El Tractatus de Wittgenstein, pt. 5/9

Hoy analizamos varias características de la proposición: los nombres o signos simples, la precisión del sentido, la distinción entre signo y símbolo, y los primeros pasos hacia una notación lógica de la proposición.

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Una de las citas más conocidas de Wittgenstein es la siguiente: “La filosofía es una lucha contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje”. O sea, el lenguaje simbólico, aunque sea muy poderoso y que haya convertido a la especie humana en la especie dominante en el planeta, al mismo tiempo nos puede despistar; hechiza nuestra inteligencia, haciendo que consideremos como realidades cosas que no son más que confusiones conceptuales. Wittgenstein dice esto no en el Tractatus sino en las Investigaciones filosóficas. Todos sabemos que hay un “primer Wittgenstein” y un “segundo Wittgenstein” y que este segundo rechazó las ideas que había planteado el primero. Bueno, ésa es la idea que muchos tienen, sin embargo es una simplificación. La tienen, supongo, porque semejante creencia es cómoda; reduce la complejidad de las cosas a algo manejable y fácil. Sin embargo, a veces eso es una de las cosas que hechiza nuestra inteligencia, imponer simplicidad donde las cosas son realmente más complejas. Sí, hay claras diferencias entre las dos etapas principales del pensamiento de Wittgenstein, pero también similitudes. Hoy vamos a continuar hablando de la proposición y su naturaleza, y en determinados momentos voy a señalar esas similitudes.
Bien, en el último episodio vimos que la proposición es una figura o modelo, sin embargo, a diferencia de modelos como mapas o retratos, la proposición modela lo que modela no de forma pictórica sino lógica. Es decir, no son icónicas sino simbólicas. A pesar de esta diferencia, los dos funcionan de básicamente la misma manera, a saber, son compuestos de elementos (sean palabras, colores, o figuras geométricas) configurados de cierta manera. Esta configuración refleja la configuración de los elementos que componen la situación en la realidad que modelan. Ahora, donde el mapa trae en sí misma la forma que permite que modele la ciudad, la proposición no. Ésta recibe su forma del pensamiento, como vimos la vez pasada. Entonces, piensas en algo, en una situación en el mundo, y externas ese pensamiento en una proposición, o bien escrita o enunciada de forma audible. Antes, no sabía yo en qué estabas pensando, pero ahora, en la forma de la proposición, tu pensamiento se ha materializado digamos para que lo pueda percibir con los sentidos. Esto es lo que Wittgenstein dice en la proposición 3.1. En la 3.2 dice: “El pensamiento puede expresarse en la proposición de un modo tal que a los objetos del pensamiento correspondan elementos del signo proposicional”. Esos elementos, como nos dice a continuación, los llama ‘signos simples’ o ‘nombres’. Entonces, en el modelo, la proposición, los elementos son nombres, y en aquello que es modelado, el mundo, los elementos son objetos, cosas.
Ahora, recordemos un momento la naturaleza de ese mundo que la proposición modela. ¿No nos dijo Wittgenstein al principio que “El mundo es la totalidad de los hechos, no de las cosas”? Sí, claro, pero no por eso niega la existencia de cosas; las cosas son los elementos básicos del mundo y su configuración entre sí es lo que constituye los hechos. Sin cosas, no habría hechos. Entonces, a los hechos en el mundo corresponden las proposiciones en el lenguaje. Y a las cosas u objetos cuya configuración constituye los hechos corresponden los nombres o signos simples cuya configuración constituye la proposición. Por el lado del mundo hay hechos constituidos de objetos, y por el del lenguaje, proposiciones constituidas de nombres. Pero esto no es todo. En la 3.201 donde introduce la idea de signos simples, dice que la proposición en que ocurren es “completamente analizada”. Más adelante, la llamará una proposición elemental. Cuando decimos que la proposición corresponde al hecho en el mundo, deberíamos ser más precisos y decir que la proposición elemental corresponde al hecho atómico.
¿Te acuerdas de eso del hecho atómico? En el alemán de Wittgenstein, el término es Sachverhalt. Como comentamos, su traducción más común es “estado de cosas” pero en la primera traducción al inglés se tradujo como “hecho atómico” lo cual me parece atinado y sugerente. Toda la discusión de elementos combinándose para crear hechos, por un lado, y proposiciones por el otro, utiliza la metáfora atómica. Cuando un químico o físico pregunta por los constituyentes básicos de algo, van más allá de la sustancia en el nivel macroscópico al nivel microscópico de los átomos que se combinan para formar moléculas y éstas que forman estructuras más grandes, etc. Si mandas una sustancia a un laboratorio químico, digamos una muestra de agua de un río contaminado, el químico lo analiza, reduciéndola a sus componentes básicos y así te puede decir qué cosas están contaminando el río.
Ahora, cuando Wittgenstein habla de una proposición completamente analizada, la proposición elemental con los nombres que articulan su estructura, está haciendo un análisis formalmente idéntica a la del químico. A lo que voy con todo esto es que de la misma manera que el mundo que el químico ve por su microscopio no es el mundo de nuestra experiencia, el lenguaje de las proposiciones elementales no es el lenguaje que hablamos de forma cotidiana. Este último es más bien complejo, y los hechos en el mundo a los que hace referencia son también complejos. Si te acuerdas, el término general que utiliza para los hechos en general no es Sachverhalt sino Tatsache. En todo caso, estos hechos son como la sustancia que llega al laboratorio químico para ser analizado. La diferencia es que donde el químico tiene máquinas que literalmente cortan y reducen la sustancia a sus componentes, Wittgenstein sólo tiene su mente deductiva; infiere la estructura “microscópica” de la proposición, por así decirlo. Lo hace mediante un argumento trascendental, como el de Kant. Kant preguntaba “¿Cómo ha de ser el mundo para que el conocimiento científico sea posible? – ¿Cuales son sus condiciones de posibilidad? La versión wittgensteiniana la vemos en la proposición 3.23. Ahí dice: “La exigencia de la posibilidad de los signos simples es la exigencia de la precisión del sentido”. Lo que está tratando de explicar aquí es la precisión que tiene el sentido de las proposiciones. Esa precisión es posible, como veremos, si la proposición cuenta con signos simples. Pero de momento quiero que entendamos por qué insiste en que el sentido sea preciso.
Todos tomamos fotografías con nuestro celular. Posteriormente, revisándolas, tiramos las que están borrosas ya que nos gustan las fotos nítidas, bien enfocadas. Una proposición cuyo sentido es impreciso o vago es como una fotografía borrosa; de alguna manera no logra captar o modelar bien la realidad. ¿Por qué? Vamos a partir del lenguaje cotidiano, una discusión entre dos personas. Muchas veces la discusión avanza con preguntas que piden esclarecimiento: perdón, no entendí; qué quieres decir; te refieres a X o Y. Si una persona le dice a su vecino “Ayer oí que sonó una alarma”, está diciendo algo sobre el mundo. Su proposición es un modelo de algo que se dio, algo que es el caso. Si es en efecto el caso lo que dice, ¿qué es lo que lo hace verdadero? Pues precisamente el hecho en el mundo, pero el detalle es que lo que sucede en el mundo no es vago e impreciso, sino absolutamente determinado y específico. No sonó cualquier alarma, sino una en particular y no sonó en cualquier momento de ayer sino en un momento determinado. Si la proposición es verdadera, es un hecho muy específico lo que la hace así, y para determinar cual es ese hecho y si se dio o no, el sentido de la proposición lo tiene que especificar. Tal y como se enunció, la proposición es imprecisa. Tiene que analizarse para que su sentido se vuela preciso y el hecho que la hace verdadera se indique. Entonces, volviendo a la proposición de Wittgenstein, la 3.23, la exigencia de la precisión del sentido es lo que exige que la proposición tenga signos simples. Llegamos a un signo simple cuando un signo complejo no puede analizarse más y es ese signo simple lo que corresponde el objeto concreto y determinado en el hecho en el mundo.
Ahora bien, en la mayoría de los casos de una discusión normal como esta entre vecinos, no es necesario hacer todo un análisis lógico donde se vuelvan explícitos todos los elementos del lenguaje. Por el contexto, la intuición y la experiencia, entendemos el sentido de lo que uno dice y podemos juzgar al respecto de forma competente. De la misma manera, podemos hornear un pastel sin tener explícitamente presente la estructura atómica del bicarbonato y la harina.
