El arte y el mingitorio

Una interpretación de La fontaine de Marcel Duchamp utilizando las ideas del arte de Benedetto Croce.

Guión

Vas a un museo y ves una obra de Diego Rivera y dices “que bonita” o una de Van Gogh y “que hermosura”. A la vuelta esta ésta de Jackson Pollock y dices “hazme el favor, me hijo de cinco años lo podría hacer”. Pero llegando a ésta de Marcel Duchamp dices “ya basta, cualquiera puede comprar un mingitorio y ponerlo en un museo. Esto no es arte!”

Pues resulta que esta obra es una de las más famosas del siglo XX. Hoy, con el pretexto de interpretar esta obra, vamos a revisar las ideas sobre el arte del esteta italiano, Benedetto Croce y veremos si nos ayuda a transformar este mingitorio común y corriente en algo de gran valor artístico.

Hasta donde sabemos, los humanos son los únicos seres capaces de experimentar el mundo de forma estética, de encontrar en él lo que podemos ligeramente llamar ‘belleza’. Al igual que nosotros, los perros, las plantas y las rocas están rodeados de estímulos – la luz del sol, sonidos, imágenes visuales.

Una roca absorbe el calor de la luz, por ejemplo, pero lo hace de forma pasiva. La única consecuencia posible de este encuentro entre la roca y el estímulo es el calentamiento. El ser humano, en cambio, puede responder de forma activa al estímulo. Somos capaces de organizarlos.

Kant habla de cómo la imaginación y el entendimiento organizan los estímulos de forma a priori para producir lo que él llama una presentación. Pero Croce va más lejos de la simple percepción al decir que lo que creamos en el acto de organización no es una mera presentación sino una expresión. Kant explica cómo las facultades mentales producen los resultados de la percepción y Croce explica cómo tomamos esos resultados y los organizamos.

Lo hacemos, dice Croce, para deshacernos del caos sensorial. Al ordenar los objetos de nuestra experiencia estamos incitados por una vaga sensación que nos inquieta, nos molesta. El proceso de esclarecer esta sensación es lo que Croce entiende por “expresión”.

Imagínate que hay algo que quieres decir a tu novio o novia. Quieres que sepa cómo te hace sentir pero no encuentras las palabras. Podrías darle una tarjeta como ésta pero queda muy corto y es muy cursi ademásTe sientes frustrado hasta que por fin encuentras una metáfora que expresa la emoción perfectamente, y le escribes un poema. En el momento de encontrar la forma de decírselo hay una sensación de gran alivio. Dices, ah ha, eso es!

Si alguien está enojado y tira un florera al piso rompiéndolo decimos que “expresó su enojo” pero Croce no estaría de acuerdo. Si después de romperlo se calma un poco y empieza a organizar los fragmentos de forma más tétrica o impactante, quizá pintando las puntas de algunos de color rojo y luego mirándolo todo dice, “¡Eso es¡Así es cómo me siento!”, entonces así para Croce habrá pasado por un proceso creativo de expresión. La diferencia es que en el primer caso, de romper el florero, estaba dominado por la emoción. En el segundo caso la emoción estaba dominado por él porque había encontrado la forma de expresarla.

Entonces, ¿cómo entender una obra de arte? Suponiendo que una obra es el resultado de un proceso de expresión, que expresa alguna emoción o idea que el artista quería comunicar, Croce nos dirige a hacer las siguientes dos preguntas:

¿Qué estado está articulado o expresado en esta obra?

¿Cómo contribuyen los elementos de la obra para lograr ese efecto?

Las más de las veces lo que una obra comunica es sutil y no del todo evidente a primera vista, entonces ayuda empezar con la segunda pregunta. Los elementos que se encuentran dependerán del tipo de obra que es. Si es música, se tratará de elementos auditivos: notas, frases, tempo, etc. Si es pictórica: imágenes, colores, figuras, el medio, etc. Si es literatura: palabras y su organización. El punto es preguntar ¿por qué esa palabra o ese objeto, porque está ahí y no en otra parte? ¿Qué connotaciones tiene ese objeto para mi? ¿Cómo cambiaría la connotación si el objeto se dibujara de otra forma, si fuera de otro color, o se encontrara en otra parte de la obra.

Para ver un ejemplo concreto de esto, volvamos a nuestra extraña obra “La fontaine” de Marcel Duchamp.

Dado que, para la gran mayoría, la idea o emoción que esta obra expresa está lejos de ser evidente, pasemos a la segunda pregunta de Croce y contemplemos primero los elementos que la constituye.

