Feliz Natalidad

Este día, gente de todo el mundo celebra Navidad. Hoy quiero platicarles de otro motivo de celebración – el que implica el concepto de “natalidad” de Hannah Arendt.

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Guión

No sé si vieron la noticia hace algunos días sobre el cura italiano, de hecho un obispo, que dijo a un grupo de niños que Santa Claus no existe. Según varios medios sicilianos, dijo: “Y agregaría que ese traje rojo que lleva fue escogido por Coca-Cola por fines netamente mercadológicos”. Como grupo, los curas en general no me caen del todo bien, pero ese obispo me robó el corazón por ese comentario. Al parecer, estaba tratando de enseñarles el verdadero mensaje de la Navidad – menos mentalidad consumista y más vida espiritual. En general, estoy muy de acuerdo con eso, sólo que el obispo y yo diferimos con respecto a la naturaleza de esa vida espiritual.
En todo caso, el 25 de diciembre, los cristianos celebran el nacimiento de Jesús, Dios hijo, la segunda persona de la trinidad divina, quien vino al mundo a redimir al hombre del pecado original. Al creer en Jesus, al tener fé en él, el hombre nace nuevamente en el espíritu y conquista a la muerte.
Vemos este mensaje del cristianismo reflejado en otras tradiciones. Desde tiempos muy antiguos, el solsticio de invierno ha sido celebrado como una especie de navidad pagana, por así decirlo. En el hemisferio norte, el solsticio cae más o menos en estas fechas, este año el 21 de diciembre. Etimológicamente, “solsticio” viene del latín sol y sistere, y significa que el sol permanece quieto. Astronómicamente, el solsticio representa el momento de mayor inclinación de la Tierra con respecto al sol. En el verano, el arco por el que el sol transita en el cielo es muy alto y las horas de luz solar son mayores. Pero con el paso de los meses la Tierra se inclina cada vez más atrás por así decirlo y el arco del transito del sol es más bajo y corto en el cielo. El solsticio entonces es el momento en que ese arco alcanza su punto más bajo, como si el sol parara su descenso en el cielo, y empieza a subir nuevamente. Mitológico o espiritualmente, este fenómeno se ha tomado y celebrado como la muerte y renacimiento del sol, o sea, de la vida misma, y por tanto de la vida de uno mismo. Y por otro lado están las tradiciones asiáticas de lo que en Tailandia se llama songkran, la fiesta de año nuevo, en la que durante varios días la gente anda en todas partes echando agua a todos los que encuentran – literalmente. Aquí ves una foto de mí en Myanmar en la antigua ciudad de Mandalay. Los niños están divirtiéndose sobremanera echando charola tras charola de agua encima de mí. Simbólicamente, la idea es lavarse de lo malo, de lo sucio, del año pasado, para empezar el año nuevo limpio y listo para hacer cosas buenas. Debo señalar que esta celebración obedece un fenómeno astronómico distinto por lo que no tiene lugar en diciembre, pero la idea es la misma. Ah, y ¿cómo puedo olvidar el canto del Viejo aquí en México? (Supongo que se hace en otras partes de América Latina también). Al menos aquí en Xalapa, Ver., donde lo he visto, jóvenes se visten uno de un viejo, otro de mujer, y otro de bebé que lleva nada más pañales, y bailan y cantan en la calle, por los cruzes, pidiendo una limosna para el viejito que ha dejado un niño para el año nuevo, y luego a medianoche queman un hombre de paja vestido de viejo.
Todas estas celebraciones y tradiciones, el solsticio de invierno, Navidad, Songkran y las celebraciones de año nuevo, expresan de diferentes maneras la idea de acabar con lo viejo (sea el año pasado, el pecado original, o historias malas), para empezar de nuevo, renacido, con esperanza hacia el futuro. A lo largo de los años he participado en todas estas celebraciones y tradiciones, pero sin ser adepto de ninguna. No soy ni cristiano, ni pagano, ni budista (en el sentido religioso). Soy filósofo. Veo en el abanico de ritos sociales el reflejo de la condición humana, cosa que trato de comprender desde la filosofía. Así que, el tema de mi reflexión hoy, y de mi felicitación, es el nacimiento, pero no el de Jesús ni el del sol ni del año nuevo, sino el nuestro. En lo sucesivo, me apoyo casi por completo en el pensamiento de la filósofa alemana Hannah Arendt y en su concepto de la natalidad.
