizo el astrónomo Francesco Sizi cuando Galileo afirmó que había visto satélites girando alrededor de Júpiter.  Dijo:  “Hay siete ventanas en la cabeza, dos orificios nasales, dos orejas, dos ojos y una boca; así en los cielos hay dos estrellas favorables, dos que no son propicias, dos luminarias, y Mercurio, el único que no se decide y permanece indiferente. De lo cual, así como de muchos otros fenómenos de la naturaleza similares –los siete metales, etc.–, que sería tedioso enumerar, inferimos que el número de los planetas es necesariamente siete… Además, los satélites son invisibles a simple vista, y por tanto no pueden tener influencia sobre la Tierra, y por tanto serían inútiles, y por tanto no existen.”

Hoy en día decimos, “Si no lo veo, no lo creo.”  Pues Galileo vio los satélites e invitó a que otros echaran un vistazo por el telescopio.  Pero no, el episteme no lo permitía.  Si realmente existiera lo que Galileo vio, rompería con todo el esquema que mantenía unido y coherente el mundo y el conocimiento que se tenía de él.

Su análisis del episteme renacentista se encuentra en una sección intitulada “La prosa del mundo”.  Esta frase nos hace pensar en la idea de que el mundo sea un gran libro que uno puede leer.  Se podría decir que nosotros hoy en día “leemos” el mundo, pero lo que sacamos de la lectura es simplemente información, datos que procesamos en fórmulas.  Pero lo que leían los renacentistas era prosa.  Al igual que un escritor diseña su novela para que lo diferentes elementos se vinculen entre sí para producir una narrativa, el mundo mismo es como una novela de Dios.  La diferencia es que la prosa del mundo, a diferencia de la novela, nunca termina de leerse.  Una cosa siempre conduce por semejanza a otra ad infinitum.

Ahora, la prosa que constituye este mundo no es sólo plantas, rocas, y animales, es decir, cosas físicas y naturales, sino también el lenguaje.  Todos sabemos como era el lenguaje en el Jardín de Edén.  Al dar nombres a los animales, Adán hablaba un lenguaje divino, transparente.  Sus palabras eran una perfecta manifestación de las cosas que significaban.  Pero luego viene la historia de la Torre de Babel.  El lenguaje divino se fragmenta en muchos distintos.  El lenguaje sigue significando por semejanza, pero de forma imperfecta.  Al perderse su simple trasparencia, el lenguaje se vuelve en una cuestión de infinita interpretación.  Veo ese acontecimiento de Babel como el romper un vidrio muy grande.  Cae en miles de fragmentos y el hablar ahora es como el infinito proceso de volver a constituir el vidrio entero.  La consiguiente infinita interpretación del mundo es como el intento de lograr nuevamente la transparencia del lenguaje original.  Es por eso que encontramos una proliferación de comentarios.  Éste es un ejemplo del Talmud.  El texto principal está en el centro y luego, como en un espiral vienen comentarios, luego comentarios sobre esos comentarios, ad infinitum.  Esto refleja muy bien esta íntima relación entre lenguaje y mundo en el Renacimiento.  No es que haya un texto original, sagrado, y luego comentarios que lo representan, sino que la propia proliferación de comentarios constituye parte integral del mismo texto que va creciendo y creciendo.  En el episteme renacentista, no hay una distinción entre mundo y palabras que lo representan, sino que las palabras mismas son parte de lo que describen.  Las palabras y las cosas aquí forman un solo tejido en el que cada parte refleja o implica la totalidad.

En el siguiente vídeo pasaremos al episteme clásico y el fascinante análisis que hace Foucault de Las meninas de Velásquez como modelo de este episteme.

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42 Comments

  1. Fabián · 07/07/2013 Responder

    Sencillamente es para mí grandiosa tu labor ,gracias también a Foulcault ,gracias por iluminar!!!

  2. Patricia Morales · 07/07/2013 Responder

    ¡ Hola, Darin !
    Excelente síntesis del prefacio del libro. Espero tu presentación sobre el capítulo uno, ojála pueda incorporarla como apoyo didáctico para una de las clases que imparto.
    Te felicito por el proyecto ! 🙂

    • Darin · 07/07/2013 Responder

      Gracias Patricia! Voy a tratar todo el libro, ahí poco a poco. Sería un halago que usaras los vídeos en tu clase, tendría ganas de saber cómo los incorporas y qué piensan los alumnos, cómo los usan. Un abrazo!

  3. @bserapio · 23/08/2013 Responder

    Tus videos me han servido muchisimo, que bueno que nos iluminas con este gran proyecto de la fonda. Un saludo y por favor, continua con este excelente trabajo!

    • Darin · 23/08/2013 Responder

      Gracias Serapio! Ahí le sigo hasta agotar el conocimiento (pero aprendo algo nuevo todos los días así que veo difícil que se acabe, jaja)

  4. @truemateozamora · 28/08/2013 Responder

    O.57 Confundes los 2 ultimos versos del texto, lo que distrae el entendimiento sobre los demas conceptos.