Entonces, el análisis de una proposición llega a sus elementos básicos, los signos simples o nombres, los cuales corresponden o se refieren a los objetos en el mundo cuya configuración constituyen los hechos. Wittgenstein sigue en el texto esclareciendo la naturaleza de las proposiciones y los nombres. En la 3.3. Dice: “Sólo la proposición tiene sentido; sólo en la trama de la proposición tiene un nombre significado”. Aquí vemos la distinción entre Sinn y Bedeutung, entre sentido y referencia que Wittgenstein toma de Frege. A veces Wittgenstein emplea “Bedeutung” en el sentido de ‘significado’, pero aquí el sentido es netamente ‘referencia’. Como vimos en el último vídeo, para Frege tanto las proposiciones como los nombres pueden tener sentido y referencia. Para Wittgenstein, sólo las proposiciones tienen sentido y sólo los nombres referencia. Como acabamos de ver, los nombres hacen referencia a los objetos en el mundo, los objetos que constituyen los hechos. Lo curioso es que Wittgenstein dice que lo pueden hacer sólo en el contexto de una proposición. Si digo “Pele”, ¿es necesario que ese signo aparezca en el contexto de una proposición para que esté relacionado con ese objeto en el mundo que es el famoso futbolista? Para Wittgenstein, sí. En la 3.221 dice: “A los objetos sólo puedo nombrarlos. Los signos hacen las veces de ellos”. O sea, los signos representan los objetos, lo cual es tanto como decir que están en lugar de ellos, actúan como sustitutos. En el mundo, los objetos no están aislados sino que guardan relaciones entre sí o con cualidades. Si es así, entonces los nombres, que están en su lugar, tienen que hacer lo mismo, y esto no lo pueden hacer solos, sino sólo al combinarse con otros nombres en una proposición.
Mi ejemplar del Tractatus es una edición bilingüe – alemán/inglés. Y aparte tengo el texto en español. Así que, para cada proposición veo tres textos distintos. Sin embargo, sabemos que no son esencialmente distintos. Es una y la misma proposición, la misma idea, vestida digamos de tres maneras distintas. Un lingüista estaría interesado en esos distintos vestidos, pero Wittgenstein no. Como filósofo, está interesado en lo que tienen en común – esa proposición. Pero eso no es todo. El Tractatus, como cualquier libro, está lleno de muchas proposiciones. En el fondo, a Wittgenstein no le interesa ninguna en particular sino lo que todas tienen en común. En pocas palabras, está interesado en la esencia de la proposición como tal, no en lo inesencial o accidental. En las 37 proposiciones que faltan para terminar esta sección y llegar a la 4, vemos este interés puesto en marcha, haciendo abstracción del contenido, del vestido, para llegar a la forma, a la mera esencia de la proposición.
Bien, 3.31 dice: “A cualquier parte de la proposición que caracterice su sentido la llamo una expresión (un símbolo). Expresión es todo lo que, esencial para el sentido de la proposición, pueden tener en común entre sí las proposiciones”. En la proposición “Hay un libro sobre la mesa”, ‘libro’ y ‘mesa’ son expresiones o símbolos, y son esenciales para el sentido de la proposición – si cambiaras ‘libro’ por ‘reloj’, el sentido de la proposición cambiaría. Además, dice Wittgenstein, el símbolo es aquello que muchas proposiciones pueden tener en común, por ejemplo: El libro está sobre la cama, Yo leo el libro, El libro es verde. Todas esas proposiciones y muchísimas más tienen en común el símbolo ‘libro’, símbolo que es esencial para sus respectivos sentidos. En 3.312 dice que: “[El símbolo] viene representado por la forma general de las proposiciones que caracteriza”. Es muy interesante esto. Tendemos a pensar en las palabras como cosas individuales, sueltas por ahí y listas para ser tomadas y combinadas con otras palabras para crear una oración, como los ingredientes que uno toma y combina para crear un plato. Wittgenstein está proponiendo algo distinto. ¿Qué es una palabra, un símbolo? No es otro, como dice, que la forma general de las proposiciones que caracteriza. ¿Qué quiere decir con esto? A finales del siglo XIX, Peirce escribió que una idea, como un predicado, puede compararse en términos generales a una fotografía compuesta, es decir, el efecto o resultado que se da al superponer una fotografía de algo de cierto tipo sobre otra fotografía del mismo tipo. En su época, la criminología estaba en ciernes y una idea que tenían era que se podía tomar fotografías de muchos criminales conocidos, superponerlas una sobre otra y los contornos generales que emergerían constituirían la fisionomía o forma general de la criminalidad. Wittgenstein dice algo parecido con las proposiciones. Si las fotos que acabamos de ver tienen en común supuestamente la criminalidad, las proposiciones tienen en común algún símbolo. Wittgenstein no lo dice así, pero siguiendo con la metáfora podríamos decir que una superposición lógica de todas esas proposiciones daría su forma general, la fisionomía general del símbolo que todas tienen en común.
Para hacer más claro esto, imagínate que vieras una lista de palabras: verde, libro, cama, etc. Al ver la palabra ‘libro’ estás viendo sólo una parte de la naturaleza de ese símbolo, o sea, aquella parte que es común a todas esas proposiciones en que aparece. Tanto Frege como Peirce concebían términos como estos como ‘expresiones no saturadas’. La metáfora de saturación viene de la química. Diferentes elementos tienen diferentes cantidades de puntos o valencias donde pueden enlazarse con otros elementos. Por ejemplo, hidrógeno tiene una valencia de uno mientras que oxígeno tiene dos. Cuando ves el símbolo químico para el agua, H2O, eso significa que el átomo de oxígeno, con dos valencias, puede aceptar dos átomos de hidrógeno. Un símbolo, que es un elemento de la proposición, es como el elemento de oxígeno, puede enlazarse con otros símbolos, y es esta capacidad la que no vemos cuando vemos una mera lista de palabras. A veces, los elementos químicos son escritos de manera que se indican sus valencias. De manera semejante, cuando un símbolo no aparece en el contexto de una proposición, podría escribirse quizá con una notación para indicar sus ‘valencias’, es decir, el hecho de que el símbolo es, como dice Wittgenstein, “la forma general de las proposiciones que caracteriza”.
Ahora, viendo el símbolo de esta manera le permite a Wittgenstein tratarlo como una variable. En la 3.313, Wittgenstein dice: “La expresión [o símbolo] es representada, pues, mediante una variable cuyos valores son las proposiciones que contienen la expresión”. ¿Qué está diciendo aquí? Tomemos como ejemplo la proposición “El libro es antiguo”. Como vimos, una expresión o un símbolo caracteriza el sentido de la proposición en la que aparece. Si lo eliminas o lo cambias, se cambia el sentido de la proposición. Entonces, vamos a imaginar la clase de todas las proposiciones cuyos sentidos la palabra ‘libro’ caracteriza: el libro es antiguo, el libro es azul, el libro es caro, el libro es mío – habría muchísimas. Ahora, lo que Wittgenstein dice es que podemos representar el símbolo ‘libro’ con una variable que toma todas las proposiciones de esta forma como sus valores. O sea, podemos escribir “El libro es X”. Y lo mismo podemos hacer con el símbolo ‘antiguo’, representándolo con una variable cuyos valores son la clase de todas las proposiciones cuyo sentido lo caracteriza, o sea, “Y es antiguo”.
Ok, eso es interesante, pero ¿de qué sirve? ¿Por qué Wittgenstein habla de esto? Porque le permite acercarse a la esencia de la proposición. Hablando de la clase de proposiciones que creamos al convertir un símbolo en una variable, dice, en la 3.315: “Esta clase todavía depende, en general, de lo que, tras acuerdo arbitrario, mentemos con partes de aquella proposición”. Es decir, hemos hecho una abstracción importante, pero aun así esa abstracción depende del significado arbitrario que hemos dado a ese símbolo. Sin embargo, continua diciendo: “Pero si transformamos en variables todos aquellos signos cuyo significado fue fijado arbitrariamente, sigue habiendo aún una clase así. Sólo que ésta no depende ya de acuerdo alguno, sino únicamente de la naturaleza de la proposición. Corresponde a una forma lógica —a una figura lógica primitiva”. Con lo que terminamos es algo así como X es Y donde hemos hecho abstracción del contenido para que la pura forma empiece a manifestarse. Es algo parecido a lo que tenemos en la física cuando hacemos abstracción de todos los casos de cosas cayendo para llegar a llegar a lo que todos tienen en común, la forma general de la ley de la gravedad: F = G(m1m2)/R2.
Bien, pasando a la 3.32, Wittgenstein dice: “El signo es lo sensorialmente perceptible en el símbolo”. Hemos estado hablando de símbolos, como el de ‘libro’, sin embargo, hay que hacer una distinción importante. Lo que oyes cuando digo ‘libro’ o lo que ves cuando lo escribo Wittgenstein lo llama un signo. Es lo que percibimos del símbolo de ‘libro’. La enunciación o las marcas escritas sobre papel no son el símbolo. El símbolo es el concepto de libro, aquello que no varía tras sus múltiples formas de expresión en diferentes idiomas, y en diferentes medios como auditivo, escrito, etc. Es la distinción que Peirce hizo entre tipo y token. El símbolo es el tipo mientras que el signo es el token.
