El Tractatus de Wittgenstein, pt. 2/9

Hoy comenzamos la lectura de las proposiciones. A través del famoso atomismo del Tractatus veremos cómo los hechos, los estados de cosas y los objetos simples se combinan para crear la estructura del mundo.

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La primera proposición del libro tiene una nota al pie. Esta nota encierra tres virtudes. La primera es que es la única nota en todo el libro. A mí me gustan las notas al pie, pero hay autores, especialmente autores de libros académicos, que no saben callarse la boca. A mi juicio, cuanto menos notas, mejor. La segunda es que es una nota al pie de la página y no al final del libro. Cuando veo el numerito al final de la oración, y sé que las notas están al final, me pregunto si valdrá la pena interrumpir la lectura y buscarla en el matorral bibliográfico en la últimas páginas del libro. Las más de la veces, no vale la pena. La tercera virtud de la nota de Wittgenstein es que sí vale la pena, es sumamente útil. En ella nos dice cómo funciona el sistema de numeración que estrutura las proposiciones del libro.
Dice: “En cuanto números de cada una de las proposiciones, los números decimales indican el peso lógico de las proposiciones, el énfasis que en mi exposición se pone en ellas. Las proposiciones n. 1, n. 2, n. 3, etc., son observaciones a la proposición n.° n.; las proposiciones n.m 1, n.m 2, etc., observaciones a la proposición n.° n.m; y así sucesivamente”.
Con base en eso, podemos visualizar el Tractatus como una jerarquía de niveles. Hasta arriba, de izquierda a derecha, tenemos el primer nivel de las 7 proposiciones principales, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7. Si las leyéramos en orden tendríamos una idea global de lo que Wittgenstein quiere comunicar, sin embargo, sería una idea vaga y muy general. La idea se vuelve más concreta con observaciones y comentarios que Wittgenstein hace, comentarios que ocupan un segundo nivel y que son indicados con un lugar decimal, como 1.1 ó 3.2. Y luego hay comentarios sobre esos comentarios – un tercer nivel, y así sucesivamente hasta alcanzar en algunos casos 5 niveles.
Ahora, normalmente leemos un libro, sea de filosofía o de cualquier tema, de comienzo a fin, leyendo las proposiciones una tras otra en el orden en que las puso el autor. El problema con el Tractatus es que hay dos órdenes: uno aritmético y otro expositivo. La numeración de las proposiciones va en orden aritmético, pero no necesariamente en orden expositivo, y esto puede presentar un problema al momento de leer el texto. Tomemos el ejemplo de las proposiciones 3.318, 3.32, 3.321. Éste es el orden en que se encuentran en el texto, y están en orden aritmético. Sin embargo, aunque 3.32 viene después de 3.318 aritméticamente, esto no quiere decir que viene después lógica o expositivamente. 3.318 dice: “Concibo la proposición —igual que Frege y Russell— como función de las expresiones contenidas en ella” y 3.32 dice: “El signo es lo sensorialmente perceptible en el símbolo”. Está claro que esta última no se sigue, ni siquiera temáticamente, a partir de la anterior. Está hablando del símbolo, pero en la anterior no vemos mención alguna del símbolo. Pues si nos fijamos en el número que le corresponde, vemos por qué no tienen que ver la una con la otra. 3.32 corresponde al segundo nivel de proposiciones, las cuales son observaciones o comentarios sobre el primer nivel donde está la proposición 3.3. Entonces, 3.32 sigue expositivamente a 3.31, ¡la cual está a una cuartilla y media atrás en el texto! Este último dice: “A cualquier parte de la proposición que caracterice su sentido la llamo una expresión (un símbolo)”. Ahora sí tiene sentido la mención del símbolo en 3.32. Entonces ¿por qué Wittgenstein no colocó 3.32 después de 3.31? Por qué 3.31 cuenta con varias observaciones, ocho en total, de 3.311 hasta 3.318. Así que, no podemos leer el Tractatus como un libro normal, una proposición tras otra, sino que hay que ser un poco sinuoso siguiendo más bien al sistema de numeración. No es de ninguna manera mero adorno, sino que tiene su razón de ser.
Sin más preámbulo, pasemos a la primera proposición: “El mundo es todo lo que es el caso”. Me gusta mucho el alcance tan amplio y metafísico de esta primera proposición, como la de la propia Biblia: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. En estas palabras de Wittgenstein, no hay derivación ni argumentación, sino simplemente una creación por decreto – el mundo es todo lo que es el caso.