El elemento que primero salta a la vista es el hecho de que es un mingitorio, común y corriente. También esta la firma, “R. Mutt”, la fecha, “1917”, el título de la obra, “La fontaine” (que significa fuente), y la forma en que está montado.

Dejemos el mingitorio hasta el final y empecemos con la fecha. Hay una multitud de fechas que pudo haber escogido, pero optó por “1917”. Obviamente, esa fecha en particular es importante para expresar lo que quiere decir. ¿Qué pasó en ese año? Pues muchas cosas.

México adoptó una nueva constitución, Mata Hari fue ejecutada por espionaje, y en Turquía T. E. Lawrence y sus rebeldes árabes salieron victoriosos en la Batalla de Aqaba. En la vida personal de Duchamp seguramente pasaron muchas cosas que habrán sido significativas para él, pero suponiendo que quería comunicar algo a otros, supondremos que tiene que ver con algo más público.

Lo que sí se destacan en las noticias de ese año son las batallas de la Primera Guerra Mundial. A esas alturas de la guerra millones ya habían muerto. Nada más en la Batalla del Somme el año anterior murieron más de un millón.

Las atrocidades de la guerra no eran meros accidentes. Muchos han comentado cómo las dos guerras mundiales del siglo XX tienen sus raíces en las características particulares de la cultura y sociedad europeas del siglo 19. Parecería que Duchamp es de la misma opinión ya que con el título de su obra lo vemos haciendo referencia a justamente esa cultura.

Cuando consideramos la palabra “fuente” pensamos quizá en algo parecido a esto. Pero Duchamp es francés y las consideraciones anteriores nos llevan a buscar un símbolo para la cultura europea

decimonónica. Así que, esta fuente del Palacio de Versailles parece más apta.

Pudo haber escogido otro símbolo de esa cultura, un castillo, una corona, etc., pero más adelante veremos la idoneidad de la fuente cuando consideramos el mingitorio.

De momento vemos que esta fuente de Versailles connota la jerarquía de un sistema político que reflejaba el dominio de Dios sobre la tierra. El rey es dueño del pueblo, los dueños de fábricas de sus trabajadores, el padre de la familia, el ego reprime al inconsciente, el autor de la obra, y Dios es dueño del mundo.

Hay que acabar con esta cultura y sus jerarquías y liberar la gente del rey, el jefe, y el padre. E incluso la obra debe liberarse del dominio del autor y su deseo. Esto nos lleva a la firma. Duchamp no lo firmó con su nombre sino con “R. Mutt”, digamos un J. Pérez, cualquiera. La obra no pertenece al autor sino a quien la interprete.

¿Entonces, qué valían las fuentes de Versailles como emblemas de la cultura que produjo los humanos castrados y desmembrados marchándose a la guerra? Para Duchamp no valían más que un mingitorio.

Escogió un mingitorio para expresar esto por su similitud funcional con una fuente y el hecho de que lo que se deposita allí son los desechos del cuerpo humano. Además, si te das cuenta, el mingitorio está montado al revés, o sea, de forma inútil. Es sólo otra forma de expresar los efectos negativos de una cultura que condujo a la muerte de millones.

¿Había una mejor manera de expresar todo esto? Pudo haber escrito un largo tratado sobre los horrores de la guerra pero con esta obra de arte con el valor simbólico de sus elementos y su particular organización Duchamp logró expresar la idea de forma mucho más directa e impactante.

Esta interpretación de la obra ya es bastante canónica, pero no es la única. Nadie es dueño de su significado. Uno podría decir que Duchamp está haciendo una broma o un comentario sobre el estatus institucional del arte. Es válida también, aunque así sobrarían la fecha, el título, y otros

elementos. ¿Cómo cambiaría la obra y su significado si hubiera montado ahí una lampara, con otro título y su propia firma?

De nuevo, los elementos no son gratuitos. Para Croce, deberían ser imprescindibles y contribuir todos, debido a su particular organización, a la expresión de una idea o emoción. La interpretación que hemos hecho de “La fuente” de Duchamp es tan popular precisamente porque da cuenta de cómo todos sus elementos ayudan, conjuntamente, a expresar cierta idea sobre la guerra y sus raíces culturales.