Wittgenstein resalta esta distinción por las confusiones a las que puede dar paso. Como dice en 3.322, diferentes signos pueden significar el mismo símbolo y, quizá más problemático, el mismo signo puede significar diferentes símbolos. En 3.323 da el ejemplo del signo “es”. Dice: “Así la palabra «es» se presenta como cópula, como signo de igualdad y como expresión de existencia”. Por ejemplo, en la proposición “El libro es caro” el ‘es’ funge como una cópula, literalmente junta el libro y la cualidad de ser caro en una relación de predicación. No está diciendo que son idénticos, que el libro y la cualidad de ser caros son la misma cosa. Ése es otro uso del “es” que encontramos en una proposición como “Aristóteles es el maestro de Alejandro Magno”. Las dos expresiones que se encuentran a cada lado del ‘es’ indican el mismo referente en el mundo, cierto filósofo famoso que vivió en Grecia Antigua. Como final está el uso de ‘es’ para indicar existencia. “El libro es” por ejemplo. Bueno, suena un poco extraño en esa formulación, pero se entiende creo. En la 3.324 dice: “Surgen así fácilmente las confusiones más fundamentales (de las que está llena la filosofía entera)”. Con esto volvemos a nuestro comentario al principio, que “La filosofía es una lucha contra el embrujo de nuestro entendimiento por medio de nuestro lenguaje”. Eso lo dice en las Investigaciones filosóficas, pero encontramos la misma preocupación aquí en el Tractatus.
En la 3.325 dice: “Para eludir estos errores tenemos que usar un lenguaje sígnico que los excluya, en la medida en que no use el mismo signo en símbolos distintos, ni use externamente de igual manera signos que designen de modo diferente. Un lenguaje sígnico, pues, que obedezca a la gramática lógica —a la sintaxis lógica”. Comenta además que Frege y Russell elaboraron notaciones lógicas para lograr justamente eso, sin embargo, “no logran excluir aún todos los errores”. En el Tractatus, Wittgenstein pretende llevar a buen término ese intento. Eso implica, como dice en la siguiente proposición, fijarnos en el uso del símbolo. Dice: “Para reconocer el símbolo en el signo hay que atender al uso con sentido”. Y aquí hay otro vínculo entre el así llamado ‘primer Wittgenstein’ con el ‘segundo’. Las Investigaciones filosóficas está repleta de descripciones del uso de las palabras como indicación de su significado. Pero está primero aquí en el Tractatus. De hecho, está primero en Peirce. Su famosa máxima pragmática dice que el significado de una palabra es el conjunto de todos los efectos prácticos que se dan en consecuencia de su uso práctico en la experiencia. La aplicación de la máxima a los diferentes sentidos de ‘es’ que vimos hace poco podría resolver muy bien el problema que Wittgenstein señala, pero vamos a ver cómo él lo hace.
En el segundo vídeo de la serie, creo, hablamos un poco de las teorías de Frege y Russell. Frege había elaborado una teoría de conjuntos en la que Russell encontró un problema que conducía a una paradoja, la así llamada paradoja de Russell, la cual Russell resolvió con su teoría de tipos. Vamos a revisar brevemente este tema. Para fines de esta discusión, la teoría de conjuntos dice que para cualquier propiedad, como rojo, viejo o mexicano, hay un conjunto de cosas a las que esa propiedad aplica. Entonces, podemos pensar en todas las personas que tienen la nacionalidad mexicana. Todas ellas forman un conjunto. Ahora, el problema que Russell identifica en el trabajo de Frege tiene que ver con la auto-referencia, entonces vamos a complicar las cosas un poco. Consideremos la siguiente propiedad, la de ser un conjunto que contiene a sí mismo. ¿Qué cosas tienen esa propiedad? Una cosa sería el conjunto de todos los conjuntos. Siendo un conjunto, naturalmente contiene a sí mismo, es decir, es miembro de sí mismo. ¿Y un conjunto que no contiene a sí mismo? Un ejemplo sería el conjunto de todos los mexicanos. Los conjuntos en general tienen diversas propiedades, pero una de ellas no es ser mexicano, entonces ese conjunto obviamente no contiene a sí mismo. Bueno, hasta ahora todo bien, pero con la siguiente propiedad todo se viene abajo. ¿Qué tal, dice Russell, el conjunto de todos los conjuntos que no contiene a sí mismo? A lo mejor digas, pero ya vimos ése ¿no?, ese del conjunto que no contiene a sí mismo. Sí, ya lo vimos, pero éste es el conjunto de todos los conjuntos que no contiene a sí mismo. O sea, está refiriéndose a sí mismo. Russell ilustró la paradoja a la que da paso con el ejemplo de cierto barbero. “El barbero, dice, es el que rasura a todos aquellos, y sólo ellos, que no rasuran a sí mismo”. La pregunta es si el barbero rasura a sí mismo, o sea, si el barbero es miembro de ese conjunto. Si uno responde que NO rasura a sí mismo, entonces es miembro del conjunto, es decir, cuenta entre las personas que es rasurado por el barbero, y al ser él ese barbero, entonces debería rasurarse a sí mismo – ¡paradoja! Y si uno responde que sí rasura a sí mismo, entonces no es uno de esos que no rasuran a sí mismo, y dado que únicamente estos últimos son los que son rasurados por el barbero, no puede rasurarse a sí mismo – otra vez ¡paradoja! Dado que la paradoja surge debido a la auto-referenica, es decir, un conjunto conteniendo a sí mismo, Russell la resolvió al jerarquizar el lenguaje en diferentes niveles o tipos. Hay un lenguaje básico que habla de objetos, digamos, luego una clase o conjunto de proposiciones cuyo objeto son las proposiciones del primer nivel, o sea, proposiciones sobre proposiciones que versan sobre objetos, y un tercer nivel que tiene como objeto las proposiciones de los primeros dos niveles, y así sucesivamente. El punto es nunca dejar que proposiciones hablen sobre sí mismas sino sólo sobre proposiciones de niveles inferiores en la jerarquía.
Bueno, ¿qué dice Wittgenstein de todo esto? En 3.33 dice: “La sintaxis lógica no permite que el significado de un signo juegue en ella papel alguno; tiene que poder ser establecida sin mentar el significado de un signo”. En el último vídeo y en éste hemos comentado que sólo las proposiciones tienen sentido o significado, los signos o nombres, no; ellos sólo tienen referencia. En la 3.331 dice: “A partir de esta observación lancemos una mirada a la «teoría de tipos» de Russell: El error de Russell se muestra en que tuvo que hablar del significado de los signos al establecer las reglas sígnicas”. Este problema lo tratamos con cierto detalle en el segundo vídeo de la serie, por lo que no voy a repetirlo ahora. El otro problema que tienen con Russell y su teoría de tipos lo comenta en la 3.333. Ahí dice que una función no puede ser su propio argumento. Esos son términos que toma de Frege, pero básicamente lo que está diciendo es que una propiedad no puede predicarse de sí mismo. En eso está de acuerdo con Russell, pero no hace falta su intrincada teoría de tipos sino sólo la concepción del lenguaje que Wittgenstein está elaborando, o sea, una en la que la relación entre signos y símbolos está claramente distinguida. Si una propiedad predica sí misma a sí misma, la propiedad que predica está jugando un papel gramatical distinto del que juega la propiedad que es predicada. Sin embargo, si se denotan con el mismo signo, se va a pensar que el papel es el mismo y así surge la paradoja.
Por cierto, anoche en una película vi un ejemplo perfecto de una propiedad predicándose a sí misma. Es una película maravillosa que les recomiendo muy ampliamente. Se llama Ikiru, del famoso director japonés Akira Kurosawa. En una escena una señorita está contando a un compañero de trabajo los apodos que ha dado a varios de sus compañeros de trabajo, apodos que ejemplifican su forma de ser. Menciona un apodo y luego su compañero tiene que adivinar de quien es. Hace esto dos o tres veces y luego menciona no el apodo sino el nombre de uno de los compañeros, un tal Sr. Saito, y le pregunta a su compañero “¿Cuál crees que sea su apodo?” Su compañero piensa y piensa, pero no se le ocurre nada. Luego dice la señorita: “La marca distintiva del Sr. Saito es que no tiene ninguna” – y los dos se ríen. Paradójicamente, no tiene ninguna marca distintiva y a la vez sí la tiene.
En estos casos, tenemos ejemplos del lenguaje hechizando la inteligencia. Pero si cuidamos el lenguaje y llamamos cosas diferentes por nombres diferentes, entonces muchos problemas filosóficos desvanecen, incluyendo la paradoja de Russell.
Curiosamente, lo que le motivó a Wittgenstein a escribir el Tractatus fue la paradoja de Russell, y aquí lo vemos despachando la solución de Russell en un par de proposiciones. No es del todo convincente porque el problema con Russell no fue un simple error lógico que cometiera, sino su concepción general del lenguaje y cómo funciona. Para responder plenamente a Russell, Wittgenstein tiene que terminar de detallar su propia concepción pero estamos sólo a la mitad del libro. En el próximo vídeo, empezamos con la proposición 4.