Esa frase – “el mundo es” – la han pronunciado muchos grandes filósofos. Platón decía que el mundo, en su fondo, son ideas. Aristóteles decía que el mundo, o el ser, se dice de muchas maneras, pero principalmente en términos de substancia. Spinoza, le hizo eco – el mundo es una sola infinita substancia. Descartes decía que era una dualidad de mentes inmateriales y cosas materiales. Y la gente común diría que el mundo es la suma de todas las cosas que Dios creyó, cielos y tierra, árboles, animales y seres humanos. Sean substancias o mentes, ideas o árboles, lo que encontramos en las diversas ontologías es que el mundo está hecho de cierto tipo de cosa. Wittgenstein discrepa de esta manera de ver el mundo. En la siguiente proposición, la 1.1, esclarece un poco su planteamiento. Dice: “ El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas”. Todavía no sabemos qué es un hecho – más adelante en la proposición 2 Wittgenstein empieza a definirlo. No obstante, a estas alturas podemos saber que el mundo no puede ser la totalidad de cosas porque la totalidad de cosas puede constituir diversos mundos posibles dependiendo de cómo estén arregladas entre sí. Por ejemplo, para simplificar las cosas, imagínate que el mundo consistiera de tres cosas: una casa, un árbol y un hombre, Juan. La casa podría ser de color morado o anaranjado. Juan podría estar fuera de la casa o dentro. El árbol podría estar de un lado de la casa o del otro. En fin, hay varias relaciones que las cosas de este mundo pueden guardar con las demás cosas. Simplemente tener en la mano una lista de todas las cosas en el mundo no nos dice cómo es el mundo.
A lo mejor no te resulte problemático eso pero a Wittgenstein sí. ¿Por qué? Porque en el fondo lo que le interesa es la proposición y la cuestión de su verdad o falsedad. Con excepción de las tautologías, la verdad o falsedad de una proposición se determina en relación con el mundo, no con las cosas del mundo, con su mera existencia, sino con las relaciones que guardan entre sí, con los hechos.
Veremos con más detalle la naturaleza de los hechos, pero de momento Wittgenstein sigue con su concepto de mundo. En la 1.13 dice que “Los hechos en el espacio lógico son el mundo”. Las cosas físicas ocupan un espacio físico – mi copia del Tractatus es una cosa física y puedo señalar donde está, el espacio que ocupa, pero no puedo señalar el hecho de que lo compré en Boston en los años 90. Este último ocupa un espacio lógico. ¿Qué es un espacio lógico? Pensemos un momento sobre nuestra experiencia del espacio físico. El lugar donde vives tiene diferentes espacios, un recamara, una cocina, un baño, etc., varios espacios distintos que, sin embargo, constituyen en su totalidad un solo espacio, el espacio entero de tu casa. El espacio físico de tu casa y del mundo es una estructura en la que las cosas están repartidas de determinada manera. De igual manera, los hechos que ocupan el espacio lógico no están ahí simplemente amontonados sino que lo ocupan de forma articulada.
Un último e importante detalle es el que encontramos en la 1.21. Dice: “Algo puede ser el caso o no ser el caso, y todo lo demás permanecer igual”. A primera vista, pareciera que Wittgenstein dice aquí algo patentemente falso, que los hechos son independientes los unos de los otros. Consideremos el hecho de que estoy grabando un vídeo sobre Wittgenstein. Creo que está claro que ese hecho depende del hecho de que estoy respirando. Si no fuera el caso que respirara, no podría grabar este vídeo. Pues no hay contradicción porque resulta que Wittgenstein está hablando de cierto tipo de hecho, uno que en la siguiente proposición, la 2, llama un ‘estado de cosas’, aunque creo que una traducción mejor sería ‘hecho atómico’ por razones que en breve veremos.
Antes de pasar a la 2, quiero que entendamos lo que en el fondo Wittgenstein está proponiendo en la 1.21. Si un hecho puede darse o no y los demás permanecen igual, de lo que está hablando entonces es de hechos que son independientes los unos de los otros. Cuando dice que el mundo es la totalidad de los hechos y no de las cosas, el mundo al que se refiere no es él que un poeta lo vería ni un político, sino un filósofo, lo cual significa que pregunta por el fondo del mundo, por los constituyentes fundamentales que lo componen. Desde los tiempos de Aristóteles, este tipo de investigación valora como posible constituyente básico aquello que es independiente. Si la explicación de algo depende de otra cosa, entonces ese algo no puede ser básico, sino sólo aquella cosa que es independiente. Aristóteles llamaba ese sustrato independiente ‘substancia’ y correspondía a individuos como Sócrates o un caballo. Para Descartes y Leibniz el fundamento independiente del mundo era Dios. Para Wittgenstein – los hechos. Cuando dice en 1.2 que el mundo se divide o se descompone en hechos, está diciendo que los hechos conforman su estructura básica o, en otras palabras, que articulan lo que Wittgenstein llamó el espacio lógico.