Hace un mes empecé a leer su último libro La vida del espíritu. Ahí me topé con una afirmación que me llamó mucho la atención y que inspiró esta reflexión navideña. En la página 372 en una discusión de San Agustín dice: “Si San Agustín hubiese extraído las consecuencias de estas especulaciones, debería haber definido a los hombres no como lo hicieron los griegos, como mortales, sino como ‘natales’”. Una de las cosas que me encanta de la filosofía es cómo la introducción de un concepto nuevo, una pequeña inversión conceptual, puede cambiar cómo vemos y apreciamos las cosas. Estamos muy acostumbrados a entendernos en términos de la mortalidad, del hecho de que nuestra existencia es finita y que vamos a morir. La primera premisa del silogismo más famoso del mundo nos recuerda de ello – “Todos los hombres son mortales”. Cicerón y Montaigne nos dicen que filosofar es aprender a morir. Y Heidegger erige todo un sistema de pensamiento alrededor del concepto de ser-para-la-muerte. Leyendo esas palabras de Arendt, me doy cuenta que lo más asombroso de la vida humana no es que vamos a morir – eso lo compartimos con todo ser vivo. Bueno, sí, somos el único ser que está consciente de que va a morir, y eso trae toda una serie de consecuencias para la vida humana. Pero como decía, lo más asombroso no es la muerte sino el nacimiento, el hecho de que tú llegaste a existir con la singular combinación de cualidades que te caracterizan y con la conciencia y experiencia del mundo que tienes en este momento. ¿Cuáles eran las probabilidades de que eso se diera? ¡Astronómicas! Es como si tu existencia fuera un milagro. Sí, los demás seres vivos también nacieron, como tú, bajo circunstancias improbables. Pero no es lo mismo. Somos seres que realmente merecen entenderse como “natales” porque somos el único ser que es capaz de actuar.
¿Qué quiero decir con eso? Pues aquí tenemos que revisar un poco su famoso análisis de la condición humana en su libro La condición humana. Ahí plantea una tipología de tres actividades que caracterizan la existencia humana: la labor, el trabajo y la acción.
El hombre, dice Arendt, es, en primera instancia, un animal laborans. Como los demás animales, somos seres biológicos que requieren de alimento y otras coas para sostener la vida. Tenemos que laborar para sobrevivir. Es una actividad que se caracteriza por varias cosas. Primero es privado. No lo hacemos para otros sino para nosotros mismos y nuestra familia, para la casa o lo que en griego llaman el oikos. Segundo, los productos de esta labor son perecederos; tienen que consumirse para que la vida siga. Entonces, es una dimensión de impermanencia. Y tercero, es una actividad en la que estamos impelidos por la necesidad. No se escoge de forma libre, sino que, casi como un esclavo, uno se somete a ello por necesidad.
Arendt pasa de la actividad de la labor a la del trabajo, del animal laborans al homo faber. El hombre empieza a distinguirse de los demás animales al crear un mundo de cosas artificiales, cosas tanto físicas, como muros y edificios, como institucionales, como leyes. Estas cosas no son naturales, es decir, no surgen con la necesidad con que fluye un río o crece un árbol, sino que se oponen al mundo natural – son fenómenos netamente humanos. Y a diferencia de la dimensión natural de la labor, estos productos son relativamente duraderos, o sea, no perecen en el consumo inmediato sino que perduran. Para Arendt, el trabajo humano, sus muros y leyes, crean un espacio distinto del de la naturaleza un espacio estable, un mundo común, en el que la vida humana puede tener lugar. En este aspecto de la condición humana, la actividad de los hombres es sin duda más libre ya que va en función de planes e intenciones planteados por los propios hombres y no por la naturaleza. Y a diferencia del carácter privado de la labor, la cual responde las necesidades del individuo, el trabajo responde las de una comunidad para la creación de un mundo común. En pocas palabras, su escenario es público.
Entonces, la labor es una actividad impelida por la supervivencia, cosa que compartimos con los animales. El trabajo, una actividad netamente humana, crea un mundo común distinto de la naturaleza. Aunque el trabajo es una actividad relativamente libre, no lo es plenamente, y eso debido a su carácter instrumental. Para entender esto, hay que distinguir entre los términos griegos “poiesis” y “praxis”. Poiesis (o techne) es lo que hace un artesano como un carpintero. Fabrica una mesa, y una vez terminada la mesa queda como producto de la actividad, como su finalidad. La actividad es regida o instrumentalizada por su fin, el producto, que es distinto de la actividad misma. El praxis, en cambio, no es instrumental sino práctico. La actividad práctica, lo que será la acción para Arendt, es su propia finalidad. Es regida no por ningún plan o modelo externo, sino por sí misma, por la libre espontaneidad humana. En pocas palabras, el praxis o la acción es un fin en sí mismo.
Ahora, la palabra acción connota algo físico, como una hazaña, algo que hacemos con el cuerpo, pero Arendt la entiende principalmente en términos del habla. ¿Qué es lo que se dice en el espacio público del polis? Decimos quienes somos. La palabra “quien” es significativa. En el espacio privado del oikos, no somos un quien sino más bien un qué – en primer lugar, un cuerpo biológico llevado por el instinto de la auto-conservación; y también padres o esposos, pero por mucho sentimiento que haya de por medio, esos son papeles biológicos que se llevan a cabo en cualquier casa. En términos de la casa, la identidad de uno no es única y libremente escogida. Luego está el espacio en el que se lleva a cabo el trabajo, que ya es propiamente humano, un mundo común. Sin embargo, no es todavía el polis que Arendt asocia con la acción, sino el agora. Este espacio sin duda es público pero lo que predomina son artefactos, productos – se trata del mercado donde la identidad de uno es de un productor. En el agora, las relaciones humanas son mediadas por el objeto, y por eso no son plenamente libres.
