Hobbes y El leviatán, pt. 2/2

La noción del contrato social en filosofía política empieza con el célebre libro de Hobbes: El leviatán. Aquí analizamos su argumento y la sorprendente conclusión a la que llega.

Guión

En el primer vídeo sobre Hobbes vimos que el Estado es un fenómeno artificial que requiere de una explicación.  Hay ciertas condiciones previas a su existencia que posibilitan su creación.  Estas condiciones existen en lo que los teóricos del contrato social llaman el estado de naturaleza.  En todo teoría de este tipo, incluso la de Hobbes, vemos una relación entre estado de naturaleza y estado civil mediado, como veremos, por un contrato social.

En el capítulo trece de El leviatán Hobbes habla de estas condiciones en el estado de naturaleza.  La primera y más importante desde un punto de vista lógico es la que comenta en las primeras líneas del capítulo.  Dice que en el estado de naturaleza los hombres se encuentran en condiciones de igualdad con respecto a la competencia entre sí.  Ciertamente hay diferencias.  Unos son más grandes y fuertes pero otros son más listos y hábiles.  La fuerza de uno es cancelado por el ingenio del otro, de modo que, considero en conjunto, las diferencias no son tan importantes.  Esta igualdad general es importante como punto de partida, ya que si el físicamente más fuerte siempre ganara existiría una simple relación de dominación del más fuerte sobre los débiles.  En el estado de naturaleza de los animales esta relación de dominación es natural no artificial o convencional.  Es decir, no requiere de explicación.  De igual modo, si esta relación de dominación existía en el estado de naturaleza de los humanos, no habría necesidad de hacer filosofía política porque no habría un fenómeno artificial que explicar sino simplemente un fenómeno natural: fuertes ganando a los débiles, como los leones y las gacelas.  Pero el estado civil, digamos una monarquía, en el que una sola persona manda sobre los demás es un fenómeno bastante extraño y sí requiere de una explicación.  Veamos en qué consiste.

Pues no extraña que esta igualdad general conduzca a pleitos y conflictos.  Si dos personas desean la misma cosa se vuelven enemigos y tratan de aniquilarse o sojuzgarse uno a otro.  Las causas principales de este conflicto son tres: competencia, desconfianza, y gloria.    La primera de estas causas dice Hobbes impulsa a los hombres a atacarse para lograr un beneficio; la segunda, para lograr seguridad; y la tercera, para ganar reputación.  Durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los atemorice a todos, se hallan en la condición que se denomina guerra – una guerra de todos contra todos.

Imagínate que mañana desaparecieran todas las reglas y leyes bajo las que vivimos y las fuerzas policiacas que las hacen cumplir.  ¿Cómo cambiaría nuestra manera de relacionarnos con los demás?  Mi vecino, por ejemplo, tiene su música a todo volumen.  Sin poder llamar a la policía yo, enojado, corto la luz que va a su departamento.  Él se da cuenta que fui yo y rompe una de mis ventanas y así va en aumento el conflicto.  La guerra que se daría según Hobbes no tiene que consistir en una batalla actual sino en un período de tiempo donde la intención de luchar está más que manifiesta.  Semejante situación provoca inseguridad y miedo.  Me veo obligado a quedarme en casa todo el día para defender mis cosas contra vandalismo o robo.  En este estado de cosas dice Hobbes no hay industria, ni construcción, ni arte, ni cultura.  Los frutos de la sociedad rápidamente desaparecen y existe un continuo temor y peligro de muerte violenta.  La vida del hombre en tal estado es, en sus inmortales palabras, solitaria, pobre, tosca, embrutecida y breve.

Pero ¿cómo sabe Hobbes que tal estado realmente existió históricamente?  Pues Hobbes no lo sabe ni pretende afirmarlo.  Es importante saber que Hobbes habla aquí no de forma histórica sino lógica.  Su descripción del estado de naturaleza es una deducción a priori a partir de un análisis de las pasiones del hombre.  Pero si hiciera falta una prueba empírica de lo que sucedería sin un poder común, no tenemos que ir más lejos que nuestro propio comportamiento.  Cuando salimos de la casa cerramos la puerta con llave.  Cuando estacionamos el coche subimos el cristal y lo cerramos bien.  Con estas acciones acusamos a la humanidad tanto como Hobbes lo hace con sus palabras.