Ahora, hechos como el de que ‘Darin graba un vídeo sobre Wittgenstein’ es un hecho dependiente. Los hechos que son los constituyentes básicos del mundo son diferentes. En la proposición 2 los introduce. Dice: “Lo que es el caso, el hecho, es el darse efectivo de estados de cosas”. Luego en 2.01 dice: “El estado de cosas es una conexión de objetos (cosas)”. Antes de seguir, quiero señalar una anomalía. Es que pasa de la proposición 2 directamente a la 2.01. La verdad no se entiende por qué introduce el cero en la posición del primer decimal. De acuerdo con el esquema que planteó en la nota al pie, el primer comentario sobre la 2 debe indicarse con 2.1. En fin.
Hasta ahora en la discusión la palabra que Wittgenstein ha utilizado para hablar de los hechos es ‘Tatsache’. Ahora en 2.01 introduce un hecho especial que indica con el término ‘Sachverhalt’ y que se ha traducido como ‘estado de cosas’. Verán que contienen la misma palabra – Sache – la cual significa ‘cosa o ente’. ‘Sachverhalt’ al igual que ‘Tatsache’ significa el arreglo o disposición de las cosas. Entonces, ¿cual es la diferencia? En la introducción al libro, Russell nos la explica con un buen ejemplo. Dice: “Los hechos pueden contener partes que sean hechos o pueden no contenerlas; «Sócrates era un sabio ateniense» se compone de dos hechos: «Sócrates era sabio» y «Sócrates era un ateniense». Un hecho que no tenga partes que sean hechos lo llama Wittgenstein Sachverhalt. Es lo mismo que aquello a lo que llama hecho atómico”. En la primera edición bilingüe del libro, Sachverhalt se tradujo como ‘hecho atómico’, y en ediciones posteriores como la que estamos usando se tradujo como ‘estado de cosas’. La mayoría de los estudiosos prefieren esta última traducción, y a mí también me gusta, sin embargo ‘hecho atómico’, traducción por cierto que Wittgenstein aprobó, no sólo logra distinguir bien entre los dos tipos de hechos (Tatsache y Sachverhalt), sino que expresa una de las ideas básicas del positivismo lógico del Círculo de Viena al que este libro dio paso.
Vamos a ver. Si un hecho está compuesto de dos o más hechos distintos, como en el ejemplo de Russell (Sócrates era un sabio ateniense), entonces es un Tatsache, un hecho normal digamos. Si no, es un Sachverhalt, un estado de cosas o, lo que en su momento Russell y Wittgenstein llamaban un hecho atómico. Un hecho normal es un complejo, pero el hecho atómico no, es básico o simple. Es como la antigua concepción del átomo – aquello que no puede dividirse o descomponerse más. Otra cosa que distingue al hecho normal o complejo de un hecho atómico es que el primero es actual mientras que el segundo puede darse o no, es posible. Es un hecho que estoy haciendo un vídeo sobre el Tractatus; así están las cosas. Recuerda que el mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas. Las cosas aquí en cuestión soy yo, mi libro del Tractatus, mi computadora, y mi cámara digamos. Como vimos, simplemente tener una lista de esas cosas no es suficiente para decirnos cómo es el mundo. El mundo es más bien el arreglo o disposición de esas cosas entre sí. En este caso están arreglados de tal forma para hacer un vídeo sobre el Tractatus. Ese arreglo es el hecho; es algo efectivo que se da. Pero podría hacer un vídeo sobre la Metafísica de Aristóteles. Aun cuando no lo esté haciendo, es una posibilidad, es una manera en que las cosas a mi alrededor podrían arreglarse o, en las palabras del texto, es un posible estado de cosas. Recuerda que ‘estado de cosas’ y ‘hecho atómico’ son dos traducciones del término Sachverhalt. Si volvemos a la proposición 2 vemos que dice que lo que es el caso, el hecho, es el darse efectivo de estados de cosas, es decir, hacer actual lo que es posible.
Bueno, vamos a seguir. La siguiente proposición que ya mencionamos, la 2.01, dice: “El estado de cosas es una conexión de objetos (cosas)”. Aquí se refiere al Sachverhalt, ese hecho atómico, y, sorprendentemente, lo reduce a constituyentes incluso más básicos. Pasamos de hechos a hechos atómicos a objetos. Nuevamente, Russell esclarece el asunto muy bien. Dice: “Un hecho atómico, aunque no conste de partes que son hechos, sin embargo consta de partes. Si consideramos «Sócrates es sabio» como un hecho atómico veremos que contiene dos constitutivos «Sócrates» y «sabio». Si se analiza un hecho atómico lo más completamente posible, las partes constitutivas que se obtengan al final pueden llamarse «simples» u «objetos»”.
Aquí vemos con claridad la famosa metafísica atomista del Tractatus, la cual sigue bastante de cerca al atomismo clásico. El gran atomista de la antigüedad es por supuesto Demócrito. Sus ideas sobre la naturaleza del cosmos surgieron a partir del imponente monismo del ser de Parménides. Parménides negaba la realidad del movimiento y el cambio asociándolos con el no-ser, o sea, eran para él ilusorios. Demócrito discrepaba; creía que el cambio era real, y lo explicaba al postular un vacío en el que existen entidades básicas que llamaba átomos – etimológicamente, aquello que no se puede cortar. Entonces, todo objeto que podemos percibir es producto de la combinación de átomos, y cuando estos átomos se separan y se reorganizan, se da el cambio. Lo único que no está sujeto a esta dinámica son los átomos; constituyen la base no cambiante del cambio. Este esquema lo vemos en la química. La tabla periódica contiene los elementos básicos que se combinan para producir las cosas de nuestra experiencia común. En la física, sabemos que han logrado cortar el átomo para encontrar constituyentes, partículas, incluso más pequeños.