La vida propiamente humana para Arendt, el bios que le corresponde en tanto humano, es un bios polítikos, y el espacio que le corresponde, el polis. No se trata de consumo ni de intercambio, sino de auto-revelación. A través del habla uno dice quien es, revela su identidad y su unicidad a los demás, y también los demás a uno.
Ahora bien, hemos tratado estos temas de la labora, el trabajo y la acción para introducir su concepto de “natalidad” pero antes de llegar a ello es interesante notar que Arendt guarda una preocupación muy parecida a la del obispo que criticaba la comercialización de la Navidad. Lo que comenta Arendt en su análisis es que en la modernidad ha habido una inversión, lenta pero segura, de la relación entre lo privado y lo público. Esta inversión ha creado una nueva esfera que llama “lo social”. Lo que quiere decir con eso es que la vida propiamente política, la auto-revelación de uno en un espacio público ante los demás, ha sido llevada a un segundo plano, mientras que la dimensión privada del consumo y la producción ha llegado a ejercer una dominante potencia política. Este surgimiento de lo social es algo parecido a lo que sucede en La república de Platón. Ahí hay tres clases: los artesanos (que son la mayoría), los guardianes, y los gobernantes. Estas clases corresponden a las partes del alma: el apetito, la parte irascible, y la razón. Para Platón, una república ideal es una donde los guardianes apoyan al gobernante – el filósofo/rey que conoce la idea del Bien – en vez de las masas que carecen de semejante conocimiento. En el alma, es cuando la razón está en control en vez de los apetitos. Estando los apetitos en control, uno puede llegar rápidamente a estar esclavizado a ellos.
En fin, Arendt no plantea un esquema político como él de Platón, ni mucho menos. Lo que me interesa comparar aquí son lo privado y lo público de ella y el apetito y la razón de Platón. Lo privado, la dimensión de los apetitos y su satisfacción en el consumo constante, ha llegado, en la modernidad, a tomar el lugar de lo público, aquello que comparo con la razón en Platón. Si para Platón la razón busca la verdad, para Arendt el espacio público busca posibilitar la libertad, pero con el asenso de lo social a ejercerse en la esfera política, eso está en peligro. La acción humana se reduce a una mera conducta que los algoritmos de Mark Zuckerberg tratan de descubrir y controlar, el pluralismo de diferentes voces se reduce a la uniformidad y el conformismo, y el habla en el que nos revelamos como individuos se reduce a la producción y el consumismo. Esto me recuerda de una cita de Rousseau. En su Discurso sobre las artes y las ciencias dice: “Los antiguos políticos hablaban sin cesar de las costumbres y la virtud; los nuestros no hablan más que de comercio y de dinero”. Así es, la economía es el rey. Es muy notable y nada casual que la palabra economía en griego se dice oikonomía – que viene de oikos, la casa, lo propio de la esfera privada. El polis es tragado por el agora y la libertad se encierra en una jaula dorada.
No es que Arendt esté en contra de la vida privada o la economía, obviamente tiene su lugar, sino que está a favor de la libertad. Eso es su valor fundamental. Y ojo, por libertad no se refiere a la libertad de escoger un producto en el mercado sobre otro ya que en ese sentido el ser humano no es más que una función económica. No, lo que quiere decir por libertad es la capacidad de definir el sentido de la existencia de uno, de decir, esto soy yo al margen de cualquier consideración que provenga del mundo de la necesidad que compartimos con los otros animales. Cuando el espacio público que posibilita la libertad sea asumido por lo social, el individuo en su libre singularidad se convierte en un miembro indiferenciado de una masa sobre el que reina el discurso del supuesto “individualismo” económico.