  5. Alfredo Barrios · 03/03/2014 Responder

    Hola Darin.

    ¡Muchas gracias! este es el primer gran esfuerzo que ver acá en México, he estado siguiendo desde hace varios meses a José Pablo Feinmann con “Filosofía por televisión” (a los argentinos les encanta la polémica sobre el pensamiento como a los franceses también), acá en México estamos claros que al sistema no le conviene que voces como la tuya y otros se levante y por eso mismo todos (perdón por hablar por todos) reconocemos mucho este gran esfuerzo de explicar a los grandes pensadores ¡felicidades por tu sitio!

    • Darin · 03/03/2014 Responder

      Muchas gracias Alfredo! Sí, ese Argentino es muy divertido en ese sentido, ojalá tuviera el equipo que tiene para apoyarme en la producción de mis vídeos. Los hago solito, pero al menos sale el tema en el ciberespacio. Estoy tratando de motivar a mis colegas a hacer vídeos sobre sus campos y especialidades. Entre más voces mejor. Gracias nuevamente y un abrazo!

      • Juan Romero Tenorio · 30/12/2015 Responder

        No soy filosofo pero me interesan los temas que expones. Gracias por la claridad y síntesis con las que expones tus temas. Me ayudan mucho. Un reconocimiento a tu trabajo en la promoción de la filosofía.

      • Cristina · 21/06/2020 Responder

        Buenas noches me encantó la explicación como podría contestar está pregunta?
        1)-Cómo relacionaría el texto citado con el planteo del prefacio de Las palabras y las cosas?

  6. Leonardo Uribe · 01/11/2014 Responder

    Hola Darin,

    No te imaginas cuanto te agradezco el trabajo que haces con tu proyecto de La Fonda Filosófica. Para mi es un hallazgo grandioso! Que ganas que me dan ahora de comenzar a leer a Nietzsche, a Foucault, a Pierce y a muchos otros!
    Quise bajar el audio de este video (Las palabras y las cosas, pt. 1/3), pero encuentro un problema técnico:
    Error (404): We can’t find the page you’re looking for. Check out our Help Center and forums for help, or head back to home. Cuando puedas, por favor, revísalo.

    Muchas gracias por el esfuerzo que haces y por compartir un proyecto tan interesante.
    Abrazos!

    • Darin · 01/11/2014 Responder

      Muchas gracias por tus palabras Leonardo, el lunes con el técnico veré qué onda con este problema, gracias por avisarme de ello!

  7. luis esquer · 06/01/2015 Responder

    Hola Darin, solo para reportarte que:
    el audio de la Las palabras y las cosas, pt. 1/3
    HAY UN ERROR, YA QUE NO SE PUEDE BAJAR EL AUDIO, TODOS LOS DEMAS NO HAY PROBLEM
    SOLAMENTE ESTE, MARCA ERROR AL INTENTAR BAJAR
    gracias por tu esfuerzo, voy a regalar los audios a mis conocidos que tienen interes por la filosofia (es decir; la comprension de la existencia humana)

    • Darin · 07/01/2015 Responder

      Gracias por el aviso Luis. Ya volví a ligar el audio y al menos desde aquí funciona. Un fuerte abrazo!

  8. Fernando González Aguilar · 24/09/2015 Responder

    Una compañera me recomendo este sitio y he encontrado muchas cosas interesantes. Soy unmaestro jubilado y espero poder dedicar mi tiempo libre, que ahora ya es mas, a investigar en detalle algunos temas filosóficos que siempre me han interesado.
    Muchas gracias por compartir su trabajo y los productos de su esfuerzo.

  9. Eduardo Coli · 11/03/2016 Responder

    Apuntes;
    Sobre la violencia sagrada del verbo.
    La palabra actúa como una especie de catarsis, fuerte catalizador, cicatrizante, que entre otras cosas, obstaculiza he impide, la reunión de todas aquellas cosas, cortadas rotas fragmentadas por su filo y violencia.
    Impiden que estas cosas cortadas se vuelvan a unir religar reunir en el entramado del mundo.

    Tal vez estas cosas cortadas y fragmentadas por su filo y violencia, pueden seguir respirando latiendo etc., pero jamás se pueden volver a integrar, unir religar, en la urdirme del cosmos.

    Cuando uno dice, o siente decir, es un alemán, es un judío, es un uruguayo, un español, un esclavo, un italiano, un extraño, un enemigo, etc., uno ya está frito, uno ha sido alcanzado, cortado, fragmentado, por su violencia.
    Por el filo y el corte, de su implacable nomenclatura, alcanzando por el filo de la palabra.

    Uno ha sido divido y fragmentado por la acción de la palabra y la mente, de la realidad, de la contingencia de la totalidad unitaria que nos constituye.

    Y esta cicatriz tremenda, traumática, es tan grande y penetrante, que uno alcanzado por su acción, jamás podrá salirse de sus bordes y límites.