Quién sabe hasta donde llegaran, pero lo que quiero señalar es que, a diferencia de la física donde experimentos empíricos constatan la existencia de estas partículas subatómicas, la existencia y naturaleza de los objetos que Wittgenstein dice se combinan para producir estados de cosas, no es algo que sabe empíricamente sino lógica o trascendentalmente. Un argumento trascendental, como vemos en Kant, toma algo de la experiencia que aceptamos por sentado, digamos el conocimiento científico, y pregunta por sus condiciones de posibilidad, o sea, como ha de ser el mundo y la cognición humana para que el conocimiento sea posible. Wittgenstein parte no del conocimiento sino del lenguaje, de las proposiciones y lo que logran comunicar. ¿Cómo ha de ser el mundo para que eso sea posible? Esto es lo que está planteando en las primeras proposiciones del Tractatus.
Entonces, la investigación aquí no es empírica sino lógica, por lo que los átomos que plantea, los objetos, no son átomos físicos sino átomos lógicos. Son lo que permiten que nuestro pensamiento se engancha con la realidad y nos dice cosas sobre ella. Además, tratándose de un entorno lógico, el problema que su atomismo responderá no es tanto el cambio, como en el atomismo clásico, como la contingencia. Los hechos pueden darse o no. No son necesarios sino precisamente contingentes, y para poder hablar de ellos y por tanto del mundo necesita algo no-contingente sobre el que las contingencia se basan – el átomo lógico que es el objeto.
Bien, las próximas once proposiciones son comentarios sobre la 2.01, la que dice que los estados de cosas son combinaciones de objetos. Veamos cómo va precisando esta noción de objeto. En 2.011 dice: “Poder ser parte integrante de un estado de cosas es esencial a la cosa”. Antes que nada, está usando la palabra ‘cosa’ como sinónimo de ‘objeto’, lo cual es un poco confuso porque en otras partes la emplea para referirse a las cosas físicas de nuestra experiencia común. En fin, en las demás proposiciones que veremos hoy está hablando de ese constituyente atómico básico.
Volviendo entonces a la 2.011, dice que es esencial que los objetos (o cosas) sean parte integrante de los estados de cosas. Eso suena muy abstracto. Para entender lo que quiere decir, vamos a suponer un momento que no es esencial que un objeto, digamos objeto A, sea integrante de un estado de cosas. Si no es esencial eso significa que objeto A puede darse o no, o sea, que es contingente. Pero hemos establecido que toda contingencia se da debido a la combinación de cosas que no son contingentes. Entonces ese objeto A no podría ser esa cosa no contingente porque al darse casualmente como integrante en un estado de cosas eso tendría que deberse a otra cosa que lo posibilitara, otro objeto a su base. Sean lo que sean esos objetos, es esencial, como dice Wittgenstein, que sean integrantes en los estados de cosas.
Esta idea se expresa en la proposición 2.0121. Dice: “Parecería algo así como un azar que a la cosa capaz de darse de modo efectivo por sí misma le correspondiera posteriormente un estado de cosas”. En el atomismo clásico que informa nuestras intuiciones sobre la física y la química, visualizamos los átomos como sueltos por ahí, combinándose bajo determinadas condiciones y separándose para andar sueltos otra vez. Esto no caracteriza el atomismo de Wittgenstein. Como vimos en la última proposición, si los objetos no integran estados de cosas esencialmente, entonces son contingentes y no pueden contar como objetos atómicos.
Tenemos entonces que los objetos son constituyentes necesarios o esenciales en los estados de cosas. Otra propiedad de los objetos, como dice en la 2.02, es que son simples, tema que ya mencionamos hace poco. Si fueran complejos, eso implicaría la posibilidad de su no existencia, o bien antes de combinarse sus componentes o después de separarse. Pero ya hemos visto la necesidad de que sean integrantes en los hechos atómicos.
