¿Qué debemos a los animales?, pt. 1/2

Hoy un análisis del concepto de especismo planteado en el libro “Liberación animal” de Peter Singer, y sus consecuencias para la forma en que tratamos los animales.

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Guión

Cuando la gente me pregunta por qué me vine a México a vivir, les digo que hay una respuesta corta y una larga. La corta es ¡“por los tacos al pastor”! Es que son realmente deliciosos. Sin embargo, tiene tres años que no los como. Tres años que no como tacos ni hamburguesas ni ninguna comida derivada de animales. Cambié a una dieta vegana debido a mi lectura de este libro: Liberación animal del ético australiano Peter Singer. Sabía mucho antes de la existencia de este libro y en general que existían argumentos a favor de un tratamiento ético de los animales, pero nunca me puse a revisarlos bien porque – ¡son tan deliciosos los tacos! Cosas como la corrida de toros y el uso de animales en laboratorios para crear cosméticos, crueldades cuya justificación no es más que la diversión y vanidad humanas, siempre me han parecido barbaridades. Pero tenemos que comer ¿no? Comer una hamburguesa no es más que la versión humana de un león matando a una gacela. Parte del orden natural ¿no? Así justificaba mi consumo de carne. Sin embargo, me quedaba una pequeña duda porque he leído otras cosas de este autor que me parecían bastante contundentes en su argumentación. Entonces, decidí leer este libro para quitarme la duda. No quería que me convenciera; leí cada línea pensando en cómo contra argumentarlo. Pero no pude. Terminé totalmente convencido. Ojalá puedas conseguir y leer este libro. Si no, pues en este vídeo planteo el argumento básico. Si no te convence, está bien. Lo importante es investigar el tema y conocer a fondo las razones por las que actúas.
Singer empieza su argumento de forma muy didáctica. Compara el tema de su libro – la liberación animal – con otros movimientos de liberación como el de las mujeres y de los negros. A pesar de la existencia de machistas y racistas en este mundo, el racismo y el sexismo hoy en día son intelectualmente indefendibles. Las mujeres y los negros no carecen de derechos debido a su sexo o el color de su piel, sino que todos los seres humanos son iguales. Ahora bien, el título del primer capítulo es “Todos los animales son iguales”, o sea, los animales humanos y los no-humanos. Singer piensa que el principio ético sobre el cual descansa la igualdad humana nos obliga a incluir a los animales también. ¿Cuál es ese principio? Pues si podemos entender por qué el racismo y el sexismo son éticamente malos, veremos en qué consiste.
La primera línea de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos dice que todos los hombres han sido creados iguales. Al mencionar eso en su famoso discurso en Washington, Martin Luther King no quiso decir que no hay ninguna diferencia entre los hombres – claro que las hay: diferencias de estatura, color, aptitudes, mil cosas. La ciencia puede medir y dejar muy claras esas diferencias. Sin embargo, lo que nos hace iguales no es un hecho medible, sino una idea moral. Es decir, nuestra igualdad se basa no sobre una descripción científica, pues lo único que ve la ciencia son diferencias, sino que es una prescripción moral, una prescripción con respecto a cómo deberíamos tratar a los seres humanos. Si hablamos de una diferencia, es una diferencia con respecto a algo: color de piel o sexo, por ejemplo. ¿Y la igualdad, con respecto a qué somos iguales? Simple y sencillamente con respecto a la consideración que damos a las necesidades e intereses de cada quien. ¿Hay ciertos humanos cuyos intereses merecen mayor consideración, como los hombres, blancos, doctores en filosofía? No. Ninguna de esas cualidades que me distingue de otros es relevante para la cuestión de la consideración de intereses.