Bueno, no voy a seguir más con eso porque muchos van a empezar a pensar que Arendt o yo somos comunistas que quieren acabar con la libertad neoliberal del mercado. No es así. Bueno, yo sí tengo fuertes problemas con el neoliberalismo, pero eso no es el punto de este vídeo. Miren, ni Arendt, ni el obispo que vimos al principio, están en contra del shopping, sino sólo que hay cosas más importantes. Para el obispo es más importante que la fé en Jesucristo rija tu vida. Es por eso que insistía en decirles a los niños que Santa Claus no existe, sino Jesús, y que hoy celebramos su natalicio. Para Arendt, lo más importante es la libertad humana. Para que la libertad sea posible es importante un espacio público desligado de preocupaciones económicas y biológicas en el que los individuos pueden revelar quienes son como humanos. También hemos comentado que esa libertad no se expresa como un mero medio para la consecución de algún fin en el mundo privado, sino que es un fin en sí mismo. Además, y esto es el punto de mi reflexión, la libertad es posible debido a otro aspecto de la existencia humana que tiene que ver con la noción de nacimiento, como la que es tan importante en la tradición cristiana. No el nacimiento de una persona en particular sino el de todos nosotros. Me refiero a su concepto de natalidad, que tocamos brevemente al principio con su cita que decía que San Agustín debió haber llamado los seres humanos seres natales en vez de seres mortales.
Con su concepto de natalidad Arendt se refiere, primero, al simple hecho biológico de que todos nacemos, llegando a este mundo como extraños. Dice: “el nuevo comienzo inherente al nacimiento se deja sentir en el mundo sólo porque el recién llegado posee la capacidad de empezar algo nuevo, es decir, de actuar”. La acción es aquella actividad en la que somos libres y la vincula íntimamente con el fenómeno de lo novedoso. Si no fuera así, la acción sería una mera repetición de lo que ha habido antes. Nuestra libertad se manifiesta entonces cuando iniciamos algo nuevo, y el recién nacido, aunque esté completamente dependiente de otros por su supervivencia, simplemente al llegar a existir, al aparecer en este mundo como algo nuevo y único, representa esa libertad. Su nacimiento trae algo nuevo al mundo.
Entonces, la natalidad se refiere al hecho biológico, pero primordialmente a nuestra vida en el polis. En la Biblia, en el libro de Juan, Jesús dice: “el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios”. Para Arendt, actualizamos nuestra condición de natalidad, o re-nacemos por así decirlo, al iniciar con el habla algo nuevo. La vida privada de la casa obedece los ritmos del ciclo vital natural, pero la vida en el espacio público con otros interrumpe ese ciclo repetitivo con algo nuevo y propiamente humano. Dice Arendt: “Lo nuevo siempre se da en oposición a las abrumadoras desigualdades de las leyes estadísticas y de su probabilidad, que para todos los fines prácticos y cotidianos son certeza; por lo tanto, lo nuevo siempre aparece en forma de milagro”. Como comentamos, por el auge de lo social en el espacio político, la acción humana ha sido reducida a una mera conducta que se lleva a cabo de manera automática, regulada y habitualizada. Es por eso que la verdadera acción humana tal como Arendt ha descrito introduce algo novedoso, inesperado e impredecible en el mundo. Frente a los algoritmos de Facebook y Amazon, semejante acción se manifiesta como milagrosa.
Sin embargo, la posibilidad de realmente ejercer esta condición de natalidad parece remota y a veces nula. El auge de lo social del que habla Arendt está consolidándose hoy en día de una manera impresionante y hegemónica ya que el agora y lo que quedaba del espacio público del polis están transformándose en un único espacio digital en plataformas como Facebook. Semejante espacio no posibilita un pluralismo de identidades singulares, sino un conformismo de estereotipos. Hannah Arendt elaboró su teoría de la condición humana y la natalidad pensando en los antiguos griegos, y la verdad es un libro hermoso e inspirador, pero a veces pienso que su visión de la libertad humana es, en el mejor de los casos, nostálgico y en el peor de los casos utópico y irreal.
No obstante, no podemos seguir adelante sin esperanza. Yo personalmente no puedo depositar esa esperanza en un individuo que nació hace 2,000 años, al menos la idea que la iglesia tiene de él. Mi esperanza no puede ser por un mundo después sino por este mundo aquí y ahora. No digo que no celebremos Navidad – es una tradición muy bonita y llena de amor. Sólo digo que celebremos también esa potencia profundamente humana en cada uno de nosotros, la de comenzar algo nuevo. No tiene que ser un gran discurso como él que dio Pericles en Grecia Antigua. Puede ser algo tan simple como el decir “no”, como la desobediencia civil de gente como Gandhi y Martin Luther King Jr. Un acto de resistencia que se niega ya a participar en el sistema. No sé si podamos recuperar el polis tal como lo entendía Arendt, pero la promesa de la natalidad en cada uno de nosotros sí puede hacer este mundo al menos tantito mejor. Eso para mí es motivo de celebración. Termino con un poema del granjero, poeta y activista ambientalista Wendell Berry. Se llama “Manifiesto: Frente de Liberación del Granjero Loco”. En él invita al lector que todos los días haga algo que no tiene sentido, algo que el sistema no puede computar y aprovechar. Algo, pues, que desde el punto de vista del sistema sea, en las palabras de Arendt, inesperado e impredecible. En pocas palabras, un milagro. Aquí está – espero les guste. (La versión en inglés sigue a la traducción)