Notoriamente, no encontramos en el texto ningún ejemplo de un objeto, ni tampoco en cartas de Wittgenstein donde respondía preguntas de Russell y otros sobre este tema. Podemos entender por qué si pasamos a una serie importante de proposiciones. En 2.02 dice: “El objeto es simple”. Luego en 2.021 dice: “Los objetos forman la sustancia del mundo. Por eso no pueden ser compuestos”. Al principio, dijimos que diversos filósofos han propuesto ideas sobre la naturaleza del mundo, entre ellas la sustancia aristotélica. Durante mucho tiempo se entendían las propiedades de las sustancias (como la inteligencia de María o la edad del caballo), lo que se llamaban también accidentes, como cosas inherentes en la substancia, es decir, como cosas que se agregaban o se pegaban a la substancia, cosas contingentes o precisamente accidentales que podrían cambiar. Al decir Wittgenstein que los objetos forman la substancia del mundo, no está hablando de la substancia en ese sentido. Propiedades o cualidades no se agregan o se pegan a los objetos de forma externa. Más bien, las propiedades materiales de las cosas, como en nuestros ejemplos, son constituidos por la configuración de objetos. Es por eso que los objetos simples que Wittgenstein plantea no pueden señalarse o describirse. Más adelante veremos que los objetos sólo pueden nombrarse, los nombres particulares siendo en las proposiciones el correlato de los objetos simples en el mundo. Es como los átomos que componen la molécula del agua (dos de hidrógeno y uno de oxígeno). El agua, una cosa compleja, es decir, un complejo, puede describirse. Es mojado y fluyente. Lo interesante es que si pudieras reducirte al tamaño de sus componentes simples, los átomos, y pudieras moverte entre el hidrógeno y el oxígeno, no percibirías nada mojado, nada que fluyera. De hecho, no percibirías nada porque la percepción de cualidades depende de constituyente básicos, átomos, que las componen.
Wittgenstein continua diciendo en 2.0211 que “Si el mundo no tuviera sustancia alguna, el que una proposición tuviera sentido dependería de que otra proposición fuera verdadera”. No será hasta la proposición 3 que empieza a hablar del lenguaje y las proposiciones, sin embargo lo introduce aquí, y ya sabemos que el mundo que retrata en estas primeras proposiciones tiene las características que tiene para poder dar cuenta de nuestra capacidad de hablar y comunicarnos sobre el mundo de una forma efectiva. Lo que está diciendo es que si no existieran los objetos simples, lo que acaba de llamar la substancia del mundo, entonces no podríamos dar cuenta de las proposiciones sobre el mundo que enunciamos, ya que, para que tuvieran sentido, dependerían de si otra proposición fuera verdadera, y el sentido de esta última dependería de otra, y así sucesivamente en un regreso al infinito. La relación entre el sentido y la verdad y falsedad hay que esperar a verla con cuidado más adelante, pero el punto es que, ante este regreso al infinito, como dice en 2.0212 “Sería entonces imposible pergeñar una figura del mundo (verdadera o falsa)”.
Vamos a volver un momento al principio. El mundo es todo lo que es el caso, todos los hechos que efectivamente se dan. Estos hechos están compuestos de uno o más estados de cosas o hechos atómicos, y estos a su vez por cierta combinación de objetos simples. Sin estos objetos, no hay hechos, o, en otras palabras, siendo los objetos una condición de que haya hechos, la existencia de los objetos no puede ser un hecho más porque los hechos pueden darse o no y los objetos, como hemos visto, son necesarios. Más bien, los objetos forman la substancia del mundo, el trasfondo necesario para que aparezcan los hechos en absoluto. Como dice en 2.024: “La substancia es lo que persiste independientemente de lo que es el caso”. Wittgenstein habla de su ontología en términos de tres conceptos: substancia, realidad y mundo. El más básico es la substancia, compuesta por los objetos. El siguiente nivel es el de la realidad que, como dice en 2.06, consiste en la totalidad de los estados de cosas o hechos atómicos, tanto los que existen como los que no, los que son posibles. Subiendo un nivel está el mundo que, como dice en 2.04, es la totalidad de los estados de cosas existentes. Vimos en la proposición 1 que el mundo es todo lo que es el caso, y en la 2, que lo que es el caso, un hecho, es la existencia de estados de cosas. Así que, el conjunto de todos estos últimos es equivalente a todos los hechos del mundo, a todo lo que es el caso, como por ejemplo el hecho de que hemos llegado al final de este vídeo.
Sólo unas cuantas palabras para terminar. El texto de Wittgenstein es muy comprimido y abreviado. Eso, junto con el alto nivel de abstracción de los temas tratados, hace que sea no sólo difícil de entender sino también que su significado sea muy controvertido y debatido. La literatura secundaria abunda en discusiones sobre lo que hemos tratado el día de hoy, especialmente sobre el estatus de los objetos simples. Por muy buena que fuera mi explicación, lo más seguro es que vas a tener más preguntas y dudas que otra cosa. Es normal. Sobre la marcha, viendo especialmente la naturaleza del lenguaje y de las proposiciones, todo esto va a cobrar mucho más sentido.
La proposición 2.1 dice que nos hacemos figuras de los hechos, es decir, los figuramos en forma pictórica. En el siguiente vídeo, empezaremos a abordar su famosa teoría figurativa.