    Tal vez los locos y algún que otro trasnochado poeta embriagado por la vida, o borracho en su borrachera, puedan violentar y violar sus duras fronteras, sus duras y crueles definiciones, como divisiones reales, creadas y establecidas por la violencia sagrada, y divina del verbo.

  10. Aníbal · 02/06/2016 Responder

    ¡¡Maestro!! Tengo problemas para descargar el audio de este vídeo. ¿Es problema mío o lo puedes solucionar tú?

    Siempre agradecido. Aníbal (Madrid)

    • Aníbal · 03/06/2016 Responder

      Ya lo he solucionado de otra manera. Me sale que es problema de tu dropbox, que no existe esta página. Pero lo he descargado como mp3 directamente de youtube, página en la que el vídeo va perfectamente.

      Así que nada. En lo que a este humilde oyente respecta (o sea, yo) el problema ya está solucionado.

      Muchísimas gracias.

  11. Tomás Miranda · 05/07/2016 Responder

    Estimado,
    excelente trabajo, sigo su canal hace unas semanas y me ha sido de mucha utilidad para repasar algunos pensadores y abrirme a otros nuevos.
    Saludos cordiales desde Chile, Tomás M. R.
    PD: se ha caído el enlace de audio de este video, ojalá lo pueda subir (los escucho caminando desde mi trabajo a casa)

    • Darin · 06/07/2016 Responder

      Hola Tomás. Que bien que te hayan gustado los vídeos (bueno, audios, jaja), y gracias por el tipo del audio de éste, lo voy a componer. Saludos!

  12. Skarleth · 21/09/2016 Responder

    Hola buenas tardes, donde encuentro tus videos? y el análisis de las palabras y las cosas de Foucault dónde lo mencionas?
    Por ejemplo quisiera relacionar la educación con este libro o qué me sugieres, podría ser vigilar y castigar? Gracias.

  13. Lopez Ludmila · 13/04/2017 Responder

    Gracias por el video! Me encanta Foulcault y lo explicas bastante bien. Admiro su trabajo!

  14. luis · 22/05/2017 Responder

    siemple es clarificante escucharte gracias

  15. Diego Guzmán · 07/06/2017 Responder

    Recién conozco su trabajo y he quedado maravillado. Aprecio el tiempo que se toma para transmitir este conocimiento. Muy enriquecedor y profesional.

    Saludos

  16. Victor Alajendro Ruiz Ramírez · 13/01/2018 Responder

    Profesor Darin:

    La cita de Borges con la que Foucault abre su libro no es de un cuento, sino un ensayo.

    Gracias por su valiosa labor,

    Víctor

  17. Fernando Frías · 21/07/2018 Responder

    Muchas gracias por tus aportes!! Suma al interés por seguir leyendo a este autor!! Desde Cordoba-Argentina un gran saludo!!! Y buen provecho!!!

  18. Fabian · 16/04/2019 Responder

    Hola Darin
    Estoy leyendo Las palabras y las cosas y me he encontrado con tu video y me han surgido dos preguntas que me gustaría hacerte:
    Por un lado no entiendo cual es el motor que hace que Foucault inicie esta búsqueda, digo, ¿por qué le es necesario proponer una mirada horizontal a la ya establecida verticalidad?, ¿es que esta última se le presenta violenta?
    Y por otro lado, ¿Existe una Episteme contemporánea?, y si así fuese, ¿cual o cuales serían sus rasgos característicos?

    Muchas gracias! Agradeceré tu respuesta

    • Darin · 17/04/2019 Responder

      Hola Fabian. Con este análisis, Foucault cuestiona la idea esencialista de que las formas culturales se desarrollan de forma progresista, más justa, más verdadera, etc. Para él, los datos históricos se agrupan y pueden entenderse en la lógica del episteme, lo cual plantea en este libro. En cuanto a lo contemporáneo, Foucault diría que estamos todavía demasiado cercas a ello. Hay que dejar que sus formaciones se consoliden para que después se pueda ver con más claridad.

  19. Fabian · 18/04/2019 Responder

    Hola Darin
    Gracias por tu respuesta, me ayuda mucho a seguir leyendo el libro. No provengo de la filosofía, pero me ayuda a pensar el presente.
    Con respecto a esta segunda inquietud, si la falta de perspectiva histórica no nos deja mirarnos, no estaríamos volviendo sobre la episteme renacentista? (tal vez es una burrada lo que digo, perdón). Digo, tal vez una episteme contemporánea no sería aquella que permita superponer todas esta epistemes e incluso reflexionar sobre si misma? Tambien pienso en el feminismo y los cambios enormes que están produciendo en la forma de mirar el mundo, en los descubrimientos científicos en lo micro y lo macro, en la potencia de las micropolíticas que desestabilizan relatos de poder, o en esta práctica de red donde se configuran modos de ser ineditos en la historia. No podría ser todo esto parte de una episteme contemporánea, sumado al punto anterior?
    Gracias de nuevo

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