De vez en cuando en las noticias leemos que un niño cae en el recinto de los gorilas en el zoológico y matan al niño.  Es una noticia horrible pero no decimos que el gorila es malo o que actuó de forma inmoral.  En el estado de naturaleza de los animales no hablamos del bien y del mal, de la justicia o la injusticia.  Semejantes términos están fuera de lugar.  Igual en el estado de naturaleza de los humanos dice Hobbes.  Ahí no tiene sentido hablar de justicia porque la justicia se da cuando haya leyes que se cumplan.  Pero si no hay un poder común, entonces no hay leyes y si no hay leyes no puede haber justicia.  Es parecido a los conceptos de verdad y falsedad.  Lo verdadero y lo falso no existen en el mundo como tal sino sólo en función de un lenguaje.  Las proposiciones pueden ser verdaderas o falsas pero no las cosas en sí misma.

Entonces, los hombres se encuentran en una situación bastante desagradable gracias a diversas pasiones como la avaricia, la gloria, y la desconfianza.  ¿Habrá una salida?  Dice Hobbes que hay otras pasiones que inclinan a los hombres a la paz: el temor a la muerte y el deseo de una vida confortable.  En el capítulo catorce habla Hobbes de cómo la razón sugiere pasos que conducirían a la paz.

Nuevamente, hay que tener en cuenta que Hobbes no está dando consejos aquí.  El texto se escribe no en un tenor normativo sino puramente descriptivo, científico.  Su forma de pensar aquí se parece mucho al análisis de vectores en la física.  Al estudiar un sistema compuesto de diferentes variables el físico las representa con flechas que representan su dirección y magnitud.  Para ver el resultado final de las interacciones de todas ellas simplemente las suma, así.  Esto es simplificando mucho, pero la idea es la misma en Hobbes.  El resultado final es el Estado y lo que hace en el camino hacia él es mostrar cómo los vectores, o sea las pasiones humanas, se combinan para producirlo.

El capítulo catorce empieza con una distinción entre “derecho de naturaleza” y “ley de naturaleza”.  El derecho de naturaleza es la libertad que cada hombre tiene para hacer lo que sea necesario para la conservación de su propia vida.  Esté uno en el estado de naturaleza o en el estado civil, nunca puede ser obligado a quitarse la vida.  Aun así, es claramente insuficiente para lograr tranquilidad, seguridad y la esperanza de una vida mejor.  Hace falta algo más que el instinto natural y por eso plantea Hobbes una serie de leyes de naturaleza.  Estas leyes no son leyes en el sentido de la física, como la ley de la gravedad.  Más bien son dictados condicionales de la razón que toman la forma: Si A, luego B.  Si queremos paz, hay que hacer X y Y.

Entonces, primero está el derecho de la naturaleza, el empleo de todos los medios necesarios para conservar la vida, que como vimos anteriormente conduce al estado de guerra que describió Hobbes.  Es en este punto que ciertas leyes de la naturaleza se sugieren.  La primera ley o sugerencia es sencilla: “cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras tiene la esperanza de lograrla; y cuando no puede obtenerla, debe buscar y utilizar todas las ayudas y ventajas de la guerra.”  Este primer paso es obvio pero poco eficaz, ya que mientras todos sostengan su derecho a todo lo que se les antoje, la disposición a luchar sigue.  Hay que razonar un poco más.  Aquí plantea Hobbes una segunda ley de naturaleza: “que uno acceda, si los demás consienten también, a renunciar este derecho a todas las cosas”.  Esta segunda ley llega al meollo del problema, aquello que realmente constituye la base del conflicto.  Imagínate dos personas con escopetas listas cada una de disparar a la otra.  Es muy bueno que tienen la disposición de buscar la paz pero hasta renunciar su derecho de hacer todo lo que se les antoje, no van a ningún lado.  Tienen que bajar sus armas.  ¿Pero quién lo hará primero.  “Tú primero.  No, tú?”  ¿Ves el problema?  La desconfianza no ha desaparecido.  Hace falta un acuerdo general en el que todos se comprometen a renunciar sus derechos y a bajar sus armas.  Éste es el famoso contrato social.  Pero si el acuerdo se hace en condición de mera naturaleza donde impera la guerra, es totalmente nulo, ya que, como señala Hobbes, no hay nada que se rompe con más facilidad que la palabra del hombre.  Pero cuando existe un poder común sobre todos con derecho y fuerza suficiente para obligar el cumplimiento, es válido.

