Kierkegaard y el individuo, pt. 1/6

Empezamos una reflexión sobre Kierkegaard analizando su noción de “la verdad es la subjetividad”, su comunicación indirecta, e identificando la amenaza que es el idealismo hegeliano.

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La obra de Soren Kierkegaard es única en la historia de la filosofía. Sin duda, cada filósofo tiene sus propias ideas y planteamiento y en ese sentido cada uno es único - Aristóteles no es Descartes. No obstante, hay una diferencia radical que distingue a Kierkegaard de los demás, la cual es importante entender para que lo leamos con provecho. La diferencia tiene que ver no sólo con lo que dice, sino también con cómo lo dice. Me explico.
La frase central del pensamiento de Kierkegaard es “la verdad es la subjetividad”. Si no sabes nada de Kierkegaard, eso te puede sonar muy relativista, como si dijera que la verdad sea una función del gusto subjetivo de uno. Pues no es así. Para entender lo que quiere decir, conviene echar un vistazo a su contrario, la verdad entendida como objetividad.
Cuando decimos algo como “Tengo una manzana en la mano” o “La Tierra gira por el sol” o “El espacio y el tiempo son las formas puras de la intuición”, estamos afirmando algo sobre el mundo, afirmamos que lo que decimos es real y no una ficción. La objetividad de estas afirmaciones estriba en su carácter público, que cualquiera, si investiga y razona, puede asentir a ellas. Además, como decía Aristóteles, cuando conocemos, lo que conocemos es el universal. Las propiedades que se predican a algo, como color, distancia o estatura, no pertenecen únicamente a esa cosa, sino que son comunes a muchas cosas, es decir, son universales. Cuando uno piensa de forma objetiva, piensa el universal, algo abstracto y conceptual. Entonces, por el lado del juicio, tenemos que la verdad objetiva es común, cualquiera puede asentir a ella, y por el lado de lo que se conoce, también es algo común, el universal. Si pensara sobre mí mismo de forma objetiva, hay muchas verdades a las que muchos podrían asentir: soy hombre, soy doctor en filosofía, soy maestro, tengo un canal de YouTube, etc. etc., una lista muy larga. Sin embargo, lo que no está en la lista, lo que el análisis no capta, es mi existencia, el hecho de que existo. Puedo señalar mi grado con el diploma o mi estatura con un metro, pero no puedo señalar mi existencia. No es algo que puede ser conocido, sino sólo vivido, y vivido desde luego sólo por mí. La verdad de mi existencia no es algo común de la que cualquier otro puede constatar. No es universal, sino particular, no abstracto sino concreto, no objetivo sino subjetivo.
Kierkegaard no niega que haya verdades objetivas sino sólo que no inciden en mi existencia, no la determinan. Si algo que consideraba una verdad objetiva resultara ser falso, no sé, que algún suceso histórico nunca tuvo lugar o que la composición molecular de alguna sustancia es distinta de la que pensaban, mi formar de vivir no cambiaría radicalmente. La razón es que las verdades objetivas se centran en el “que”, en lo que es el caso, los hechos, mientras que la verdad subjetiva, la verdad de mi existencia, se centra en el cómo, en los valores. No es una cuestión epistemológica, sino ética. Lo que dice Kierkegaard sobre el cristianismo ilustra esto muy bien. ¿Qué significa ser cristiano? ¿Sostener ciertas creencias teológicas sobre Dios y la iglesia? ¿Ir a misa los domingos? Todos conocemos gente que afirman las doctrinas correctas y que van a misa y que se persignan en los momentos correctos y todo, pero que viven de forma falsa, de forma hipócrita. Siguen la letra pero no el espíritu. Para muchísima gente, incluyendo los daneses de la época de Kierkegaard, la verdad del cristiano es una cuestión objetiva. A pesar de que en la ciencia se trata de conocimiento (cosa que asociamos con la objetividad) y en la religión la fe (cosa que asociamos con lo subjetivo), no basta cualquier fe sino fe en la doctrina correcta, o sea, objetivamente correcta. En el fondo, entonces, uno es cristiano porque es el camino objetivamente correcto para llegar al cielo y a la vida eterna. Llegar a aceptar la verdad del cristianismo de esta manera objetiva es como bajar un río en un barco. Te subes al barco y te olvidas de lo demás. Es como las demás verdades objetivas, una vez que sepas que el fuego quema y la lluvia moja, no tienes que pensarlo más. Esas verdades se archivan en la cabeza y actúas al respecto de forma habitual.