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Música de la intro: La canción se llama “Ambience Musettienne” del album Simply Musette de Alexa Sage.

Música de la outro:  ZAPATEADITO OAXAQUEÑO II . Arodi Martinez S.  https://www.youtube.com/watch?v=qIcnUTBSOfw

33 Comments

  1. Patricia · 07/01/2023 Responder

    Fascinante Darin…Aunque por supuesto tengo todavia mucho por leer y aprender acerca de Wittgenstein, yo también creo que es una simplificación muy grande quedarse con que hay dos Wittgenstein completamente diferentes…se pueden ver similitudes y no solo diferencias (que también) Sobre todo me parece que hay un fondo que permanece en todo Wittgenstein que es ese afán por “desmantelar” ese embrujo del lenguaje y al hacerlo dar una vuelta de tuerca; no resolver los problemas de la filosofía sino tratar de hacer algo mucho más radical: directamente disolverlos, en lugar de resolverlos. Sacar a la luz que no son problemas en absoluto sino meros enredos o “embrujos”.
    En otro orden de cosas.. Me encanta tu bonita camisa. Me he fijado en ella porque me ha llamado la atención la ausencia de corbata, un “símbolo” que había aprendido a asociar con tu persona, fijate que cosas, y sin embargo al verte hoy si ella me ha hecho detenerme en hasta que punto podemos dar por hechos ciertos gestos, palabras, actitudes asociándose a alguien, incluso sin conocerlo a fondo. Me ha gustado mucho esa pequeña transgresión de una expectativa que me hace reflexionar sobre cuán a menudo puedo caer en dar a otro por sentado.
    Por cierto Ikiru es una película absolutamente maravillosa. Una joya llena de sensibilidad y profundidad. Con muchísimas capas y con imágenes fascinantes. La escena del columpio en la nieve au está grabada en mi retina. Peliculón.

    • Darin · 08/01/2023 Responder

      Hola Patricia. Esa camisa se llama “guayabera” y es típica de Veracruz y el sur de México. La compré cuando salí de la academia, como para simbolizar una nueva etapa de vida. Pero me siguen gustando las corbatas. Esa escena del columpio en Ikiru, pensaba que la película iba a terminar en ese momento, pero no, y pensaba “cómo es posible que siga, todo el resto será anti-climático!” Pero luego pasa a una escena en la oficina con todos sus colegas de vuelta en el trabajo haciendo precisamente aquello que juraban en el velorio que nunca volverían a hacer. El defensor del difunto en el velorio se levanta en ese momento en la oficina para quejarse y recordarles lo que había jurado, pero luego todos lo miran, se siente intimidado, y vuelve a sentarse tras montones de papeles y archivos y la cámara cambia un poco la toma para que se vean los montones como creciendo y agobiando al señor, y pensaba “ah, esa es la terminación perfecta”! Pero no, pasó a una última escena del parque que el señor había creado. Eso creo deberían haber cortado.

      • Patricia · 08/01/2023 Responder

        Si. La última escena del parque también me pareció anticlimatica (y ni siquiera la recordaba gasta que ka has mencionado) después de la bofetada existencial de ver que en la oficina todo sigue igual y que incluso el defensor del señor Watanabe se ve engullido por lo anodino y vacío de sentido de la cotidianidad y que las cosas en definitiva tras un pequeño claro vuelven a ser tan grise como siempre…
        Quizá la escena final del parque aunque tiene menos fuerza y menos impacto es una forma de indicar que no siguen igual las cosas, que el paso por el mundo del señor Watanabe ha tenido sentido no sólo para el (que indudablemente lo ha tenido para el, al final) sino para el mismo mundo que ahora es más bello que antes pues ahí está el parque donde los niños pueden ahora jugar.
        Estaba pensando que esta película me parece que tiene muchas similitudes de fondo con una novela corta (brutal, por cierto) de Tolstoi: La muerte de Iván Ilich.
        En ambos casos es la inminencia de la muerte, la dolorosa conciencia de que se ha vivido una vida absurda y sin sentido y justo al final la irrupción del sentido…
        En fin. Existencialismo del bueno en esas dos obras maestras del cine y la literatura

      • El empecinado · 08/01/2023 Responder

        Probablemente hayas visto algún refrito. La película original termina justamente ahí. Hay una copia en:
        https://www.youtube.com/watch?v=Hpwzk-U7e0U
        Kurosawa era de la opinión de Shakespeare, a quien admiraba. La vida es un cuento narrado por un loco, lleno de furia y ruido que no significa nada.
        El bien o el mal que haga una persona, no posee la menor transcendencia.

  2. Mario · 07/01/2023 Responder

    Si entendí bien, Wittgenstein dice que:

    El búho es el SIGNO que SIMBOLIZA la sabiduría
    La cruz es el SIGNO que SIMBOLIZA al cristianismo
    La palabra “libro” es el SIGNO que SIMBOLIZA al concepto de “libro”

    Y si no me equivoco (Darin te pido tu ayuda para entender), mi “experiencia”, es decir todo lo que yo estoy sintiendo aquí y ahora, ¿solo se la puedo comunicar a ustedes a través de de SIGNOS y SÍMBOLOS? / Dicho de otro modo ¿TODA LA COMUNICACIÓN HUMANA NO ES MÁS QUE UN INTERCAMBIO DE SIGNOS Y SIMBOLOS?

    O yo estoy loco o el tema de hoy es muy muy importante Darin! / Te felicito por tu trabajo Maestro

    • Darin · 08/01/2023 Responder

      Hola Mario. Comunicas una idea o símbolo pero no por medio de símbolos sino a través de signos.

      • Mario · 09/01/2023 Responder

        Te entendí Darin / Por si acaso te muestro el ejemplo de abajo ver si te entendí bien

        “EN ESTE MOMENTO ESTOY MUY TRISTE, ESTOY EXPERIMENTANDO MUCHA TRISTEZA”

        A ver / YO PUEDO COMUNICARTE que estoy triste a través de SIGNOS mostrándote, por ejemplo, el ícono de una carita triste o haciéndote escuchar la grabación de un padre que llora frente al cuerpo de su hijo muerto / ¿está bien así Darin?

        Pero YO NO PUEDO COMUNICARTE mi tristeza por medio de SÍMBOLOS porque no puedo hacer que sientas como yo siento la vivencia, la idea o el concepto de esta tristeza que me llena el corazón / Este SÍMBOLO (o vivencia) de la tristeza es intransferible / sólo yo puedo experimentar mi concepto de la tristeza que me inunda / por eso necesito de SIGNOS para comunicársela a otros / ¿está bien así Darin?