“Manifiesto: Frente de Liberación del Granjero Loco”

Amar la ganancia fácil, el aumento anual de tu salario,
Vacaciones pagadas. Querer más
de todo lo que sea pre-fabricado. Temer
conocer a tus vecinos y morir.
Así tendrás una ventana en tu cabeza.
Ni siquiera tu futuro será ya un misterio.
Tu mente será perforada en una tarjeta
y guardada en un pequeño cajón.
Cuando quieren que compres algo
te llamarán. Cuando quieren que
te mueras por la ganancia, te dejarán saber.
Entonces, amigos, todos los días hagan algo
que no tiene sentido. Qué amen al Señor.
Qué amen al mundo. Qué trabajen gratis.
Qué tomen todo lo que tengan y que sean pobres.
Qué amen a alguien que no lo merece.
Qué denuncien al gobierno y qué
abracen la bandera. Qué esperen vivir
en esa república libre que representa.
Qué aprueben todo lo que no pueden
entender. Qué elogien la ignorancia,
ya que lo que el hombre no ha encontrado, no ha destruido.
Qué hagan las preguntas que no tienen respuestas.
Qué inviertan en el milenio. Qué siembren sequoias.
Qué digan que su cultivo principal es el bosque
que no han sembrado,
y que no vivirán para cosechar.
Qué digan que las hojas se cosechan
cuando se hayan podrido en moho.
Qué llamen eso ganancia.
Qué pongan su fe en las dos pulgadas de humus
que se acumularán debajo de los árboles
cada mil años.
Qué esperen el fin del mundo, y qué se rían.
La risa es inconmensurable. Qué sean alegres
aun cuando hayan considerado todos los hechos.
En cuanto los generales y los políticos
puedan predecir los movimientos de su mente,
piérdanla. Déjenla cómo una señal
para indicar el sendero falso, el camino
que no tomaron. Qué sean cómo el zorro
quien hace más huellas de lo necesario,
algunas en la dirección equivocada.
Qué practiquen la resurrección.