Para Kierkegaard, el cristianismo no tiene nada que ver con verdades objetivas, o sea, con hechos o con el “que”, sino con el “cómo”, con una manera de vivir interiormente en relación con Dios. Dice: “El cristianismo es espíritu, el espíritu es interioridad, la interioridad es subjetividad, la subjetividad es esencialmente pasión y, en su punto máximo, es un interés infinito, personal y apasionado en la felicidad eterna de uno”. La idea del cristianismo no es una cuya verdad se determina al ver si representa correctamente la realidad, sino una cuya verdad tiene que ser apropiada y convertida en realidad por el individuo. Esta distinción entre representación y apropiación es crucial. Esta última viene de la raíz latina proprius, que significa obviamente “propio”, “de uno mismo”.
Al entender la verdad como subjetividad, Kierkegaard no está planteando algún tipo de relativismo donde lo que yo piense o crea sea la verdad para mí. Eso es una cuestión epistemológica que confunde el “que” por el “cómo”. Kierkegaard está interesado en este último, en cómo uno existe como cristiano o en general como ser humano. Como ya vimos, la existencia, tu existencia y mi existencia como individuos, no puede tratarse en términos científicos objetivos ya que no es una propiedad común. La obra de Kierkegaard, y es esto lo que le distingue de la tradición en general, se centra no en plantear una teoría sobre la realidad, sino en provocar en el lector una experiencia de su propia existencia subjetiva.
Kierkegaard es el padre del existencialismo. Irónicamente, creo que habría considerado ese término una contradicción. El problema es ese “ismo” al final. Agregamos ese sufijo a un sustantivo, como “existencia” o “Cristiano”, para hacer referencia a un principio o sistema. El Cristianismo es el sistema de doctrinas y creencias que conforman la fe cristiana. El existencialismo, igual, es el conjunto de ideas y conceptos que dan cuenta del ser humano y su forma de ser. Kierkegaard no estaba interesado en ninguno de estos fenómenos. Sus textos no constituyen una teoría sobre el mundo, ni siquiera sobre el hombre, sino un dispositivo retórico muy sofisticado cuya finalidad es fundamentalmente ética o práctica, a saber, llevar al lector a apropiarse de su vida, hacérsela suya, propia.
Al principio, dije que la obra de Kierkegaard es única en la tradición, por dos razones. La primera es por lo que dice, a saber, esto de que la verdad sea la subjetividad. En general, los textos de todos los demás, desde Parmenides hasta Russell o Habermas, plantean que la realidad es objetivamente tal o cual. Una excepción sería, quizá, el segundo Wittgenstein con su discurso de la filosofía como terapéutica. Y otra, sin duda, sería Sócrates. En los diálogos platónicos, al menos en los tempranos diálogos aporéticos, el discurso de Sócrates tiene la finalidad no de comunicar conocimiento, sino, como un partero, facilitar que nazca por parte de su interlocutor. Era su manera de ayudar a la gente a que conociera a sí misma.
Kierkegaard se identificó mucho con el personaje de Sócrates y se inspiró en su método, pero no era tan optimista con respecto a la capacidad de la gente de racionalmente reconocer su ignorancia y buscar la verdad. El detalle es que la verdad que ignoran no es de orden objetivo, o sea, algún hecho en el mundo, sino una verdad subjetiva la cual tiene que ver con su forma de vivir o de existir. El modo de existencia de uno le parece natural, y la idea de cuestionarlo o incluso cambiarlo le hace a uno muy incómodo. La gente, de hecho, no quiere conocerse a sí mismo y emplea toda una gama de trucos psicológicos para engañarse, para evitar que se manifiesten lo que los jóvenes hoy en día llaman “pedos existenciales”.