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13 Comments

  1. Susana · 16/05/2015 Responder

    Muy buenos y didacticos todo el materal que publicas. Me interesa arte , estetca y filosofia del arte.
    Gracuas

  2. Carlos Paspuel · 11/10/2015 Responder

    Hola Darin, que gusto saludarte, he visto casi todos tu videos en podcast, y me detuve en este en particular, muy ilustrativo, y tengo una cosa en cuestión, las imagenes, los sonidos y los argumentos pueden ser objeto de trascendencia hacia una forma de arte, en concreto pasarían a ser una obra de arte en cierto objeto, todos estos elementos dispuestos previamente para que sean “interpretados” como una obra de arte. Ahora, que de cierto es, el hecho de que ciertos artículos concentren esto en uno solo, por ejemplo, haría una diferenciación entre dos objetos similares. el primer objeto seria un televisor, este aparato no hace más que dejar fluir imagenes y sonidos sin embargo como tal no podria ser una obra de arte. En el segundo caso estaría una consola de video juegos, este aparato, digamos es de una naturaleza diferente pero a fin de cuentas dispensa imagenes y sonidos, levanta pasiones, se generan grandes comunidades de “idolatras” de la maquina y de funcionalidad, también esta la parte psicológica y habitos, adicción y todo lo demás, ¿Pero la maquina-consola de videojuegos puede considerarse una obra de arte, cumple ese rol, como lo ha tomado en cuenta el Museo de Arte Moderno? ¿Un individuo puede sentirse abstraido al verse frente de ese artefacto ser afectado por este y “entende”r que es un generador de argumentos, visuales, sonoros, y narrativos? ¿Una obra de arte (maquina, estructura, diseño forma, colores) de artes (imágenes, sonidos, argumentos, narrativas)? No como el santo grial del cual toda arte ha nacido, o la matriz de todo, no de esa forma.

    • Darin · 11/10/2015 Responder

      Hola Carlos. No creo entender muy bien la diferencia entre la tele y la consola. Los dos son medios de presentación de algo, imágenes o juegos, como el marco lo es de un cuadro. Si lo que estás juzgando es el juego mismo con cierto estilo retro curioso, ¿por qué no podrías decir lo mismo de una programa de tele estéticamente realizado?

  3. angel · 27/11/2015 Responder

    Gracias por tu maravillosa labor docente Darin! es un placer ver/oir tus videos.
    Viva la fonda filosofica!!!!!!!!!

  4. carolina · 21/02/2016 Responder

    ¡Felicitaciones! ¡Muy buenos y explicativos todos los videos! ¡Saludos!

  5. David Camarena · 27/03/2016 Responder

    ¡Excelente vídeo! como todos, aún estoy en proceso de verlos. Me llamo la atención este vídeo en especial, dado que nunca he estado a favor de que el mensaje a expresar por una pieza de arte recaiga casi totalmente en el espectador, esto llevaría a infinitas interpretaciones, no solamente eso; el “arte “no lo está haciendo el artista si no el espectador(no sé si me de a entender). Ahora tomando el ejemplo del mingitorio, ¿cuántas caricaturas salen diariamente en periódicos y revistas dando mensajes parecidos al que “canónicamente” quiso decir Duchamp y no son consideradas obras maestras? más aún expresan de forma más clara el mensaje.

    Hablando de forma más general, he visto que el alimentar el pensamiento posmoderno (tomando su connotación actual) a hecho que se desvalorice la filosofía y al arte, al no poder expresar ideas de forma clara además ha logrado la aparición de filósofos charlatanes y artistas sin talento; pues ¿cómo diferencias de un artista falso de uno verdadero?

    Por último muchas gracias por los vídeos, espero que sigas con esta gran labor. ¡Saludos!

    • Darin · 28/03/2016 Responder

      Hola David. Al menos desde el punto de vista de Croce, la interpretación de una obra la hace el espectador obviamente, pero no cómo le da la gana sino que regido por los elementos de la obra y el contexto cultural en que se encuentra. Yo creo que el así llamado “pensamiento posmoderno” tiene cosas importantes que decir, pero cómo distinguir entre el bueno y el charlatan, pues no hay una receta fácil. Requiere de lectura y paciencia, crítica y conocimiento de la tradición.

  6. Hermes Mora · 04/12/2016 Responder

    Cordial Saludo Dr. Darin. Maravillosa interpretación. ¿La obra de arte es una metáfora?. ¿El ser humano es una metáfora creando metáforas?. ¿Lo que existe y lo que no existe también son metáforas? Mil gracias.

  7. Bianca Valverde · 31/05/2017 Responder

    Recién veo este sitio web, me parece genial, marcaré este sitio entre mis favoritos. Gracias por las explicaciones
    =D

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