Singer cita una carta de Thomas Jefferson, quien fue el responsable de incluir la igualdad de los hombres en la Declaración de Independencia. La escribió al autor de un libro que enfatizó los notables logros intelectuales de los negros para refutar la idea común en ese entonces de que tenían capacidades intelectuales limitadas. Dice Jefferson: “Tenga la seguridad de que nadie quiere más sinceramente que yo que sea refutada la idea de que los negros tienen por naturaleza un grado intelectual inferior . . . sin embargo, sea cual sea su grado de talento, no es ninguna medida de sus derechos. Sir Isaac Newton fue superior a otros en el entendimiento, pero no por eso era amo de la propiedad o personas de otros”. Dice Jefferson que “el grado de talento” o capacidad intelectual de uno no debería ser una medida de sus derechos. Si no es el intelecto, entonces ¿qué? ¿la propia humanidad de uno, ser un ser humano? Eso suena bonito, pero no.
Singer responde al citar al famoso utilitarista Jeremy Bentham. Dice Bentham: “Puede que llegue el día cuando el resto de los animales adquieran los derechos que sólo la mano de la tiranía les pudo negar. Los franceses ya han descubierto que la piel negra no constituye razón alguna por la que un ser humano puede ser abandonado sin más a los caprichos de quien le atormentara. A lo mejor lleguemos algún día a reconocer que el número de patas, el pelaje de la piel, o la terminación del os sacrum sean razones igual de insuficientes para abandonar a un ser sensible al mismo destino. ¿Qué otra cosa podría constituir este límite insuperable? ¿La razón, o quizá la capacidad discursiva? Pues un caballo o un perro adulto es sin duda un animal más racional y sociable que un infante de un día, una semana o incluso de un mes de edad. Pero aun cuando fuera al revés, ¿qué diferencia haría? La pregunta no es si [los animales] ¿Pueden razonar? ni tampoco si ¿Pueden hablar?, sino si ¿Pueden sufrir?”
Aquí, Bentham está hablando no sólo de los animales no-humanos, sino de los animales humanos también. El título de este primer capítulo es “Todos los animales son iguales” y su igualdad para Singer descansa en su capacidad de sufrir, o más precisamente, en su capacidad de sentir dolor o placer. Si un negro o una mujer es objeto de una discriminación, si sus necesidades e intereses no se toman en cuenta al mismo grado que otros grupos, pues no son simplemente discriminados, sino que sufren discriminación. Explicar lo malo del racismo y el sexismo al decir que los negros y las mujeres son humanos, no explica nada. Es malo porque la discriminación les hace sufrir. Éste es el principio ético sobre el que Singer basa su argumento. De la misma manera que condenamos el racismo y el sexismo, hay que condenar lo que Singer llama el especismo, es decir, un prejuicio a favor de los intereses de miembros de la propia especie de uno y contra miembros de otras especies. Aristóteles llamaba al hombre el animal racional. La inteligencia racional sí nos distingue de los demás animales, pero como vimos en la carta de Jefferson, si la posesión de un grado mayor de inteligencia no le da a un ser humano el derecho de usar a otro para sus propios fines, ¿cómo puede permitir a los humanos explotar a los no-humanos para el mismo fin? Pues no puede. Hay que dar una consideración igual a los intereses de todos los animales capaces de sufrir.
Intuimos que la capacidad de sufrimiento juega un papel ético superior a otras capacidades como la de usar símbolos o de resolver ecuaciones algebraicas, pero Singer la escoge por una razón netamente lógica. Al considerar cómo nuestros actos impactarán a otros seres vivos, tenemos en cuenta diversos factores e intereses. Singer no niega eso. Sólo dice que la capacidad de sufrimiento es la fundamental porque sin ella no es posible tener ningún otro interés en absoluto. Por ejemplo, imagínate un niño pateando una piedra por la calle. ¿Qué sentido tendría decir que la piedra tuviera un interés en no ser pateado por la calle? Ninguno. Una piedra no puede tener intereses porque no puede sufrir. Desde un punto de vista ético, cualquier cosa que le hiciéramos daría igual. En cambio, algo que sí puede sufrir tiene forzosamente intereses, al menos el interés de no sufrir. Un ratón, dice Singer, sí tiene un interés en no ser pateado por la calle, precisamente porque sufrirá.
