Anuncios y una disculpa

Hola. Bienvenido a la Fonda Filosófica, y adios a esa caverna gris en la que hice tantos vídeos de la Fonda. Estoy ahora en casa, aquí en mi estudio y de ahora en adelante voy a grabar mis vídeos aquí. ¿Por qué? Pues eso lo veremos. Pero primero, se habrán dadnew fondao cuenta que tiene tiempo que no subo un nuevo vídeo, y eso no me gusta nada, pero se han coincidido varias cosas que me han atrasado. Por un lado el arranque del nuevo semestre en la universidad con sus clases, reuniones, y otras actividades que me demandan tiempo. Por otro lado, estoy tratando de terminar un nuevo libro que estoy escribiendo sobre la obra maestra de Gilles Deleuze – Diferencia y repetición. Ya estoy en el último capítulo, pero me ha costado mucho. También se descompuso una lámpara que uso para iluminar los vídeos, y otra falla técnica por ahí que me ha costado solucionar. Como final, ya quiero empezar una serie sobre Spinoza y su gran libro La ética. Muchos de ustedes lo han solicitado, pero he postergado iniciarla porque, no sé, le tengo cierto miedo a Spinoza. Es que La ética es un libro muy importante, bastante difícil, y quiero hacerle justicia de la mejor forma posible. Pues escribí un guión para el primer vídeo, lo cual me costó tiempo hacer, y a fin de cuentas no me gustó, y he empezado de nuevo. Pero ya tengo el guión listo para grabar. Sin embargo, quería hacer este vídeo primero introduciendo el nuevo espacio de la Fonda y también para hacer otros anuncios.
Más importante que este nuevo espacio y la nueva serie sobre Spinoza que voy a iniciar, es un anuncio sobre un cambio importante en mi vida. Hace unos meses, tomé la decisión de retirarme del mundo académico universitario. A finales de este semestre, en julio, voy a renunciar la plaza que ocupo en la Universidad Veracruzana. En los últimos años, me he dado cuenta que la vocación académica con la que inicié mi trabajo en la universidad hace 23 años, se ha ido disminuyendo, rayando a veces en el cinismo. Sean cuales fueran las causas, lo importante es que semejante situación no favorece ni a la institución ni a mí. Entonces pienso que ya es hora de que alguien más joven, con fuerte vocación académica, tenga la oportunidad de tomar mi lugar, ganarse la vida, y echar para adelante la institución. He tenido el privilegio de conocer y trabajar con académicos muy buenos, de enseñar y también aprender de muchas generaciones de alumnos. Y también soy orgulloso de los libros que he podido publicar sobre la obra y el pensamiento de Charles Sanders Peirce. Sin embargo, me he dado cuenta que lo que más me anima a estas alturas del partido es lo que hago aquí en la Fonda. Desde luego, salir de la universidad no implica que deje de leer filosofía, de pensar y de escribir. La filosofía es su propia recompensa; sería tonto dejarla. Sólo que lo haré de ahora en adelante a un ritmo más orgánico y vital, y ya no de acuerdo con la presión de los indicadores, puntos y niveles que marcan las instituciones y que tiende en muchos casos a tergiversar el trabajo intelectual. Y eso me dará mucho más tiempo para dedicarme a la Fonda, y también más tiempo para explorar ideas para ampliarla, como elaborar clases en línea, hacer entrevistas, tener charlas con colegas sobre diversos temas, etc. Considerando todo esto, me di cuenta que mi salida es lo mejor para la institución y también para mí.
A lo largo de los últimos dos años, muchos de ustedes han dejado comentarios preguntando si tengo una página Patreon, y si no, por qué no. Para los que no saben, Patreon es una plataforma para hacer donativos a los creadores de podcasts o canales de YouTube. Hasta ahora, no he solicitado apoyo de ustedes porque he tenido el privilegio de gozar de un buen sueldo. La divulgación que hago en la Fonda la considero como parte de mi deber como educador. Y, pues, no me parecía correcto pedir dinero de mis suscritores sólo para que yo tuviera más dinero en el banco. Bueno, pues ahora ya no voy a tener ese sueldo, sin embargo, entre unos ahorros que tengo y una pensión parcial que puedo solicitar al cumplir los 60 años de edad, podré seguir adelante. Quisiera usar donativos a la Fonda más bien para la Fonda misma, para mejorarla, quizá para comprar equipo nuevo, para pagar el hosting y otros servicios que uso para hacer los vídeos, contratar a alguien que me ayude con la grabación y edición de los episodios – vaya, pues gastos siempre hay. Me motiva mucho que muchos de ustedes han mostrado su generosidad al preguntar por la página de Patreon, así que sé que juntos vamos a seguir adelante aprendiendo y haciendo crecer a la Fonda.
Por cierto, ahora que dije eso de aprender, quiero que sepan que yo aprendo mucho haciendo estos vídeos. Todos los vídeos que he hecho en los últimos 10 años de la existencia de la Fonda, pues conozco bien esos temas. No me ha costado tanto elaborarlos. Pero estoy llegando al límite de mi competencia. Claro, hay muchos más vídeos que podría hacer sobre Nietzsche, Peirce, Hegel, Aristóteles, etc., y los iré haciendo, pero la fenomenología de Husserl, por ejemplo, que muchos me han pedido, aunque la conozco, es un tema complicado y va a requerir más tiempo de lectura tanto de la obra de Husserl como de los especialistas en su pensamiento, para poder presentarlo bien. Y es por eso también que necesito más tiempo para dedicarme a la Fonda.