Un esquizofrénico paranoico, para tomar un ejemplo extremo, interpreta su experiencia de forma bastante errónea. Si tratas de eliminar sus creencias falsas de forma directa al enseñarle las evidencias y argumentar racionalmente, simplemente responderá que eres parte del complot en su contra. Si tratas de criticar las creencias de un religioso, podría desacreditar tus argumentos al llamarte un pecaminoso. Un comunista respondería a tus criticas tachándolas de una moralidad burguesa, etc. etc. Todos hemos estado en discusiones fuertes con otras personas, lanzando argumentos y frustrándonos por lo que vemos como la terquedad del otro. El problema, diría Kierkegaard, eres tú, porque estás empleando lo que llama la “comunicación directa”. Dice: “El engaño jamás puede ser destruido de forma directa, sino sólo con medios indirectos puede eliminarse radicalmente . . . Es decir, a una persona engañada hay que acercársele desde atrás”.
Ésta es la segunda cosa que le distingue a Kierkegaard de la tradición. La primera es aquello que quiere comunicar - la verdad subjetiva, y la segunda es la manera en que lo comunica, a saber, de forma indirecta. Esta indirección toma varias formas. En primer lugar está el gran número de géneros literarios que componen la obra de Kierkegaard, como diarios, cartas, aforismos, prefacios y epílogos, discursos edificantes, fragmentos, novelas y argumentos filosóficos tradicionales, todo mezclado con ironía, sátira y parodia. Además, Kierkegaard es famoso por su empleo de seudónimos, casi 20 en total, y algunos textos constan de dos o tres pseudónimos presentando cada uno puntos de vista encontrados.
Todo esto es bastante confuso para el lector, pero eso es justo la intención de Kierkegaard. Al encontrarse con diversos autores y puntos de vista en vez de una sola autoridad que le critica y le dice que pensar, el lector no se pone tan automáticamente a la defensiva y se da cuenta de que la elección la tiene que tomar él, que la responsabilidad de su existencia es suya. Así es cómo Kierkegaard se le acerca desde atrás.
Muy pocos quieren tomar esa responsabilidad, porque realmente existir, de forma auténtica y propia, no es nada fácil. Nuestra sociedad de consumo se ha desarrollado para hacer que la tarea de vivir te cueste lo menos posible: productos que te ahorran tiempo, apps que te dicen qué comer y que miden tus signos vitales, algoritmos que te presentan al amor de tu vida, y gurús de crecimiento humano que te arreglan todos tus pedos existenciales. En la época de Kierkegaard no había gurús de auto-auyda, pero sí metafísicos de gran calibre como Hegel. Créelo o no, para Kierkegaard, Hegel era un gran peligro porque, como esos gurús, quería hacerlo todo fácil. ¿Todo fácil? Soren, ¿has leído la Fenomenología del espíritu, o La ciencia de la lógica? ¡Ésas son de las obras más difíciles que he leído en mi vida! ¿Cómo que fácil? Kierkegaard nos da una pista en la siguiente afirmación. Dice: “Hegel es un Johannes Climacus, quien no asalta el cielo como los gigantes al poner una montaña sobre otra, sino que lo alcanza por medio de sus silogismos”. Johannes Climacus es uno de los seudónimos que Kierkegaard emplea, nombre que tomó de un monje griego que vivió en el siglo 6 d.C. y que escribió un libro que se llama Klímax toû paradeísou. Significa “Escalera al paradiso” y al latín se tradujo como “Scala paradisi”. En él, este monje explica, en 30 pasos, cómo uno puede ascender a la perfección cristiana mediante ciertas prácticas ascéticas. En la Biblia, encontramos la historia de la Torre de Babel que era como una escalera que pretendía alcanzar físicamente el cielo o la dimensión divina. Lo que Kierkegaard dice en su cita es que Hegel, quien usa la metáfora de la escalera en su Fenomenología, es como el monje Climacus, sólo que, en vez de prácticas ascéticas, emplea el silogismo, es decir, su famosa dialéctica, para alcanzar no sólo la perfección cristiana, sino la realidad en su totalidad, lo absoluto.