Con todo esto, Singer no afirma que los animales no-humanos tienen derechos, ya que ése es un concepto propio de un entorno político y jurídico. Su argumento es más bien ético. Dice que no puede haber una justificación moral para no tener en cuenta, no considerar, el interés que un ser sentiente tiene en no sufrir. En términos generales, la finalidad de la reflexión moral estriba en determinar el impacto que nuestros actos tendrán en otros y por tanto en determinar los límites de lo que es permitido hacer y lo que no. Es permitido hacer cualquier cosa a una piedra, no porque no tenga inteligencia o racionalidad, sino porque no puede sufrir, por lo que no puede tener ningún interés que nuestros actos podrían posiblemente afectar.
Cuando uno da mayor peso a los intereses de miembros de su propia raza sobre los de miembros de otras razas, es racista; cuando uno da mayor peso a los intereses de su propio sexo, violando así el principio de igualdad, es sexista. De manera semejante, cuando uno permite que los intereses de su propia especie anulen los intereses mayores de otras especies, es un especista. El patrón, dice Singer, es idéntico en cada caso.
Bueno, pues tenemos un principio ético, ¿ahora qué hacemos con él? ¿cuáles son las consecuencias del argumento de Singer? Hay un famoso problema ético que se llama el Dilema del tranvía. Un tranvía corre fuera de control por una vía. En su camino se hallan cinco personas atadas a la vía por un filósofo malvado. Afortunadamente, es posible accionar un botón que encaminará al tranvía por una vía diferente, pero por desgracia, hay otra persona atada a ésta. ¿Debería pulsarse el botón? Es un problema ético porque nuestra acción o inacción tendrá consecuencias para terceros. Pues imagínate que en vez de cinco personas atadas son cinco cerdos. ¿Qué vamos a hacer, salvar a los cinco cerdos o al ser humano?
Por la generalidad del argumento ético que Singer elabora, podría aplicarse a semejante escenario, sin embargo, al menos que algún filósofo malvado armara una situación de este tipo para publicar sus resultados en un artículo, jamás enfrentaríamos semejante situación. Experimentos de pensamiento de este tipo se hacen para poner en relieve nuestras intuiciones morales para que podamos deliberar mejor y con más precisión sobre los principios que inciden en nuestro actuar. Lo que pasa es que este experimento de pensamiento describe una situación donde la decisión ética estriba en tomar la vida de un ser humano o la de un animal. Aunque sí se dan casos donde un oso o un perro ataca un ser humano, este tipo de escenario no es lo que primordialmente la preocupa a Singer dado que es algo que se da de manera muy infrecuente. Lo que es muchísimo más común son escenarios en los que seres humanos matan a un animal por motivos distintos a salvarse la vida. Singer menciona varios: “la cacería, sea por deporte o por obtener pieles; la crianza de visones y zorros para hacer abrigos de sus pieles; capturando animales silvestres y poniéndolos en pequeñas jaulas para que los seres humanos los mire; atormentando a los animales para que aprendan trucos para circos o para que entretengan el público en rodeos o en las corridas de toros; matando ballenas con arpones explosivos bajo el pretexto de la investigación científica; ahogando a más de 100,000 delfines cada año en redes que arrojan los pescadores de atún; y disparando 3,000,000 de canguros al año en Australia para convertirlos en alimentos para mascotas”.
Todas estas actividades son casos de especismo que Singer podría analizar, pero reserva su análisis para dos actividades que rebasan por mucho la cantidad de animales involucrados, a saber, la experimentación sobre animales, que involucra decenas de millones de animales al año, y la crianza de animales, como la ganadería, para producir comida para seres humanos. En el año 2015, sólo en los EEUU, fueron criados y matados 9.2 mil millones de vacas, cerdos, gallinas, patos, borregos y pavos para el consumo humano. Por la enorme escala de estas actividades, Singer centra su atención en ello. Veremos su análisis en el próximo vídeo. Pero antes de terminar éste, tenemos que responder nuestra pregunta sobre cómo aplicar su principio ético de la igualdad en la consideración de intereses.