Es interesante ver en todo esto cómo Hobbes entiende las pasiones y la razón.  Sin duda es razonable seguir estas dos leyes de la naturaleza, es decir, buscar la paz y renunciar nuestro derecho, pero la razón es insuficiente para obligar el cumplimiento del convenio.  Nuestra conducta está determinada no tanto por la razón sino por el miedo de ser castigado, o sea por una pasión.  El poder coercitivo es lo que hace real y efectivo ese miedo.

Hobbes menciona otras leyes de naturaleza pero éstas que hemos visto son las importantes para la creación del Estado.  Es importante entender que el convenio que se realiza se hace no entre los gobernados y el soberano sino sólo entre todos los gobernados.  El soberano no es uno de los contratantes.  Él se queda fuera del pacto y permanece dentro del estado de naturaleza.  ¿Por qué?  Primero, que tengamos clara la función del soberano.  Aquí vemos el convenio simplificado entre dos personas.  La línea entre las dos representa el convenio.  No se rompe porque existe un poder común que lo hace obligar.  El soberano queda fuera del convenio para que pueda ejercerse como poder coercitivo.  Si fuera parte del convenio se requeriría otro soberano para hacer obligar el convenio, para que no se rompiera.  Y si ese soberano también formara parte del convenio haría falta otro, ad infinitum.  Para evitar ese problema el soberano queda fuera del convenio, en el estado de naturaleza.  Recuerda que en el estado de naturaleza no hay ni justicia ni injusticia.  De hecho Hobbes dice que el soberano puede cometer iniquidad pero no injusticia.  Su función es la de obligar el cumplimiento del convenio y puede hacer todo lo que le da la gana siempre y cuando cumpla su función.  Si, bajo su mando, el estado civil se tornara peor que la guerra en el estado de naturaleza, los súbditos podrían legítimamente rebelar para instaurar un nuevo soberano, pero de ahí en fuera tienen que someterse a su mando.

Así llegamos entonces a la sorprendente conclusión de El leviatán: un contrato social que conduce a una monarquía en vez de una democracia.  La razón estriba en la manera en que Hobbes describe el estado de naturaleza.  Si fuera menos violento y desagradable (como piensa Locke) o casi un paraíso (como en Rousseau), el resultado habría sido distinto.  ¿Qué piensas tú?  ¿Si mañana desaparecieran todas las leyes y fuerzas del Estado caeríamos en una guerra civil?  ¿Tiene el estado de naturaleza remedios para estos males que no sean tan drásticos como una monarquía absoluta?  En posteriores vídeos veremos lo que otros filósofos han propuesto.

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20 Comments

  1. El monstruo – Ágora · 13/12/2015 Responder

    […] Ese video hace un resumen del pensamiento del libro El […]

  2. Juan José Sánchez Santana · 12/04/2016 Responder

    Estimado señor: Ha sido un verdadero gozo, el encontrar sus videos, mis más sinceras felicitaciones, mi nombres es Juan José Sánchez Santana, vivi en las Islas Canarias, algo lejos de Ud, tengo 63 años, ya jubilado, he estudiado Teología hasta 3º no le he terminado, ahora me planteaba el es seguir estudiando, pero no sabia que…,

    Me encantaría saber si en su facultad tienen clases a distancia, le estaré muy agradecido si me diera alguna respuesta, un abrazo y gracias por sus clases en video.