  3. Patricia · 08/01/2023 Responder

    ¡Hola Mario!
    Estoy a vueltas yo también con eso que comentas y he venido a ver si veía el video otra vez y me quedaba más claro…Yo no lo entiendo exactamente como tú, pero por supuesto me puedo equivocar porque no es tan fácil ni simple esta diferencia entre signo y símbolo (por eso voy a ver el vídeo una segunda vez a ver si me empano bien)
    Lo que yo entiendo:
    El signo es aquello que es perceptible a través de los sentidos. Por ejemplo si yo te digo “gato” los sonidos de esa palabra, o si te digo “cat” pues los sonidos de esa, y si en vez de decírtelo te lo escribo, pues la grafía concreta de esa palabra…
    Todos esos signos aluden al mismo “símbolo” es decir al concepto (idea) de gato…Pero el símbolo (la idea, el concepto) como tal es inefable, aunque sea pensable ya que no hay otra forma de expresarlo si no es a través de un signo. A ver si me explico medianamente porque mira que me cuesta…Si tu dices, el Buho es un “SIGNO” que SIMBOLIZA la “SABIDURÍA”, la sabiduría aquí no es un símbolo sino que es otro signo ya que es una trascripción perceptible sesnsorialmente del concepto o idea al que alude….y no hay otra, si quieres trasmitir una idea o concepto (símbolo) la tienes que vehicular a través ya de un signo

    En fin, me estoy explicando fatal, lo sé, pero no sé explicarme mejor
    Ahora quiero intentar entender la relación entre el símbolo y el objeto… En fin que cosas para entretenerse el domingo ja ja ja

  4. Mario · 08/01/2023 Responder

    ¡Hola Patricia! Voy a seguir tus razonamientos porque creo que estás bien orientada y nos iluminás el camino a los dos. A ver. Tu dices que “El signo es aquello que es perceptible a través de los sentidos” / Eso está clarísimo aferrémonos a eso / Vamos al caso del gato / Tú dices que a través de los cinco sentidos podemos construir “signos” de gato / p.e. a través del SONIDO podemos pronunciar la palabra gato, que entonces se convierte en un signo del gato / yo agrego esto: si hago un dibujito de un gato, ese dibujito se puede ver a través de LA VISTA y entonces ese también es un nuevo signo de “gato” (coincidís con esto?) / también podría pasar la grabación de un maullido que es perceptible a través del OÍDO y que entonces también se convierte en un nuevo signo de gato

    Entonces, Patricia, está claro como construir SIGNOS de “gato”

    Ahora, el tema que sigue es definir qué es el SÍMBOLO de gato / Y acá vos decís que el símbolo del “gato” es el Concepto o Idea del gato / o sea que un SÍMBOLO no es algo material que se ve y se toca sino algo abstracto que se piensa (yo cierro los ojos y me imagino un gato y eso que me imagino el el SÍMBOLO del gato real, es asi?)

    Ahora, vos decís que el SIMBOLO o la idea/concepto de “gato” es INEFABLE (no se puede expresar con palabras) / NOTA: ¡este es el punto más alto de tu abstracción Patricia! ¡Aquí hay algo valioso! No sé como expresarme pero creo que estás construyendo un puente entre el afuera (el gato de los cinco sentidos) y el adentro (la vivencia, la experiencia intransferible de vivir la realidad del gato)

    O sea, la experiencia interior del gato, mi gato interior (¿no me estoy volviendo loco Pato?) es, como decís vos, INEFABLE, inexpresable con palabras (como toda experiencia) y la única manera de expresarla es a través de un… SIGNO!

    Me parece que has tenido un bruto insight Patricia ¡Chapó! / es una suerte inmensa haberte encontrado Patricia / lo digo en serio / y te sigo en tu intento de entender la relación entre SIMBOLO y OBJETO / Seguí razonando que yo te sigo desde acá / Abrazo fuerte!

    • Patricia · 08/01/2023 Responder

      Si si…te explicas perfectamente. Has captado justo lo que pretendia expresar
      Todas esas representaciones de la idea “gato”: el dibujo, el maullido grabado con la grabadora, la palabra escrita o hablada en diferentes idiomas e incluso si me apuras, tu imagen mental de un gato (o la mia) siempre que sean imágenes de un concepto serían signos. La idea de “gato” sería el símbolo, pero el símbolo como tal (al menos como yo lo entiendo que me puedo equivocar) es inefable por definición porque en el momento es que la expresas (la idea) no puedes sino hacerlo por medio de signos.
      Y luego hay implicaciones en wittgenstein (creo) que son un poquito más intrincadas de lo que pueden suponer por ejemplo los positivistas lógicos cuando leen el tractatus…
      Porque ellos suponen sin más que hay un mundo “objetivo” “real” y “el mismo para todos” allí fuera dinde estan los referentes últimos y donde se puede verificar la verdad o falsedad de los enunciados ya que, como el mundo es objetivo y el mismo para todos pues todos estaremos de acuerdo al menos en lo que se refiere a la veracidad de los enunciados empíricos…Pero es que no tienen razón ni ahí…Estaremos de acuerdo si, pero acudiendo a las convenciones del lenguaje no al “mundo objetivo”.
      A ver (estoy pensando sobre la marcha). Pongamos un enunciado empírico: el semáforo esta en rojo.
      Ahora nos vamos al mundo a comprobarlo y Pongamos que el mundo lo vemos un daltonico y yo. No vemos el mismo color “rojo”. Ahora, el mundo que vemos el daltonico y yo es exactamente igual de real…¿qué derecho tengo yo a decir que “mi rojo” es más “verdadero” “real” o “objetivo” que su “rojo”? Que significa “objetivo” aquí? Yo veo el mundo dentro de mi subjetividad y el daltonico igual. No es que yo vea los colores “verdaderos” y el los “falsos”porque lo mismo me podría decir el a mi. Así que don de esta ese presunto “mundo objetivo”. Eso es inefable. La experiencia de cada cual es inefable. Lo que sí podemos ponernos de acuerdo es en el uso y establecer arbitrariamente que cuando el semáforo esté de un determinado color que yo veo rojo y el daltonico ve verde pero que los dos llamamos convencionalmente “rojo: pues que esa circunstancia indica “parar”. En fin. Ja ja, ya me estoy volando del todo y se me está yendo la pinza

      • Mario Balzarini · 09/01/2023 Responder

        Oh Patricia dices algo que para mi ha sido uno de los insights que transformó de manera radical la comprensión de mi mismo y de toda la existencia humana / Tu dices: LA EXPERIENCIA DE CADA CUAL ES INEFABLE / A ver Patricia, darme cuenta de que la vida real es nuestra experiencia interior, esto que no cesa de suceder dentro de mi y que está hecho de una mezcla de emociones, percepciones sensoriales y pensamientos que transcurren en el aquí y ahora ha sido una revelación fundamental para mi / Quizás para ti ha sido algo natural por tu formación en psicología y por tu magnífica curiosidad intelectual Patricia / Pero para quienes que como yo, como Darin, como Bertrand Russell o como aquellos positivistas lógicos hemos tenido una formación en ciencias duras, entender que vivimos “experienciando”, que la experiencia interior es intransferible, que no existe ningún cable maravilloso que al tomarlo yo por un extremo y tu por el otro me permita sentir lo que tu estas sintiendo, que estamos existencialmente aislados, que esta soledad es tremenda y que solo nos queda hacer señas desesperadas, dibujar SIGNOS desesperados en el cielo y arrojar SIGNOS deseperados en el mar

        Y en medio de este incendio, intentar dialogar con el bueno de Wittgenstein… No nos abandones Patricia!

      • Mario · 09/01/2023 Responder

        Poder hacer la distinción entre EXPERIENCIA y EXPERIENCIA SIMBOLIZADA es profundamente liberador Patricia / Y como ya sé no puedo expresar mi experiencia con palabras (porque es inefable), el único modo en que (a los tumbos) puedo intentar comunicarme contigo es a través de SIMBOLOS y SIGNOS que, como las señales de humo que producían aquellos indios sioux de la California donde nació Darin, tratan de romper el aislamiento existencial al que hemos sido condenados

        El bueno de Wittgenstein debió haber sufrido como nosotros sufrimos ahora al tratar de acercarnos a su calvario / ¡Chapó, amigo Wittgenstein! / Desde aquí celebramos la luz que sigues irradiando sobre todos nosotros

  5. Mario · 08/01/2023 Responder

    Patricia se me acaba de caer encima otra estantería : Después de cincuenta años me acabo de dar cuenta de que los “SIMBOLOS PATRIOS” del colegio (la bandera, el escudo, el Himno Nacional etc) en realidad eran “SIGNOS” / SOCORROOOOOOOOO!!!!

  6. Joan · 08/01/2023 Responder

    Hola Darín,

    Me ha surgido una duda en lo que has expuesto.

    En el caso del signo “es”, ¿Se podría entender que con el signo “es” tenemos el único caso en el que signo y símbolo pueden ser lo mismo?

    Saludos,
    Joan

  7. Alfredo Barrios · 09/01/2023 Responder

    Tu ponencia genial, lo siento, pero yo me sigo haciendo pelotas con la diferencia entre signo y símbolo.