“Manifesto: The Mad Farmer Liberation Front”

Love the quick profit, the annual raise,
vacation with pay. Want more
of everything ready-made. Be afraid
to know your neighbors and to die.
And you will have a window in your head.
Not even your future will be a mystery
any more. Your mind will be punched in a card
and shut away in a little drawer.
When they want you to buy something
they will call you. When they want you
to die for profit they will let you know.
So, friends, every day do something
that won’t compute. Love the Lord.
Love the world. Work for nothing.
Take all that you have and be poor.
Love someone who does not deserve it.
Denounce the government and embrace
the flag. Hope to live in that free
republic for which it stands.
Give your approval to all you cannot
understand. Praise ignorance, for what man
has not encountered he has not destroyed.
Ask the questions that have no answers.
Invest in the millennium. Plant sequoias.
Say that your main crop is the forest
that you did not plant,
that you will not live to harvest.
Say that the leaves are harvested
when they have rotted into the mold.
Call that profit. Prophesy such returns.
Put your faith in the two inches of humus
that will build under the trees
every thousand years.
Listen to carrion — put your ear
close, and hear the faint chattering
of the songs that are to come.
Expect the end of the world. Laugh.
Laughter is immeasurable. Be joyful
though you have considered all the facts.
So long as women do not go cheap
for power, please women more than men.
Ask yourself: Will this satisfy
a woman satisfied to bear a child?
Will this disturb the sleep
of a woman near to giving birth?
Go with your love to the fields.
Lie easy in the shade. Rest your head
in her lap. Swear allegiance
to what is nighest your thoughts.
As soon as the generals and the politicos
can predict the motions of your mind,
lose it. Leave it as a sign
to mark the false trail, the way
you didn’t go. Be like the fox
who makes more tracks than necessary,
some in the wrong direction.
Practice resurrection.

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Música de la intro: La canción se llama “Ambience Musettienne” del album Simply Musette de Alexa Sage.

Música de la outro:  ZAPATEADITO OAXAQUEÑO II . Arodi Martinez S.  https://www.youtube.com/watch?v=qIcnUTBSOfw

34 Comments

  1. Jose · 24/12/2021 Responder

    Saludos, felices fiestas, gracias por su maravilloso trabajo .JS/CR

  2. Rodrigo Rojas · 24/12/2021 Responder

    Que el Niño Dios, nuestro Creador nazca en los corazones de todas sus criaturas. Porque en Él todos nacimos. Feliz Natalidad.

  3. Manuel Martínez · 25/12/2021 Responder

    Creo que hoy ha nacido un nuevo milagro con la lectura de este escrito

  4. Manuel Martínez · 25/12/2021 Responder

    Me ha encantado este artículo que ha conseguido el milagro de la natalidad de una nueva forma de comprender el mundo

  5. Alma Rosa Martín · 25/12/2021 Responder

    Te mando un abrazo lleno de buenos deseos, que estas reflexiones a las que tu nos invitas en cada una de tus bellas clases, nos hagan mejores personas, siempre agradecida Darín por tu capacidad de compartir tus saberes, ojalá y nos visites en Querétaro, felices celebraciones de renovación y que el 2022 nos traiga buenas sorpresas de superación en todos los ámbitos

  6. Amalia Fernandez-Montes · 25/12/2021 Responder

    Felices fiestas a todos y muchas gracias Darín!

  7. José Sierra · 26/12/2021 Responder

    Extraordinariamente interesante… Iré a la plaza pública y llevaré dos hermosos huevos de gallina que podrían alimentar a algún hambriento pero los estrellar contra el pavimento sin comentario alguno.
    Gracias.