    • Darin · 12/04/2016 Responder

      Hola Sr. Sánchez. Me alegro mucho que le haya gustado mis vídeos. Le cuento que he desarrollado un curso en línea que se llama “Cómo pensar como filósofo”. El equipo de informática de mi universidad lo está subiendo a la plataforma y dentro de poco creo estará listo. Haré un anuncio en la Fonda cuando esté listo. ¡Saludos y un fuerte abrazo desde México!

      • Juan José Sánchez Santana · 18/11/2016 Responder

        Muchas gracias por responder, es pero con verdadero gozo el nuevo curso, un saludo.

  3. marco julian vega · 26/08/2016 Responder

    gracias por dejar esta información para que todo el mundo tenga el acceso a ella; es importante que las personas conozcan de filosofia

  4. SIMON ANDRES IDROBO · 10/11/2016 Responder

    Cordial Saludo

    Estimado Darin quiero compartir con usted esta version ludica e interpretativa del LEVIATAN de Thomas Hobbes; como l libro más conocido del filósofo político inglés Thomas Hobbes. Publicado en 1651, su título hace referencia al monstruo bíblico Leviatán, de poder descomunal (“Nadie hay tan osado que lo despierte… De su grandeza tienen temor los fuertes… No hay sobre la Tierra quien se le parezca, animal hecho exento de temor. Menosprecia toda cosa alta; es rey sobre todos los soberbios”). La obra de Hobbes, marcadamente materialista, puede entenderse como una justificación del Estado absoluto, a la vez que como la proposición teórica del contrato social, y establece una doctrina de derecho moderno como base de las sociedades y de los gobiernos legítimos. tesis que pueden servir de inspiracion para el manejo de los conflictos INTERNOS de nuestras naciones COLOMBIA Y MEXICO.

    https://youtu.be/YDdLbubvrPs

  5. Pablo · 22/06/2017 Responder

    Hola !!! Quería consultar si Hobbes menciona sobre la nulidad del pacto y en que capitulo puedo buscarlo?
    Mencionas: ” los súbditos podrían revelarse para instaurar un nuevo soberano”.
    Excelente como todos los vídeos.
    Gracias !!!

  6. carlos Pacheco · 17/11/2017 Responder

    Gracias estimado Darin, siempre me ha costado entender este pensamiento filosófico. Gracias por hacerlo accesible, con este alcance nos haces gustar mucho más de la filosofía. Gracias.

  7. carlos Pacheco · 30/11/2017 Responder

    Estimado Darin, si puedes clarificarme el concepto de libertad en Hobbes, por favor. Gracias.

  8. Carolina A · 17/02/2018 Responder

    Hola!! quería consultarte el por qué Hobbes rechaza la separación entre gobiernos justos y corrompidos? y en que capitulo o que fuente podrías recomendarme para entenderlo mejor.

  9. Abraham Cabanzo · 17/02/2019 Responder

    Dr. acabo de encontrar su página en Google. Estoy suscrito en Youtube, pero no sabía que tenía una página con más contenido. Le agradezco esta valiosa aportación. ¡Saludos y espero verle para firmar mi libro!

  10. ANONIMO_SPAIN · 08/09/2020 Responder

    No tengo que pensarlo, !The far west!!!, Si en una jovencísima democracia Americana, el derecho a portar armas, en legitima defensa (ley natural), dio como resultado (además de un montón de pelis) lo que todos conocemos, un montón de abusos y de asesinatos que culminaron en el histórico duelo del Ok corral. Sin duda brillante Hobbes, que lo anticipo y dio al fin y al cabo una solución.

    Muchas gracias, profesor por divulgar su conocimiento.

  11. Luis · 07/04/2021 Responder

    Gracias por tus videos, son excelentes. Cada vez aprendo más sobre la filosofía!

  12. Andrea · 02/03/2023 Responder

    Dónde veo parte 1

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