  8. Eduardo Coli · 10/01/2023 Responder

    De lo que se desprende, a mi entender, de toda esta rica participación de los distintos aporte de los internautas, de que el símbolo, se corresponde con la idea fija inmortal, que existe y gravita, opera, habita y rige, tiñe y acondiciona, con su intensidad, toda nuestra vida emocional, toda nuestra experiencia sensitiva, racional y subjetiva.
    En forma preponderante, toda nuestra experiencia, o experimentación mental personal, es mediatizada y regida por nuestra idea y símbolos.
    Acompañándonos todo el tiempo, en forma inefable, personal dentro de nosotros. Dentro de nuestro, cerrado, aislado, dominio subjetivo, o campo mental espiritual. Toda experiencia del mundo, está mediatizada, por todo el simbolismo conceptual, tamizada por los símbolos, las ideas, los conceptos, inmortales, que nos rigen, que operan y gravitan, dentro de nosotros, por medios y a través de los cuales nos comportamos.
    Y los signos, serían las expresiones, las respuestas, que irradiamos hacia el mundo, manifestamos hacia el mundo. Al estar poseídos regido por los símbolos, las ideas, que nos rigen, estas construcciones inmortales y eternas, se manifiestan hacia el mundo, por medio y a través de nuestros signos, de nuestra conducta, de nuestras respuestas.
    Los signos son señales, de esa experiencia y existencia ideológica personal, inmortal subjetiva mental, que se tienen y obtienen, de la convivencia la interacción de los estados subjetiva con las ideas, los símbolos interiorizados que nos habitan. Experiencia inefable, de las ideas, los símbolos, que gravitan operan dentro de nosotros. Pongamos un ejemplo, dentro de la subjetividad de Juan, gravitan ciertas ideas, ciertos símbolos, estos se expresan hacia el mundo, por medios y a través de los signos, y las manifestaciones de su conducta, de su respuesta verbal, hacia el mundo.
    Por ejemplo, sigamos el ejemplo, pagamos por caso que en el cerrado y aislado mundo subjetivo de Juan, gravita existe, opera, impera, la idea de dios, el simbolismo dé dios.
    Esto lo deducimos por los signos cuelgan y caminan con Juan, siguiéndolo, acompañándolo a todos lados, sin abandonarlo jamás, hasta el momento de su muerte.
    Como un tatuaje de Jesucristo crucificado en su brazo, o de un crucifijo colgando de una cadena de su cuello, o manifestándose por medios y a través de sus gestos o de su habla, de sus pensamientos, de sus emociones, de sus sentimientos, de sus respuestas, cuando pasa o se cursa, por delante de un cementerio, o una iglesia.

    Situación que nos puede llevar a pensar, que ni Juan, ni uno mismo, si bien es libre de cargar con sus propias ideas, carga de cruces, con nuestro propio simbolismo, uno no es libre, de pensar, sentir y experimentar el mundo y la realidad, sin la mediación, cultural, social, históricas, de los símbolos y las ideas, que nos poseen y rigen, que se sirven y alimentan de nuestra osamenta.
    Esperando aportar o sumar algo, a los intercambios, saludos para todos.

  9. Mario · 10/01/2023 Responder

    Hola Eduardo!

    El mundo y la realidad son tu experiencia directa Eduardo, todo lo que ahora mismo está sucediendo dentro de tí y que solo tú puedes sentir

    Aquí afuera, nosotros / Patricia, Darin, Mario y tantos otros amigos de la Fonda / agitando nuestras manos para que nos veas / cantando canciones para que nos oigas / cada uno en su castillo / cada uno en su isla / cada uno arrojando sus botellas al mar / como yo las arrojo

    Pero quizás hoy haya sucedido un milagro en la Fonda / quizás la fuerza de tu Poesía, Eduardo, haya atravesado el muro que nos separa / y quizás, por un instante, nos hayamos comunicado

    Yo tengo la esperanza de que, un momento después de haber partido para siempre, nos volvamos a encontrar en el seno de algo más grande que nosotros mismos / donde cada uno trascienda los límites de su propia experiencia / y donde la Experiencia Universal nos una para siempre / y ya no estemos más solos

    GRACIAS POR COMPARTIR TU POESÍA EDUARDO!

    • Eduardo Coli · 10/01/2023 Responder

      Gracia a ti Mario, por tus palabras, que son muy contundentes y reveladoras, con las que me identifico mucho. Como captaste el hilo poético de mis signos y señales, infiltrados en la reflexión sobre lo simbólico, de la realidad y complejidad imaginaria de los signos, que nos representan y construyen.

      En mi intento imposible de comunicación, como botellas lanzadas al mar, con inscripciones no siempre comprensibles y claras, de mis señales, de mis balbuceos, estimado. Pienso, que por una filtración siniestra, de la acción de lo real, sobre el cerrado mundo de la acción y experimentación simbólica e imaginaria, mundo personal que flota a medias.

      Hace ya tiempo

      que he dejado

      de ver cosas

      solo veo procesos

      Aunque me pregunto

      por los límites

      y los bordes

      de la violencia

      y el dolor

      De esas cosas

      que no se disuelven

      no se traducen

      a la vida y el caminar

      de ningún otro

      ****

      La superficie

      iluminada

      brillante y muerta

      de la palabras

      solo sirve

      para tomar

      una bocanadas

      de aire

      Antes de sumergirnos

      perdernos

      en las profundidades

      insondables

      de nuestra

      fecunda oscuridad.

      Un abrazo, y perdón por la licencia poética.

  10. Mario · 10/01/2023 Responder

    Bravo! Te mando un fuerte abrazo Eduardo!
    Estoy seguro que Darin ama la Poesía tanto como a la Filosofía

  11. Patricia · 11/01/2023 Responder

    Queridos Mario y Eduardo, ¡es fascinante leeros!
    Quiero contaros que en mi trabajo como terapeuta la conversación gira en torno a la experiencia interna, a la vivencia interior de las personas, casi siempre gira ahí y realmente es un borde, donde se ven los límites del lenguaje, pero también su potencial.
    Si bien la experiencia de cada cual es verdaderamente inefable, parafraseando a Mario no existe “un cable mágico” por el cual tú me puedas trasmitir a mi “exactamente y de manera absolutamente precisa” tu vivencia tal y como la estás viviendo, sin embargo, siendo eso cierto no creo que estemos condenados al aislamiento absoluto. Estamos solos, sí, nuestras experiencias son individuales e intransferibles (para muestra nada como la experiencia definitiva: morirse. Nadie puede morir por tí. Te mueres tú solito). Pero siendo eso verdad precisamente gracias al lenguaje, mal que bien nos liberamos del solipsismo, porque podemos trasmitirnos los unos a los otros esas “señales de humo” por las cuales el otro, si no exactamente, si “aproximadamente” puede saber de nuestra experiencia, porque también es humano, también experimenta el mundo de una forma si no idéntica si “similar” “semejante”. Es lo que estamos haciendo ahora mismo al hablar entre nosotros.
    Creo que la diferencia entre el “cogito ergo sum” de Descartes (que lleva a un solipsismo desolador, del cual Descartes trata de librarse, pero lo hace reguleras en mi opinión) y lo que plantea Wittgentein (si yo lo estoy entiendo bien) es diferente. Para mi Wittegentein no cae en el solipsismo, porque “los límites de mi lenguaje son los limites de mi mundo” vale, de acuerdo, pero por otro lado no duda (creo yo) de que “ahi algo ahi afuera”, no llega a la bestilidad del “genio maligno cartesiano”. Él plantea (entiendo) un isomorfismo entre el mundo y el lenguaje. Hay “un mundo” cuya forma, disposición, estructura, el lenguaje trata de representar (ese isomorfismo es lo que se “muestra”, porque decir no se puede en la “forma lógica” de la proposición). Lo que que me parece entender es que Witt plantea un isomorfismo Mundo-Lenguaje, de manera que no hay solipsismo, pero tampoco realismo, no hay un volcarse hacia afuera “objetivo” pero tampoco un volcarse hacia dentro absolutamente “subjetivo”, sino más bien una entremedias ¿”intersubjetivo”? O al menos, gracias a que tenemos un lenguaje, para, mal que bien hacernos llegar unos a otros nuestras “señales de humo” podemos experimentar el mundo como experimentar el mundo.
    En fin, interesantísimo conversar. De verdad. Un placer

  12. Mario · 12/01/2023 Responder

    ¡Tienes razón Patricia! En gran medida estamos aislados por la imposibilidad de comunicar con palabras la experiencia interior, pero no hay que exagerar. Y darnos cuenta de que en realidad pertenecemos a algo más grande que nosotros mismos (la “especie humana”) y que tenemos cosas comunes que trascienden a cada individuo en particular. POR EJEMPLO, según dice Daniel Goleman, la expresión facial de las emociones básicas (tristeza, alegría, miedo o ira) son las mismas en todas las culturas, son transculturales. Entonces, viendo el rostro de dolor de otra persona puedo entender en mí lo que está sintiendo esa otra persona y comunicarme con ella. Si si. Es exagerado decir que vivimos existencialmente “aislados” unos de otros ¿Eso de sentir lo mismo que siente el otro es lo que se llama “EMPATIA” Patricia? Entonces decir “inefable” no querría decir “incomunicable”. No lo puedo comunicar con palabras (o con signos) como dice Witt, pero lo puedo comunicar con los sentimientos / Genial!!!!! / la verdadera comunicación no es RACIONAL sino EMOCIONAL

    ¿Vos que pensás Patricia? Te mando un abrazo

  13. Eduardo Coli · 12/01/2023 Responder

    Estimados amigos, planteo por acá esta hipótesis, para que la misma sea cuestionada y discutida, ya que a mi entender y ver, la realidad del mundo no se divide en dos, si no en tres.
    “A” el cuerpo, “C” el campo de mediación y dominio mental operacional de “A” el cuerpo , en relación antagónica a “B”, ” B” como el medio ambiente, el entorno o campo de posibilidades exteriores al cuerpo, en que se juega “A” y “C”. El mundo exterior “B” existe en relación interacción contradictoria “A “y “A C”.