  8. Santiago Cardoso · 26/12/2021 Responder

    Hola Darin: me encantó tu video, como siempre. En tu introducción lo que expresas que celebramos los cristianos, es lo que doctrinariamente expresa la Iglesia Católica, pero no es, en mi opinión, el verdadero mensaje. Si seguimos la filosofía de Kierkegaard Cristo irrumpió en el tiempo humano y creo que el mensaje mas fidedigno es que hay un Padre bueno, que es amor, el Amor mismo, que nos acoge y perdona, como en el cuadro de Rembrandt, y nos enseña a ver en cada ser humano a otro Cristo en necesidad con el que estamos obligados a ser solidarios, exactamente lo que no practica el neoliberalismo. Yo creo que estamos de acuerdo en lo esencial. Muchas gracias por tu esfuerzo y Feliz Natalidad!!! Te comparto esta reflexión de un jesuita: https://youtu.be/Gqlqr1xv6-Q?t=1179

  9. Francisco Partida Hoy · 26/12/2021 Responder

    Darin, me suscribí porque no aprecio la búsqueda colectiva y mediada de la verdad. Yo soy ateo. El misterio de nacer y morir es empírico y simbólico. El primero se explora a través de las ciencias de la vida, y el segundo relacionándolo con los tiempos y procesos psicológicos de nuestras biografías.
    Estimado, Darin, la integridad de tu ser lucha contra la ignorancia en todas sus formas, pero estas fechas están cargadas de sentimentalismo y afectación patética.
    Gracias por compartir lecturas y opiniones.

  10. Francisco Partida Hoy · 26/12/2021 Responder

    Todas estas creencias y tradiciones añejas e ignorantes (como los Cristos, Krisnas, Dionisios, etc) nos retrasan el camino al verdadero sentido de la responsabilidad moral individual, delegando infantilmente en figuras sobrenaturales nuestras acciones y elecciones. Los cuentos y ficciones de divinidades son útiles nada más como figuras mitológicas que representan Estados y procesos de nuestra psicología individual y colectiva.
    Gracias, amigo por luchar de forma civilizada contra la superchería.
    Un saludo afectuoso.

  11. Francisco Partida Hoy · 26/12/2021 Responder

    Dioses solares con biografías sospechosamente similares. Krisnas, cristos, dionisios… Figuras ficticias para delegar infantilmente nuestra responsabilidad moral en personajes mitológicos.
    Gracias, estimado Darin, por luchar de forma civilizada contra la ignorancia.
    Saludos.

    • Mario · 29/12/2021 Responder

      Dios es una experiencia que se vive no un concepto que se razona. Cuando logres vivir la experiencia de Dios comprenderás, quizás, por qué creen los que creen. Mis saludos Francisco

      • Lo4d · 05/01/2022 Responder

        No sé si alguna vez me he encontrado a Dios. Ahora, con el diablo me crucé muchas veces y me quitaba de en medio. Eso quizás sea lo peor del conocimiento: que no te hace mejor y te obliga vivir a la defensiva. No digo yo que no haya ángeles, pero si van en moto, me temo que son del infierno.

      • Santiago Cardoso · 19/01/2022 Responder

        A Dios lo encuentras en el Otro, en tu prójimo más cercano, especialmente en los más necesitados y en los que sufren, sin importar la religión que uno profese. Todos somos ese Otro en cualquier momento de nuestras vidas, Somos una red de OTROS, como Internet. Estamos ante un Dios ausente que lo encontramos en el cuidado de nuestro prójimo, del medio ambiente y de todos los organismos vivos.

        Nadie sabemos con certeza que hay después de la muerte; podemos escoger creer como diría Kierkegaard, en lo paradójico, lo absurdo y lo infinitamente absurdo y paradójico. Y también podemos acoger y vivir esta verdad subjetiva que le puede dar sentido a nuestra existencia: ver por el Otro.

        Les recomiendo leer a Raimond Panikkar y su concepto de la cosmoteandricididad.

        Un abrazo

        Santiago Cardoso

  12. Augusto Jiménez M · 28/12/2021 Responder

    Soy católico y trato de comulgar con la palabra (Biblia); pero en realidad hay aseveraciones que me parecen no creíbles; por lo tanto entro en una especie de contradicción existencial. Trato de buscarle una solución a la creencia por la fé, la creencia por la filosofía y el conocimiento. Me apego al hecho de la existencia terrenal de Jesús (el hijo), si más allá existe un Dios (el Padre) no puedo corroborarlo ni negarlo; por lo tanto me apego a la sentencia siguiente: ” Nadie llega al Padre sino a través del hijo”; aunque también creo, sin ser marxista, que Marx tuvo razón cuando dijo que la religión (mal entendida, digo yo) es el opio del pueblo.
    Le agradecería que en el próximo año 2022, suba videos de algunos filósofos cristianos.
    Reciba usted un feliz año en unión de su familia.
    Saludos cordiales de:
    Augusto Jiménez Márquez
    Nota: le escribo desde un país en vías de desaparecer llamado Venezuela