El pensamiento de Hegel es la antítesis del de Kierkegaard, entonces conviene entender la idea básica del primero para aprovechar bien lo que nos dice el segundo. Lo que es importante entender con Hegel es que no es un sujeto, como tú o yo, que va ascendiendo la escalera para alcanzar un conocimiento del mundo como objeto, sino que es el cosmos en su totalidad (que incluye a ti y a mí) que poco a poco va cobrando conciencia de sí mismo. Para Hegel, cuando Isaac Newton descubrió las leyes del movimiento, eso era el universo conociendo a sí mismo, casi como si Newton fuera una célula en un cerebro cósmico. Pero Newton no estaba consciente de eso; el universo para él era un objeto, no un sujeto conocedor. Y el cosmos tampoco en ese momento estaba consciente de que era no sólo el objeto conocido sino también el que conoce. Es como una persona que examina un par de ojos en un espejo sin darse cuenta que los ojos que ven, que examinan, son los mismos que están examinando. Cuando la persona dice: “Esos son mis ojos”, entonces la distinción entre los ojos que examinan y los ojos examinados desaparece. Newton elaboró conocimiento sobre el cosmos por lo que, en la medida en que era parte de ese cosmos, el cosmos estaba consciente. Pero fue Hegel quien elaboró de forma sistemática la idea de que el universo es no sólo el objeto conocido sino el sujeto conocedor. Con Hegel, el cosmos cobra auto-conciencia, alcanzando conocimiento de sí mismo.
El sistema filosófico de Hegel, la larga cadena de silogismos y conclusiones expuesta en la Encyclopedia de la ciencias filosóficas, representa precisamente el conocimiento del cosmos de sí mismo. El cosmos, la totalidad, lo absoluto, también ha sido llamado Dios. La religión es una forma de comprender la realidad, pero dado que la estructura de lo Real es lógico-racional, sólo los conceptos netamente filosóficos logran captar de forma sistemática y completa la verdad del todo. A lo que voy, a lo que va Hegel, es que la verdad del cristianismo está encerrada en el sistema filosófico conceptual que Hegel elaboró. Si quieres entender cómo funciona el mundo en su aspecto físico, sólo tienes que estudiar y entender las ecuaciones de Newton y Einstein; no las tienes que volver a descubrir. Y si quieres entender la totalidad en su aspecto filosófico o metafísico por así decirlo, sólo tienes que estudiar la Encyclopedia de Hegel. Y si captas eso, habrás captado la esencia de lo que enseña el cristianismo.
Hegel, como el monje Climacus, proporciona una escalera a través del cual podemos alcanzar la verdad. No hace falta pasión ni fe, no es una cuestión de decisión o compromiso, sino simplemente de conocimiento conceptual. Sigues los pasos que marcó Hegel y cumples en el fondo con la esencia del cristianismo. ¿Fácil no? Quizá no tan fácil como los consejos simplistas de los gurús de auto-ayuda, pero para Kierkegaard sí. Para él, el sistema de Hegel no es más que una nueva Torre de Babel, una scala paradisi, con la cual uno puede ascender con facilidad al cielo. La tarea que Kierkegaard se propone es volverlo todo difícil. Parecido a la multiplicación de lenguajes que impidió la construcción de la torre, la multiplicación de voces y puntos de vista en su obra impide que el camino sea recto y el destino claro. La retórica de Kierkegaard es como un trozo de metal que se arroja al engranaje de la dialéctica hegeliana, trabándola y dejando resaltada esa extraña cosa que no cabe en ningún silogismo – la existencia del individuo. En el próximo vídeo, empezaremos a ver cómo Kierkegaard provoca esa experiencia en el lector y las posibles consecuencias que puede tener.