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Utilizo la versión del Tractatus editada por Gredos.

Música de la intro: La canción se llama “Ambience Musettienne” del album Simply Musette de Alexa Sage.

Música de la outro:  ZAPATEADITO OAXAQUEÑO II . Arodi Martinez S.  https://www.youtube.com/watch?v=qIcnUTBSOfw

19 Comments

  1. Mario · 02/10/2022 Responder

    El salto del maravillosamente inspirador video “Ando anotando” al insoportable “Wittgenstein parte 2” de este video es brutal. Te abandono en esta Darín. Abrazo!

    • Patricia · 03/10/2022 Responder

      Jo Mario que lastima no contar contigo en este viaje aunque seguro que nos seguimos viendo por aquí en otras travesías que te resulten más interesantes 😉. Entiendo que Wittgenstein te resulte “insoportable” pero si me permites mi opinión (que es solo una más tan respetable como la tuya por supuesto) creo que no tiene tanto que ver con Darin como con el propio Wittgenstein. Ya no es solo el nivel de abstracción de estas primeras proposiciones (que es bastante grande) sino su orden expositivo que como señala Darin puede complicar (mucho) la lectura. Además puede parecer que lo que dice es…como expresarlo…Por un lado reducionista y por otro intrascendente (en tanto que parece que reduce “el mundo” a una serie de proposiciones que remiten a Estados de cosas muy “tontunas” y sin implicación alguna pata la vida y que pueden o no acaecer del tipo: el libro está en la mesa (o no, o está en la estantería o es rojo o es azul o que se yo) y luego esta el berenjenal de lo todavía más simple: el objeto wittgesteniano: una especie de noumeno lógico muy ufff.. difícil de entender. En realidad a mi me parece que Wittgenstein no es ni reduccionista ni mucho menos intrascendente lo que pasa es que es difícil de narices y no hay que olvidar que la tarea que se propone es similar a la de Kant pero más humilde y en cierto sentido más real. Es una tarea del límite pero no de límite de lo que puede pensarse (por razones que el mismo explica muy bien en su prólogo) sino de lo que puede decirse. O más bien de lo que puede decirse con sentido. Y no es tarea baladí sino que de verdad es necesaria para que la filosofia no se convierta en charlatanería. Como por cierto, corre el peligro. Si hiciéramos más caso a Witt no estaríamos en la era de la posverdad y el todo vale. En fin. Es mi humilde opinión. Una lectura difícil, a veces realmente “insoportable” pero mucho más profunda de lo que parece (a mi juicio claro)

      • Mario · 05/10/2022 Responder

        Hola Patricia qué gusto reencontrarte! Decirte antes que nada que mi incomodidad con “Wittgenstein parte 2” no es con Darin sino con el mismo Wittgenstein. Pero como sé que lo bueno del Tractatus viene al final (cuando el racionalismo seco de Witt, como nos anunció Darin, se va a transfigurar en “otra cosa”), se trata de acomodarse lo mejor posible en la butaca y mirar por la ventanilla mientras atravesamos el desierto. Y aprovechar para conversar con buenos amigos, como vos. A ver, al final de tu post decís que un gran aporte de Witt estaría en encontrar lo que puede ser dicho “con sentido” para salvar a la filosofía del riesgo de la charlatanería. Decirte que estoy totalmente de acuerdo con eso. Es más, me hiciste acordar al físico americano David Bohm que definió al “diálogo” como “intercambio de sentido” ¿Se entiende? ¡El “diálogo” para Bohm no es intercambio de palabras sino intercambio de sentido! Y te digo Patricia que tengo la secreta esperanza de que a medida en que avancemos con el Tractatus, el SENTIDO terminará desplazando a burda ilusión de comunicarnos con palabras. Cómo decís vos “encontrar lo que puede decirse con sentido no es tarea baladí sino una necesidad para que la Filosofía no se convierte en charlatanería” ¿Qué pensás vos Patricia de una comunicación solo centrada en palabras?

  2. Fernando · 03/10/2022 Responder

    Hola, Darin:
    No es nada fácil preparar una lección del «Tractatus» que resulte tan rigurosa y amena. Llevaba esperándola desde que vi la primera parte. Esta segunda se me ha hecho incluso más corta que la primera, y eso que ahora has entrado plenamente en la obra. Esperaré la tercera parte con mucho anhelo. Es fantástico que facilites la lectura de una obra esencial para entender el tiempo en que vivimos. Gracias.
    Fernando

  3. Eduardo Coli · 03/10/2022 Responder

    Qué los hechos son productos de la acción, de la manifestación independiente. Esto, queda muy claro amigo Darin.

    Hechos de la acción independiente (del espíritu, de la mente, de dios, del mercado, de la economía, de los proceso histórico, o el de la civilización, etc.) Hechos claros lógico y racionales, que se tiene que distinguir diferenciar de unos supuesto otros hechos, no lógicos, no racionales.