Singer dice: “Si un ser sufre, no puede haber justificación moral alguna para negar a considerar ese sufrimiento. Sin importar la naturaleza de ese ser, el principio de igualdad requiere que su sufrimiento sea contado igualmente con el sufrimiento parecido de cualquier otro ser – en la medida en que comparaciones aproximadas puedan hacerse”. Así que, la pregunta es si, al causar dolor y sufrimiento a un animal, estaríamos dispuestos a causar un dolor similar a un ser humano por la misma razón. Para responder esa pregunta, tendríamos que hacer una equivalencia, hasta donde sea posible, entre el dolor del humano y del animal. Singer da un ejemplo. Dar una bofetada con la mano abierta al trasero de un caballo haría que se sobresaltara un poco, pero no sería doloroso. Hacer lo mismo a un bebe sí causaría dolor dado que su piel es más sensible. El equivalente para el caballo sería quizá un golpe fuerte con un palo. Llegando a una equivalencia aproximada, el principio de Singer dice que si consideramos que es malo infligir ese grado de dolor a un bebé por ninguna buena razón, entonces, al menos que seamos especistas, tendríamos que considerar que es malo también infligir la misma cantidad de dolor a un caballo por ninguna buena razón.
Singer comenta que hay una diferencia importante entre las capacidades de sufrimiento de humanos y animales. Los humanos adultos normales tienen conciencia del futuro, lo pueden anticipar y hacer planes de vida y saben que algún día morirá. Un animal con cáncer sólo sufre dolor físico, pero un humano con cáncer sufre mentalmente también pues le angustia su muerte inminente, y saber que ya no ver a su familia y amigos le llena de tristeza. El ejemplo que da Singer tiene que ver con uno de los temas que le interesa analizar – la experimentación sobre animales. Dice que si decidiéramos llevar a cabo experimentos científicos sumamente dolorosos e incluso letales sobre humanos normales, secuestrados aleatoriamente de parques públicos, entonces adultos que disfrutan pasear en parques tendrían mucho miedo de ser secuestrados. El terror resultante sería una forma de sufrimiento adicional al dolor del experimento. Los mismos experimentos hechos con animales causarían menos sufrimiento dado que los animales no tendrían la misma angustia anticipadora de ser secuestrados y sujetos a la experimentación. Singer dice que esto no significa que sería necesariamente correcto hacer el experimento sobre animales, sino sólo que, si el experimento va a llevarse a cabo, hay una razón no especista para preferir el uso de animales en vez de humanos adultos normales.
Una consecuencia de esto, bastante controvertida pero consistente con su principio, es que el mismo argumento que prefiere animales sobre humanos adultos para la experimentación científica nos da una razón para preferir el uso de infantes humanos – huérfanos quizá – o seres humanos con retraso mental muy severo para los experimentos en vez de adultos normales, ya que infantes y humanos con retraso mental tampoco tendrían idea alguna de lo que les va a suceder. De acuerdo con este argumento, los animales no humanos y los infantes y los humanos con retraso mental están en la misma categoría. Si usamos este argumento para justificar experimentos sobre animales tenemos que preguntarnos si estamos dispuestos a permitir experimentos sobre infantes humanos y adultos con retraso mental. Si no, si distinguimos entre animales y estos humanos, ¿sobre qué base podemos hacerlo que no sea una preferencia moralmente indefendible por miembros de nuestra propia especie?
A lo mejor pienses que sea imposible comparar con precisión el sufrimiento entre diferentes especies. Singer estaría de acuerdo, pero dice que la precisión no es esencial. Aun cuando previniéramos la imposición de sufrimiento sobre animales sólo cuando tuviéramos la certeza de que los intereses de los humanos no serían afectados ni remotamente al mismo grado que serían afectados los de los animales, estaríamos obligados a cambiar profundamente nuestro tratamiento de los animales, cosa que implicaría cambios en nuestra dieta entre otras cosas. Esto es el caso con los dos temas que veremos en el próximo vídeo: la experimentación sobre animales y la crianza de animales para alimento.