Bueno, volviendo a ese tema, hay otro motivo para dejar mi trabajo académico, un motivo menor pero sí importante. Es una cuestión psicológica que tiene que ver con la relación trabajo-compensación. Hace unos años fui a escuchar a una amiga cantar. Llegando al lugar (un bar-restaurant), pagué el cover, me senté en una mesa y pasé una noche maravillosa escuchando su voz divina. Lo que me impactó fue la sencillez de la transacción. Con mi cover, yo le di dinero a ella y ella me dio el regalo de su voz. Además de recibir el aplauso y el amor del público, recibe una compensación económica. Ella canta, y recibe dinero. Muy claro y muy limpio. Yo quisiera tener esa experiencia, francamente. Bueno, la tengo dando clases. Doy clases durante dos semanas y en la quincena me llega un depósito en mi cuenta bancaria. Pero en la investigación no es tan claro. Mi función sustantiva en la universidad es la investigación, pues tengo nombramiento de investigador. Entonces, uno publica artículos pero realmente no sabe si se leen o qué impacto real tiene en la sociedad. La verdad, es un trabajo medio extraño, al menos para mí. Cuando subo un vídeo, en cambio, veo casi inmediatamente el impacto por los comentarios y las preguntas que ustedes hacen. Claro, la divulgación no es la investigación y con esto no quiero decir que la investigación no sea importante – obviamente lo es. Es sólo que me di cuenta de que de ahora en adelante quiero dedicarme a cosas cuyo efecto puedo ver y medir de forma mucho más clara.
Es interesante, cuando empecé la Fonda hace 10 años no tenía ni la más remota idea de que tendría el alcance que tiene ahora. Eso se debe a ustedes y ha sido una sorpresa muy grata y les agradezco mucho. La verdad, empecé a hacer estos vídeos para mis alumnos de la facultad y de hecho concebí el proyecto en términos de un modelo pedagógico en boga en el momento, lo que en inglés se llama el “flipped classroom”, el aula invertido. La idea era que, usando recursos digitales, los alumnos hicieran fuera del aula lo que normalmente hacen dentro, y vice versa. También en ese momento empezó a hacerse popular eso de los MOOC (cursos masivos abiertos en línea). Bueno, no tuve mucho éxito con eso del aula invertido en mis clases y los MOOC también han tenido sus problemas. En todo caso, seguí haciendo los vídeos. Ahora, 10 años después, ha habido muchos cambios que afectan la práctica educativa, tanto dentro como fuera del ámbito digital. Desde dentro, el mayor cambio ha sido el desarrollo de las redes sociales y las plataformas para el consumo de contenido digital. Desde fuera, la pandemia obviamente constituye el mayor reto inmediato a la labor educativa. Como sabemos, ha transferido casi toda la enseñanza al internet. Eso, junto con la crisis que enfrenta el modelo universitario tradicional, es decir, el hecho de prepara a alumnos para un mundo social y económico que en buena parte ya no existe. Sacan grados académicos que, cada vez más, les sirven de muy poco.
A lo que voy con todo esto es que estamos en una encrucijada que pronto va a producir nuevas realidades para la labor educativa, realidades forjadas por una compleja interacción de fuerzas e intereses tanto dentro de la universidad como por actores sociales de diferentes tipos. Reflexionando sobre todo esto, he llegado a la conclusión de que es mejor estar fuera de la institución que dentro. El cambio institucional es lentísimo y creo que lo mejor para un actor que quiera incidir en esos cambios de alguna manera es tener la libertad y ligereza para experimentar y cambiar sobre la marcha. La Fonda Filosófica es una gotita en el mar de fuerzas que está forjando el futuro. Bueno, me corrijo, hace 10 años fue una gotita. Ahora, con sus 192,000 suscritores, diría que es una ola. Y mañana quien sabe qué puede ser, qué podemos crear.
Bueno, cerremos con un detalle no tan pesado e importante como el futuro de la educación. Vieron que hice una nueva intro, no sé, es algo que se me ocurrió. Pero la canción sigue siendo la misma. La verdad, me gusta esa cancioncita de acordeón, pero quizá sea hora de cambiar eso también, quizá a algo con más sabor latino, o el jazz, no sé. Si, entre los comensales de la Fonda, hubiera alguien con talento musical que me hiciera una propuesta de 10 segundos más o menos, con mucho gusto lo considero. Y si uso tu breve canción como la nueva intro de la Fonda, además de agradecerte de corazón, te voy a regalar un ejemplar de mi libro “Hombre, signo y cosmos: la filosofía de Charles Sanders Peirce” autografiado y con una inscripción. Y en la descripción de cada vídeo pondré un reconocimiento. Puedes enviar el archivo al siguiente correo: dcosta@uv.mx (lo pondré en la descripción).
Bueno, les pido disculpas por la tardanza en subir nuevos vídeos, pero ya estoy de vuelta en la tarea. Dentro de unos días subo el primero en la serie sobre Spinoza. Aunque la intro de la Fonda cambia, la despedida sigue siendo igual. Eso es todo por hoy, gracias por acompañarme. Hasta la próxima y buen provecho.

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