  13. Manifiesto: Frente de Liberación del Granjero Loco de Wendell Berry – Acosta-Valverde · 31/12/2021 Responder

    […] paso a la traducción del doctor Darin McNabb que se encuentra aquí en su sitio titulado La Fonda Filosófica, en donde concentra vídeos, textos y audios de sus […]

  14. Hernán Connell · 04/01/2022 Responder

    Muchas gracias Darin, te sigo hace mucho, gran admiración por tus conocimientos y asociaciones y todo el trabajo que ofreces a la comunidad globalizada, que como vemos, tiene muchas aristas negativas pero al menos existen ciertos lugares como estos donde todavía nos invitan a reflexionar.

  15. Lo4d · 05/01/2022 Responder

    No sé si alguna vez me he encontrado a Dios. Ahora, con el diablo me crucé muchas veces y me quitaba de en medio. Eso quizás sea lo peor del conocimiento: que no te hace mejor y te obliga vivir a la defensiva. No digo yo que no haya ángeles, pero si van en moto, me temo que son del infierno.

  16. LEOPOLDO · 19/01/2022 Responder

    Gracias Darín te felicito por tu enorme inteligencia y lo fácil que es transmitir tus conocimientos sigue adelante soy un gran admirador tuyo

  17. Santiago Cardoso · 19/01/2022 Responder

    A Dios lo encuentras en el Otro, en tu prójimo más cercano, especialmente en los más necesitados y en los que sufren, sin importar la religión que uno profese. Todos somos ese Otro en cualquier momento de nuestras vidas, Somos una red de OTROS, como Internet. Estamos ante un Dios ausente que lo encontramos en el cuidado de nuestro prójimo, del medio ambiente y de todos los organismos vivos.

    Nadie sabemos con certeza que hay después de la muerte; podemos escoger creer como diría Kierkegaard, en lo paradójico, lo absurdo y lo infinitamente absurdo y paradójico. Y también podemos acoger y vivir esta verdad subjetiva que le puede dar sentido a nuestra existencia: ver por el Otro.

    Les recomiendo leer a Raimond Panikkar y su concepto de la cosmoteandricididad.

    Un abrazo

    Santiago Cardoso

  18. Tati · 14/03/2022 Responder

    Gostei muito do conteúdo de vocês, parabéns a equipe por trás desse belo material.
    Muito bom esse artigo com toda essa sua experiência na Área Obrigado !
    Ótimo conteúdo vou compartilhar com outras pessoas
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  19. Héctor Méndez · 10/06/2022 Responder

    Estimado profesor Darin, como siempre es un gusto leer y escuchar sus honestos puntos de vista que tanto ilustran nuestra manera de ver el mundo y que nos llevan a replantear lo que somos y lo que hacemos.

    Nuestras concepciones filosóficas actuales están siendo retadas por la ciencia y la tecnología y pintan con negras pinceladas un futuro que nos resulta aterrador porque parece ser incomprensible para la mente humana. Es como la teoría de la relatividad que tenemos que aceptarla porque la ciencia asi lo dice pero nos es imposible realmente imaginar sensorialmente un mundo en el cual el tiempo transcurre diferente cuando nuestro sistema de referencia se mueve a velocidades cercanas a la de la luz.

    Todo esto lo digo porque el transhumanismo o posthumanismo está cada dia más presente en el internet, sustentado por libros y conferencias de personas aparentemente altamente calificadas. Parece que ya estamos en los albores de un mundo transhumano. Sería muy ilustrativo poder conocer sus puntos de vista al respecto. Mil gracias como siempre por motivar el pensamiento filosófico en este mundo en el que tantos lo necesitamos.

    • Darin · 10/06/2022 Responder

      Hola Hécrtor, tienes razón en lo que dices. Tendré muy en cuenta tu sugerencia para un vídeo posterior (ojalá no tan lejano!).

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