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65 Comments

  1. Carlos · 30/09/2018 Responder

    Valdrá la pena seguir el curso para averiguar cómo nos puede ayudar a desenvolvernos en las sociedades actuales. ¿Qué tipo de subjetividades serían posibles en nuestra sociedad de manera que nuestra existencia merezca vivirse plenamente? Volveré una y otra vez a oír esta clase para entender más su contenido. Suerte, espero en la segunda lección. Gracias.

    • Darin · 01/10/2018 Responder

      Hola Carlos. Va a ser un análisis muy interesante. Kierkegaard penetró muy lejos en la psique humana.

  2. Juan Carlos Arcangelo · 30/09/2018 Responder

    No sé puede dar un ejemplo de “la verdad es la subjetividad” sin utilizar la religión. En mi caso particular me distrae y no puedo terminar de comprender lo que ud quiere explicar. Porque este tipo de ejemplo me remite a “la verdad revelada” y no puedo seguir pensando.

    Saludos
    Juan Carlos

    • Darin · 01/10/2018 Responder

      Hola Juan Carlos. El ejemplo es de Kierkegaard; es su preocupación fundamental – cómo ser un cristiano. Aun cuando el estadio existencial que sea más auténtico o propio lo llama “religioso”, puede aplicarse a la experiencia de gente atea. Ya veremos sobre la marcha.

  3. Mateo Durán · 30/09/2018 Responder

    ¡Gracias Darin!, por tan excelente video.

  4. Elena · 30/09/2018 Responder

    Muchas gracias!! Es muy didáctica la descripción de Kierkegaard. Haces tangible love que fue muy conejo en otro momento. Mil gracias!!

  5. Bruno Zanotto · 30/09/2018 Responder

    Excelente! Muchísimas gracias! Tiene algo que ver con Heidegger eso de develar la propia existencia Darin? Un saludo desde Argentina

  6. L iliana Ruth Abinal · 30/09/2018 Responder

    IMPORTANTE ESTE FILÓSOFO KIERKEGAARD…. HIZO UN GRAN APORTE A LA REFLEXIÓN… MUY BUEN DESARROLLO DEL TEMA….

  7. claudio monardez · 01/10/2018 Responder

    Bien!, hace tiempo que esperaba comprender un poco más a Kierkegaard, parece un filosofo que no es normalmente tratado en profundidad en las cátedras, no esta en la farándula filosófica, gracias profe!

    • Darin · 01/10/2018 Responder

      A lo mejor por ser cristiano no es tan popular o tratado como otros, pero eso no es excusa! Es un pensamiento formidable.

  8. Juan Carlos Arcangelo · 01/10/2018 Responder

    Porque no figura mi comentario

  9. Delia Rodriguez · 01/10/2018 Responder

    Muchas gracias Darin
    Me encanto.
    Desde mi racionalidad comprender la verdad subjetiva que me muestre quien soy parece una tarea titánica.

  10. Sergio Romero Bonilla · 01/10/2018 Responder

    Muchas gracias Máster Darin.

  11. Daniel · 02/10/2018 Responder

    Muchas gracias Darin por este excelente vídeo. Llevo tiempo queriéndome acercar y leer más de este filósofo, pero me ha echado para atrás precisamente lo que comentas sobre la indirección en la manera en que comunica y la cantidad de escritos de géneros tan diversos que componen su obra. Si pudieras sugerir algún orden de lectura de sus distintos libros, al menos para hacer un primer acercamiento, te estaría muy agradecido.

  12. Gonzalo Mejía · 04/10/2018 Responder

    Gracias Darín, excelente presentación de Kierkegaard, de todos modos no es sencilla.
    Abrazo de admiración, gratitud y afecto desde Manizales, Colombia.
    Gonzalo

  13. Héctor · 04/10/2018 Responder

    Hola Darín, me quedo aterrado con el nivel de sencillesz con que explicas los temas, para mí Kierkegaard es un filósofo que le sirve a la cotidianidad, más que a la pura abstraccion, me encanta que hables de este gran filósofo.
    Quería preguntarte si piensas hablar algún día de byung Chul han y slavoj Zizek?