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14 Comments

  1. Gabriela · 09/06/2018 Responder

    Gracias Darin, Te sigo desde hace algunos años, y ahora estoy más feliz de saber que eres vegano, y me alegra que utilices tu gran sabiduría para hablar de un tema tan importante.
    Por cierto ¿cuál es la respuesta larga a tu decisión de venirte a vivir a México?

    I love you
    Gabriela-

  2. María Tabares · 10/06/2018 Responder

    No encuentro el video siguiente sobre la liberación de los animales.

  3. Esteban Morales P. · 10/06/2018 Responder

    Sin embargo, la ética Tojolabal, si le da un peso ético a la piedra, aunque no sufra, incluyendo a la milpa, no se si se pudiera decir que la Milpa sufre cuando la cortan, pero desde la filosofia tojolabal “se platica con ella, si no se pone triste,” en realidad no hay objetos, solo sujetos. El Filosofo Aleman Carlos Lenskerdorf que radicó en México lo escribe en su genial obra “Filosofar en clave tojobalal,” en algunos aspectos me parece una ética mas profunda que la de Levinas y toda la tradición occidental. Ademas de ser una forma de filosofar basada en una practica concreta. Ojala la pudieras revisar. SALUDOS.

    • Darin · 11/06/2018 Responder

      Gracias por el dato Esteban. Desconocía ese autor. En cuanto a las plantas, lo trataré en el próximo vídeo.

  4. Luis Cavada Currais · 10/06/2018 Responder

    Hola, Darin.
    Basarlo todo en el derecho a no sufrir, deja la cuestión bastante coja: se podria alegar que si eso es a lo que unicamente estamos obligados para obrar éticamente, es una simple cuestión de costo y de tecnologia el lograr que el sacrificio de los animales de forma industrial se efectue respetando ese criterio.
    Pienso que deberia ser el derecho a vivir o a que no sean sus vidas creadas planificadamente para provecho de Los humanos la premisa ética que deberia ser justificada.

    • Darin · 11/06/2018 Responder

      Hola Luis. Simpatizo con lo que dices. Terminando la serie, trataré objeciones al planteamiento de Singer.

  5. Jose · 11/06/2018 Responder

    Gracias Darin
    Si esos principios éticos sobre especismo de Singer se hubieran aplicado desde el origen del Homo sapiens o de cualquier otra especie ¿estaríamos tratando ahora estos temas? . En definitiva, nuestra posibilidad de permanencia en el tiempo, luchando como especie contra la selección natural, se ha visto favorecida por nuestra capacidad de alimentarnos de otras especies (entre otras cosas).
    ¿Cómo justificar éticamente usar lejía (hipoclorito sódico) para matar virus y bacterias? Cuando tanto en la ética especista como desde el punto de vista evolutivo, estamos dando supremacía a nuestra especie. ¿Quién puede afirmar que las bacterias o virus no sufren? ¿Quiién dice que las plantas no sufren cuando se las corta? Cuando como se puede ver estamos ejerciendo una acción global en contra de esas especies, actuando como “una fuerza evolutiva artificial”. Creo que entender la evolución y nuestro efecto sobre la selección natural (antropoceno) nos da una dimensión ética distinta que el simple especismo de Singer. Salud. José

    • Darin · 11/06/2018 Responder

      Gracias por tu comentario Jose. Trataré el tema de las plantas en el próximo vídeo.

  6. Ana Basave · 19/06/2018 Responder

    Cada vez leo más que las plantas también sienten. No igual que los animales, porque no tienen un sistema nervioso central, pero sí son sensibles. Encontré esto entre muchas cosas más: “Heidi Appel y Rex Cocroft, investigadores de la Universidad de Missouri, han demostrado que las plantas son capaces de sentir cuando están siendo ingeridas o lastimadas de cualquier manera. Incluso pueden reaccionar ante su inminente fin al activar ciertas defensas”. Yo casi no como carne, pero porque no me gusta, no por convicción. No creo que tenga nada de malo; después de todo somos omnívoros y por algo tenemos colmillos. Estoy totalmente en contra del maltrato animal, de la experimentación, de la cacería, los circos, las corridas de toros, etc. Los animales no son nuestros esclavos ni nuestros juguetes. Pero en este planeta nos comemos unos a otros ¿qué se le va a hacer? Poner a los animales arriba de las plantas te convierte en especista. Si no vamos a comer animales, entonces tampoco plantas ¡Y a morirnos todos, que la vida es absurda al fin y al cabo!

    • Darin · 19/06/2018 Responder

      Hola Ana. Muchos han comentado eso de las plantas. Lo trataré en el próximo vídeo. Saludos 🙂

      • Ana Basave · 24/06/2018 Responder

        Ojalá, porque me sorprendió mucho este video. No tiene nada que ver con el Darin al que estoy acostumbrada. Las ideas de Singer las puedes tumbar en un dos por tres; ni siquiera las considero filosofía. Y conste que no me gusta la carne.

  7. cesar · 04/07/2018 Responder

    Nuestra fuerza evolutiva como especie es la cultura.

  8. Romina · 15/04/2019 Responder

    Quisiera saber por favor que me ayuden a redactar si las plantas sienten dolor? Y porque y si la piedra siente dolor cuando se la golpea preciso todo escrito porque es para una prueba

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