    Los hechos lógicos, racionales físicos y espaciales, con que se expresa, manifiesta esta acción independiente, difieren de los otros hechos, no lógicos, no racionales, (por deducción diferencial lógica racional de los hechos no lógicos no racionales de los que los primeros se distinguen) de una otra no acción, no independiente, que no se manifiesta, por medio y a través de hechos lógicos racionales.

    Por ejemplo; la acción independiente, de los hechos del proceder lógico racional, (de la mente, del espíritu, de dios, etc.) se encuentran con la majestuosidad imponente, ilógica e irracional, de un inmenso árbol en la selva.
    La acción independiente se encuentra, se topa, con la acción y manifestación de un hecho, no lógico, ni racional, no de la mente, no del espíritu, no de dios, en plena selva.)

    Pero nuestra acción, independiente, se encuentra con un hecho bárbaro monstruoso, insólito en su expresión y espectáculo, al fin.

    En tanto la acción independiente (la del espíritu, la de la mente, la de dios) procede a actuar y manifestarse, lógica y racionalmente, sobre lo ilógico e irracional del mundo en cuestión.

    Convirtiendo al árbol en tablas, en libros, en papel moneda , en papel higiénico, en mesas y sillas, en barcos y naves para la conquista, para la expansión de la palabra lógica y racional , para el saqueo y la invasión, para el comercio, o para la creación, la puesta a existir, de pupitres y lápices, de casas, hogares, de ataúdes y bibliotecas.
    De lanzas, de arcos y flechas, del inmobiliario y de los signos del poder, de los símbolos, del sacrificio, como constituyentes lógicos racionales de un templo, una iglesia, o de las prácticas del saber y bien hacer lógico racional, de todos los hombres de bien, hijos amados (de dios, de la mente y el espíritu).

    La acción independiente, liberada de las impurezas, de los eventos ilógicos irracionales de la carne y la sangre, de las lluvias y la tormentas, de la tierra y la flora, de la vida la muerte,:

    Convertidas traducidas a hechos lógicos racionales, con que se caracterizan, se diferencian, se expresa todos nuestros objetos y hechos, todos nuestros eventos y construcciones, productos del progreso, de la lógica y la racionalidad pujante, de la manifestación independiente de nuestro espíritu.

    Acción independiente, de los cuales se deriva la construcción y la manifestación lógica y racional, de nuestro mundo, de nuestra realidad, de nuestra historia y economía, de nuestra lógica y racionalidad.

    Acción independiente fundamentada en la acción independiente de toda nuestra lógica, de toda nuestra racionalidad, de todo nuestro espíritu, de nuestra mente, de todos nuestros dioses.

    Gloriosa manifestación y conversión divina del todo, a la gloria, de la lógica y a la racional del saber de la fuerza y el poder, del mercado, el dinero y la ganancia.

    Que excluye de sí, del todo lógico y racional de su saber y poder, de su decir y hacer, o de su actuar sobre el mundo, todo lo irracional y lo ilógico como esta miserable interpretación en sus hechos, de un bárbaro.
    Un abrazo.

  4. josé · 08/10/2022 Responder

    Seguro hay estados de cosas más difíciles de armar o de entender que otros estados. La idea de armar sentido sin palabras o algún tipo de símbolo o de signo me paraliza. Así, prefiero seguir oyendo y leyendo… y ya veré hasta dónde llego y con qué.

  5. Patricia · 08/10/2022 Responder

    No conocía la definición del diálogo de David Bohm (tipo muy interesante por cierto) y me encanta 💖. Sobre tu pregunta acerca de una comunicación exclusivamente centrada en palabras me parece que se quedaría muy muy pobretona…Primero porque hay experiencias que no son reducibles a palabras sin perder su esencia(por ejemplo la experiencia oceánica de la que hablaba Darin en el video anterior y porque hay cosas que comunican de manera mucho mas rica que lo que puede deducirse de su mera descripcion lingüística…¿acaso no comunica un abrazo o una sonrrisa? ¿Una sinfonia o una pintura? ¿Un paisaje o una puesta de sol? Por no hablar de las danzas de las abejas, de los sonidos que emiten los delfines….El otro día leí algo que me dejó fascinada…al parecer los árboles se comunican entre ellos de una forma muy profunda a través de una Red intrincada de hongos que crecen dentro y alrededor de sus raíces…una especie de Internet arbóreo…y ahora los científicos creen que los árboles más viejos hacen una especie de función de cuidado a los arbolillos retoños pues a través de esa Red profunda y de los hongos les suministran azúcares a los retoños que están en lugares sombríos para que puedan sobrevivir…Los árboles moribundos pueden verter sus recursos a la Red para que les sirvan a sus vecinos más sanos e incluso pueden lanzar señales químicas si hay una plaga para “avisar” a sus vecinos…Vamos…que lejos de ser seres solitarios se trasmiten información muy compleja. Sin embargo también creo que el lenguaje humano, el lenguaje de las palabras es algo muy característico de la experiencia humana del mundo…Creo que fue Witt también quien dijo (en otro lado): los límites de mi lenguaje sin los límites de mi mundo. En realidad el lenguaje construye literalmente mundos porque nos contamos historias, nos narramos el mundo y ese mundo que nos narramos
    (y lo veo en mi trabajo) puede ser limitado y estrecho o abrirse hacia el horizonte…Nos puede hacer conectarnos o desconectarnos de los demas…Ser fuente de intercambio de sentidos o por el contrario de discusiones es o malos entendidos….Creo que lo que Witt se propinia es precisamente cortar de raíz ciertos malentendidos de siglos, ciertos problemas de la filosofía y por eso su proceder tan seco y árido…No sé. Es mi impresión. A mi es un filósofo que me fascina aunque me resulte a veces muy muy complicado y denso