    • Darin · 06/10/2018 Responder

      Gracias Héctor. Sí, Kierkegaard es muy importante, me va a dar gusto hablar de sus ideas. En cuanto a Han y Zizek, son muy populares hoy en día. He leído algunas cosas de los dos y sigo pensando en lo que tienen que decir, pero de momento prefiero seguir con los grandes de la tradición. Quizá dentro de un par de año me sienta con suficiente confianza para hablar de ellos.

      • DIEGO ROYAN PERAL · 09/10/2019 Responder

        Hola Darin, magnífica descripción del pensamiento de este filósofo.
        Para poder aprehender totalmente tus explicaciones ¿Es posible acceder al texto que seguro preparaste para los vídeos?

        Muchas gracias por hacernos pasar ratos muy deliciosos

  14. carlos hernan_Calderon gutierrez · 05/10/2018 Responder

    Gracias Darin muy ilustrativo aunque recién estamos encendiendo motores. Pareciera ser que también es un tema pedagógico ¿No podría en algo parecerse a el discurso pedagógico de lo algorítmico ( Heguel aunque complicado estaría en esto ) e eucarístico( Kierkegaard que hace descubrir el proceso ¿ por una auto reflexión existencial?) ? La relación teoría – practica reflexión-pasión es altamente pertinente cuando el objeto de conocimiento soy yo mismo . En el espíritu objetivo pareciera que Heguel incluyera como proceso la visión de Kierkegaard que es el paso del Derecho a los Valores , pero claro el proceso de aprendizaje de esto real no es lo mismo debe ser heuristico. Mire parece ser que los fundamentalismos perjudican la relación ejercer una religión y reflexionar con criterios personales por cuanto están lejos de la visión del filosofo de referencia. Pero disculpe solo son mis pensamientos que me suceden al escuchar este vídeo. Si algo dije con sentido ilustre me

  15. Alex · 06/10/2018 Responder

    Darin buen día.Podrias exponer algún filósofo latinoamericano? GRACIAS

    • Darin · 07/10/2018 Responder

      Hola Alex. La filosofía latinoamericana es un hueco en mi formación, y me da pena que viviendo en ella no conozco mejor su variada tradición. Aunque uno que me gusto mucho es Luis Villoro, filósofo mexicano recién fallecido. A lo mejor haga algo sobre él.

  16. Ignacio · 08/10/2018 Responder

    Gracias por tan buen aporte.
    Saludos.

  17. Martha · 09/10/2018 Responder

    Muchas gracias Darin

  18. Sarah · 17/10/2018 Responder

    Excelente transmisión!kierkegard excede lo teológico es un verdadero exponente del existencialismo no ateo

  19. Rafael · 19/10/2018 Responder

    Hola, me ha encantado kierkegaard !!!!! En que libro o libros se basa para realizar el video, gracias. Muy buen trabajo Sr. Darin. Por cierto que libros de Kierkegaard nos recomendaría.

  20. Fco. Manuel Espinosa · 05/11/2018 Responder

    .
    Alguien dijo: “La verdad es el mundo sin humanos”.

    Como siempre, muchas gracias por tu generosidad, maestro Darin.

    Saludos desde España.

    🙂

  21. Dardo NIETO · 16/12/2018 Responder

    Hola. No sabría cómo explicarte lo importante que ha sido para mi encontrarte.
    Si es posible me agradaría mucho que hagas algún video de Jidú Krisnamurti. Soy consiente de que no es un filósofo del tipo “tradicional” pero encuentro muchas coincidencias-visualizadas desde una perspectiva diferente- con los existencialistas. Gracias Darin.

    • Darin · 18/12/2018 Responder

      Hola Dardo. Me gusta mucho Krishnamurti, haré algo sobre él en algún momento. Gracias por la sugerencia, te mando un abrazo 🙂

  22. Miguel Maya · 02/01/2019 Responder

    Hola, Darin.

    Muchas gracias por sus aportes a la divulgación de la filosofía; es una tarea importante que usted honra. Le escribo porque estoy adelantando mi tesis de maestría, investigando la relación entre política y mentira, con el fin comprender la situación actual de mi país, Colombia, y el anhelado paso del conflicto interno a la construcción de paz y, en ese sentido, me llamó mucho la atención de la postura de Kierkegaard sobre el engaño y la “comunicación indirecta”.