    “C” sería el tercero excluido, el espacio de mediación y operaciones de nuestra experiencia, en relación a la oposición antagónica y contradictoria entre “A” y “B”.
    “C” aunque suene paradojal depende tanto por igual de “A” y “B”.

    “C” el campo de mediación y de contacto entre “A” y “B”, en casi todos los otros seres vivos, es parcial y neutral, redondo, cerrado y aislante, es decir que no proyecta, ni juega, no hace valer, ni intervenir sus intenciones operativas funcionales de dominio y control absoluto sobre “A” ni “B.

    Si bien participa y juega en y de la relación y la interacción, no interviene activamente, creativamente, fuertemente en ella, como si lo hacemos nosotros, “C” como lo humano. “C” como lo humano, crea y proyecta su intención, sus objetivos hacia “A” y hacia “B” por medios y a través de su invento, la lengua.

    Dando a origen, poniendo a existir, por ejemplo el medio, el instrumento, del lenguaje, “C” participa y proyecta sus intenciones de dominio sobre “A ” y sobre “B”, sin pensar jamás, que estas se le puedan volver totalmente en contra, por medio y a través de lo inventado, de lo creado, de lo puesto a existir por “C”, el lenguaje. “C” es la primera víctima del lenguaje.

    Por medio de la existencia del lenguaje se crea y establece “Bc” la existencia emergente de lo social, “Bc” lo social instituido se establece como el dominio mental, corporativo, absoluto de “A” de “B” y de “C”. Ya que “C” el creador del lenguaje, del medio, del instrumento, de dominio, es víctima de su obra. Pasa a ser dominado mentalmente como “C” por el lenguaje social que le sobrevive, y que se instituye sobre todo mortal, como lo inmortal de la cultura, de la historia humana, que se capitaliza y acumula, en toda clase de saberes y conocimientos. Capital de saberes y conocimientos subordinados a “Bc”.

    “C” es dominado y explotado por su obra, por su creación, por “Bc”. “Bc” lo social, instituido, lo creado y puesto a existir por la acción de la lengua, el lenguaje, no repara no obstante en función de su poder. En la existencia finita de “A” ni en la existencia finita “C”, ni en la existencia finita de “B”, imperando dominando actuando sobre “C”. Y “Bc” lo social, lo cultural, por intermedio del sometimiento de “C” indirectamente domina, explota y somete “A” y “B” por igual.

    De estas hipótesis, estimados amigos, Patricia, Mario, y otros interesados, surgen mis conflictos con la acción operativa y funcional del lenguaje, la lengua, que nos domina y explota, que nos anima y mueve, que nos forma y estructura, que nos emplea y utiliza.

    Dejo por aquí a espera de sus objeciones, interpretaciones, apelaciones, sobre esta hipótesis, que intenta comprender al lenguaje y la función social mediadora determinante del mismo. Un abrazo.

  14. Patricia · 15/01/2023 Responder

    Querido Eduardo. Me ha parecido sumamente interesante y estimulante tu hipótesis epistemologica.
    Veamos primero si te estoy entendiendo bien o algo se me escapa
    Lo que yo entiendo es que planteas que hay tres, vamos a llamarles sistemas: A: la experiencia “privada” “individual” que está por así decir de piel para dentro, y que no es otra que nuestro acceso a los “fenómenos” de la experiencia mediados por los sentidos y el sistema nervioso humano, lo que tu denominas “Cuerpo” (y me parece una excelente denominación pues no hay duda de que es a través de lo orgánico, de lo que está de piel para adentro que experimentamos los “fenómenos”). Luego estaría B : el mundo la realidad
    lo noumenico, lo exterior a la piel, “la cosa en sí”. Y entre medias habría una especie de “interfaz” (por utilizar una analógia informática) que sería la mente, una instancia mediadora que “traduce” y media entre los dos sistemas de acceso a la información/conocimiento Cuerpo\Mundo, fenómeno/noumeno (utilizo los términos de Kant aunque no son los tuyos solo como analogia para aclararme yo a ver si lo entiendo bien)
    Esa instancia mediadora (C: la mente) tiene un instrumento para operar en el mundo: el lenguaje. Y este instrumento añade una dimensión mas, colectiva por asi decir, que nos separa de los animales en el sentido de que nos habilita para crear una Red de mentes interconectadas (nuestras “interfaces” pueden interconectarse gracias al lenguaje y de ello se deriva lo social lo cultural que haría que, si te entiendo bien la especie humana se constituyera como un sistema con mas posibilidades de apertura y creatividad (aunque con limitaciones y con la posibilidad verse atrapado en sus propias “trampas”) que el de otros seres vivos
    ¿Lo estoy entendiendo más o menos?

  15. Eduardo Coli · 15/01/2023 Responder

    Si estimada  Patricia, que lo estás entendiendo. Lo  que por ahora establezco para discutir, atrevidamente claro está , es que “C” es la instancia mental mediadora, como tu lo explicas,   una instancia mediadora que “traduce” y media entre los dos sistemas de acceso a la información/conocimiento Cuerpo\Mundo, fenómeno/noumeno,  estos opuestos y contrarios como la instancia C ,  la interfaz, que es la instancia que se percata de tales oposiciones, de tales diferencias, son la unidad  mínima a que se puede reducir todo ser vivo.   

    Quiero decir que toda estructura  organización biológica, desde un escarabajo a un árbol, de una hormiga a un delfín,  se halla separada y diferenciada de su medio, mundo, exterior por un campo mental, de operaciones mentales, cada subsistema integrado en uno solo tiene su propia autonomía regulativa. Como sistemas acoplados entre sí, se complementan y articulan entre sí,  nos se excluyen entre sí, lo mental C, se puede tomar como un sistema cerrado, de decisiones autónomas, de percepciones operativas y sensitivas, acoplado a un organismo a un cuerpo vivo y a un medio a un mundo externo.

    Para C es tan exterior y ajeno como extraño el cuerpo , como el mundo exterior al cuerpo sobre el que opera, C tiene que aprender a manejarse sobre y con A, y sobre y con B,  ya que depende de los apremios y las demandas tanto por igual  de A, y de B. 
     
    Si A, por ejemplo,  es una gacela,  C, el estado mental de la gacela ,  y B el mundo externo a la gacela,  se hallan interrelacionados y acoplados operativa y productivamente.   

    Si B, se torna un diluvio, o en una sequía, o en una amenaza, un león,  por C, el estado mental de la gacela,  pasa la superación si o no de las demandas, el sistema de cálculos y operaciones mentales para salvarse  o superar la situación.  C tiene que leer conocer manejar,  tener interiorizado en sí, el conocimiento del territorio en el que se mueve,  y de ser posible, haber adquirido un saber  relativo experimental, sobre la representaciones del mundo exterior, que se le presentan, tiene que saber leer  y manejarse, moverse y orientarse mentalmente, mediante su entorno.  A ,el cuerpo de la gacel  es ciego totalmente ciego  hacia B , C nace vacío de todo conocimiento, tiene que aprender a saber por experimentación de su cuerpo y de sus posibilidades, de su potencialidades, , si es un ave, tiene que saber volar, aprender a volar,  como de la condiciones del mundo donde vuela.  C ,  recibe estímulos placenteros  o dolorosos, de alarma o de angustia , tanto de A como de B. 