  6. Mario · 09/10/2022 Responder

    Si sí, David Bohm también dijo que las palabras son puentes, es decir, medios a través de los cuales se produce el paso de lo verdaderamente importante, es decir, el sentido. Yo admiro mucho a los traductores porque su técnica debe trascender las palabras y someterse al sentido, o al significado del mensaje que se traduce, sea oral o escrito. No sé si hay “traductores emocionales”, personas que al traducir intentan producir las mismas emociones en los que reciben el mensaje traducido.. pero me parece ciencia ficción jaja! Tengo tres ejemplos de traductores que a la vez fueron geniales en sus respectivas profesiones: Jorge Luis Borges y Julio Cortázar, escritores argentinos y Darin McNabb, filósofo, nuestro Darin, claro. Creo que una parte de la genialidad que atesora cada uno de ellos fue aprendida en el oficio de “traductor” (sería genial que Darin desarrollara alguna vez el tema ¿qué significa traducir?). Bueno, decirte que me encantó la red de vida que se entreteje en esos árboles que nos contaste. La unidad y racionalidad que subyace a toda la Naturaleza. “Todo lo real es racional
    “, decía Hegel ja! Te mando un fuerte abrazo Patricia. Seguimos en contacto

  7. Mario · 09/10/2022 Responder

    Hola Darin! No sé si Wittgenstein reflexionó sobre el tema de traducir de un idioma a otro, pero quiero pedirte a vos que consideres, con todo respeto, la posibilidad de alguna vez reflexionar públicamente sobre tu experiencia y conocimiento del proceso de traducir de un idioma a otro. Es muy interesante cuando hablas de otros pensadores en tus videos. Pero debes saber que otros seguidores tuyos también aprecian, como yo aprecio, cuando hablas sobre tí-mismo. Tu modo de estudiar y profundizar en los grandes pensadores que has venido presentando en todos tus videos (como nos has contado alguna vez, poniéndote en el lugar de ellos sin buscar “criticarlos” sino poniéndote “del lado de ellos”, entendiéndolos) te ha dado un lugar especialísimo dentro del pensamiento filosófico. Entonces, cuando hablas de tí-mismo, en lo que dices resuena todo lo que han dicho y han sentido esos grandes pensadores. Resuena toda una cultura. Y eso te hace único.

    Te mando un abrazo maestro

    • Darin · 11/10/2022 Responder

      Hola Mario. He pensado hacer un vídeo sobre mi experiencia con el español como segundo idioma. Seguramente lo haré pronto 😊

  8. Víctor Nadal · 13/10/2022 Responder

    No me cansaré de darle las gracias por sus videos magistrales. Magistrales por la cualificación profesional y por la capacidad de comunicación que “muestra”.
    Por cierto tengo problemas para descargar el guion en PDF. Sólo me ocurre con este video.

    • Darin · 13/10/2022 Responder

      Hola Vïctor. Gracias por sus palabras. Creo que ya resolví el problema de descargar el PDF.

  9. Víctor Nadal · 24/10/2022 Responder

    Hola de nuevo Darin. Un poco pesado, lo sé, pero me gusta descargarme los PDF para leerlos despacio e intentar asimilarlos mejor. Y éste me sigue dando problemas. Puedo recurrir al copiar y pegar, pero . . . . por estética (o manía) tenerlo en PDF sería mejor. Si la solución es fácil adelante. Si no lo es
    seguir preparando sus estupendos videos me parece una ocupación mucho mejor.

    • Darin · 24/10/2022 Responder

      Hola Víctor. Acabo de checarlo y sí pude bajar el guión de la segunda de Wittgenstein. No sé qué pasó en tu caso.

  10. Víctor Nadal · 25/10/2022 Responder

    Como dicen los gallegos: no creo en las meigas (brujas) pero haberlas haylas. O será la humedad del Atlántico . . . . Muchas gracias Darín por el empeño.

  11. Simon · 26/03/2023 Responder

    Como diria M. Foucault…La muerte del autor y el nacimiento del lector.

  12. Simon · 26/03/2023 Responder

    Para este video les recomiendo leer el texto de M.Foucault…El orden del discurso…a mi parecer una critica demoledora al logo y al fono centrismo

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