    Tanto A, como B están en condiciones de proveer estados de satisfacción y placer o totalmente los contrarios,  en cuanto estos estados experimentales del individuo, son los estados volitivos, por los que se rige y opera C. 
    Qué pasa con C en el hombre, C es capaz de crear y concebir, poner a existir,  instrumentos y herramientas que no existen, que no se transmiten genéticamente, crea lenguas, lenguajes, artefactos y medios,  aprende a dominar el fuego, como el dinero, el acero, que le sobreviven por siglo y milenios,  estas cosa creadas puestas a existir, originadas  por  “C”, no son propiedades naturales de B .  Y cómo sobreviven a los seres vivos, estas construcciones de C, se termina imponiendo y liberando, escindiendo  del dominio y el control de C, como una segunda naturaleza. 

    Capaz  de autoorganización,  esta segunda naturaleza, se termina instituyendo, imponiendo, sobre los seres vivos, como los estados, las naciones,  los imperios, A , C , y B , quedan subsumidos , serán dominados y explotados, por igual , ahora por Bc, los social, lo cultural, lo histórico. Instituido  sobre  A, B; C,  Bc, lo social, es lo determinante en el hombre,  es lo que forma, lo que habla, lo que educa, la que nos mantiene vivos por  por medio y a través de un salario, la que instruye y se instituye, como una autoridad suprema  absoluta, poco más que inmortal como inmoral, sobre A,B,C;   

    Bc no tiene contrincante, no se puede hablar en contra,  ni opinar desde  A,B,C;  contra la realidad y el poder absoluto de Bc, es un atrevimiento, es al atrevimiento al que convocó,  a pensar, pensarnos  sin miedos, desnudos,  desde A, B, C;  contra la realidad constituida de  Bc. 

    Es así estimada amiga Patricia, que agradezco tu acompañamiento reflexivo, en esto que es muy controversial y discutible. Un abrazo  

  16. Eduardo Coli · 15/01/2023 Responder

    Si estimada  Patricia, que lo estás entendiendo. Lo  que por ahora establezco para discutir, atrevidamente claro está , es que “C” es la instancia mental mediadora, como tu lo explicas,   una instancia mediadora que “traduce” y media entre los dos sistemas de acceso a la información/conocimiento Cuerpo\Mundo, fenómeno/noumeno,  estos opuestos y contrarios como la instancia C ,  la interfaz, que es la instancia que se percata de tales oposiciones, de tales diferencias, son la unidad  mínima a que se puede reducir todo ser vivo.   

    Quiero decir que toda estructura  organización biológica, desde un escarabajo a un árbol, de una hormiga a un delfín,  se halla separada y diferenciada de su medio, mundo, exterior por un campo mental, de operaciones mentales, cada subsistema integrado en uno solo tiene su propia autonomía regulativa.

    Como sistemas acoplados entre sí, se complementan y articulan entre sí,  nos se excluyen entre sí, lo mental C, se puede tomar como un sistema cerrado, de decisiones autónomas, de percepciones operativas y sensitivas, acoplado a un organismo a un cuerpo vivo y a un medio a un mundo externo. Para C es tan exterior y ajeno como extraño el cuerpo , como el mundo exterior al cuerpo sobre el que opera, C tiene que aprender a manejarse sobre y con A, y sobre y con B,  ya que depende de los apremios y las demandas tanto por igual  de A, y de B. 
     
    Si A, por ejemplo,  es una gacela,  C, el estado mental de la gacela ,  y B el mundo externo a la gacela,  se hallan interrelacionados y acoplados operativa y productivamente.   Si B, se torna un diluvio, o en una sequía, o en una amenaza, un león,  por C, el estado mental de la gacela,  pasa la superación si o no de las demandas, el sistema de cálculos y operaciones mentales para salvarse  o superar la situación.  C tiene que leer, conocer manejar,  tener interiorizado en sí, el conocimiento del territorio en el que se mueve,  y de ser posible, haber adquirido un saber  relativo experimental, sobre la representaciones del mundo exterior, que se le presentan, tiene que saber leer  y manejarse, moverse y orientarse mentalmete, mediante su entorno. 

    A ,el cuerpo de la gacel  es ciego totalmente ciego  hacia B , C nace vacío de todo conocimiento, tiene que aprender a saber por experimentación de su cuerpo y de sus posibilidades, de su potencialidades, , si es un ave, tiene que saber volar, aprender a volar,  como de la condiciones del mundo donde vuela.  C ,  recibe estímulos placenteros  o dolorosos, de alarma o de angustia , tanto de A como de B.  Tanto A, como B están en condiciones de proveer estados de satisfacción y placer o totalmente los contrarios,  en cuanto estos estados experimentales del individuo, son los estados volitivos, por los que se rige y opera C. 
    Qué pasa con C en el hombre, C es capaz de crear y concebir, poner a existir,  instrumentos y herramientas que no existen, que no se transmiten genéticamente, crea lenguas, lenguajes, artefactos y medios,  aprende a dominar el fuego, como el dinero, el acero, que le sobreviven por siglo y milenios,  estas cosa creadas puestas a existir, originadas  por  “C”, no son propiedades naturales de B . 

    Y cómo sobreviven a los seres vivos, estas construcciones de C, se termina imponiendo y liberando, escindiendo  del dominio y el control de C, como una segunda naturaleza.  Capaz  de autoorganización,  esta segunda naturaleza, se termina instituyendo, imponiendo, sobre los seres vivos, como los estados, las naciones,  los imperios, A , C , y B , quedan subsumidos , serán dominados y explotados, por igual , ahora por Bc, los social, lo cultural, lo histórico. Instituido  sobre  A, B; C.

    Bc, lo social, es lo determinante en el hombre,  es lo que forma, lo que habla, lo que educa, la que nos mantiene vivos por  por medio y a través de un salario, la que instruye y se instituye, como una autoridad suprema  absoluta, poco más que inmortal como inmoral, sobre A,B,C;   
    Bc no tiene contrincante, no se puede hablar en contra,  ni opinar desde  A,B,C;  contra la realidad y el poder absoluto de Bc, es un atrevimiento, es al atrevimiento al que convocó,  a pensar, pensarnos  sin miedos, desnudos,  desde A, B, C;  contra la realidad constituida de  Bc. 
    Es así estimada amiga Patricia, que agradezco tu acompañamiento reflexivo, en esto que es muy controversial y discutible. Un abrazo  

  17. Mario · 18/01/2023 Responder

    Queridos Patricia y Eduardo: en esta no los acompaño porque tengo el cerebro agotado jaja!. Les mando un abrazo fuerte y apenas me reponga salto al ruedo y encaro al toro. Abrazo fuerte!

  18. Eduardo Coli · 18/01/2023 Responder

    Vamos arriba Mario, tu participación y la del que quiera, es esencial e importante, para percatarnos de que tan mal y enroscado, en mi caso personal, estamos, con la palabra y el lenguaje. A veces me voy de mambo, con mi crítica negativa hacia el saber, el lenguaje , la tecnología de lo muerto, que no respira ni sangra, a mi parecer personal, mientras nos domina y explota, nos posee y determina, sin contemplación y sin piedad.
    Un abrazo inmenso!

  19. Eduardo Coli · 18/01/2023 Responder

    Vamos arriba Mario, tu participación y la del que quiera, es esencial e importante, para percatarnos de que tan mal y enroscado, en mi caso personal, estamos, con la palabra y el lenguaje. A veces me voy de mambo, con mi crítica negativa hacia el saber, el lenguaje , la tecnología de lo muerto, que no respira ni sangra, a mi parecer personal, mientras nos domina y explota, nos posee y determina, sin contemplación y sin piedad.
    Un abrazo inmenso!

  20. Mario · 26/01/2023 Responder

    ¡Hola Darin! Se me ocurrió pedirte que consideres la posibilidad de -alguna vez- hacer debatir entre sí a distintos filósofos. Por ejemplo, sentar en una misma mesa a Kant con Hegel (o con otro cualquiera), a Aristóteles con Platón o a Kierkegaard con Heidegger, para que debatan entre ellos algún tema interesante / Para nosotros sería ver todo lo que ya sabemos en acción y a la vez una excelente posibilidad para establecer nuevas conexiones entre ellos (un poco lo que ya hacés en tus reflexiones “ando anotando” pero más enfocado) ¿Qué te parece la idea?

    Te mando un fuerte abrazo

  21. Giancarlo · 10/04/2024 Responder

    Darin muchas gracias por explicarme más sobre el Tractatus. Me viene re bien para el examen que tengo de epistemología. Te mando un abrazo de Uruguay.

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