    A pesar de que he comenzado a buscar la bilbliografía precisa de este autor al respecto, le agradecería infinitamente si me da el nombre del libro del cual usted extrajo la cita “El engaño jamás puede ser destruido de forma directa, sino sólo con medios indirectos puede eliminarse radicalmente . . . Es decir, a una persona engañada hay que acercársele desde atrás”.

    Reitero mi admiración y agradecimiento, Darin.

    • Darin · 03/01/2019 Responder

      Hola Miguel. Gracias por compartir lo que estás estudiando. Me parece importante. Te cuento que la cita viene de su obra “mi punto de vista”. No lo tengo en español, no he podido encontrarlo. Traduje ese pasaje de mi edición en inglés. La cita viene en la Parte Dos, Capítulo 1. Ojalá lo puedas encontrar, y saludos.

  23. Juan Antonio Avila · 08/01/2019 Responder

    la expresión “La verdad es la Subjetividad” significaría que a fin de cuentas no podemos conocer la realidad sino solamente a partir de nuestro pensamiento que irremediablemente es Subjetiva?

    • Darin · 08/01/2019 Responder

      Hola Juan Antonio. Gracias por tu pregunta. Kierkegaard no niega hechos objetivos, sino sólo que nuestra existencia no cuenta entre ellos. La forma en que nos relacionamos con esos hechos y con nuestra vida no puede determinarse de forma objetiva sino sólo subjetiva.

  24. Alberto Pichardo Ramírez · 05/06/2019 Responder

    Excelente vídeo y explicación Darin! Por demás interesante. Hace tiempo estudié Ciencia Política y Administración Pública y, en su momento, me hubieran servido de mucho tus vídeos para comprender mejor, entre otros temas, la filosofía política. Actualmente estudio Derecho y generalmente recurro a tu Fonda a darme un opíparo banquete con los diversos platillos que ofreces.

    Gracias por tu generosidad en la transmisión del conocimiento.

    • Darin · 06/06/2019 Responder

      Hola Alberto. Me enseñaste una nueva palabra – opíparo! Jaja, me gusta. Saludos!

  25. Mario · 02/10/2019 Responder

    Estoy deslumbrado con el descubrimiento de “La Fonda Filosófica”, Darín. Siempre he creído que Dios es una experiencia que se vive, no un concepto que se razona. Y vengo a descubrir que Kierkegaard expresó algo parecido cuando dijo que “la verdad es subjetividad”. Si vienes a Buenos Aires me gustaría mucho ir a escucharte. Con todo respeto, te mando un abrazo bien fuerte. Mario (66)

  26. diego2019 · 10/10/2019 Responder

    Perfecto Darin, así podré detenerme en algunas frases y extraerle toda su substancia.
    Muchas gracias

  27. Mario · 29/11/2019 Responder

    Después de haber completado la serie de Hegel, he vuelto a ver este video y me sorprendo con todo lo “nuevo” que he podido captar. Voy entendiendo la Fonda en su conjunto como sistema de conocimiento que progresivamente se va revelando totalmente interconectado ante mí y en mi. Gracias por este gran “Mecanismo Filosófico” que has construído Darin. Es alucinante

    • Darin · 29/11/2019 Responder

      Gracias a ti Mario!

      • Mario · 02/12/2019 Responder

        La Fonda es ese espejo mágico donde -al tratar de observar a otro- terminamos observándonos a nosotros mismos. Yo no creía que “borrar la distinción entre el que observa y el que es observado” fuera algo real. Pero lo estoy experimentando. Y esto inevitablemente modificará mi relación con el mundo. Gracias DArin

  28. srcualquiera · 01/02/2021 Responder

    Comprendiendo que la postura de Kierkegaard está ajustada a su situación personal y momento histórico, no creo que la verdad sea subjetiva. Nuestra existencia es subjetiva, vivida desde dentro de nosotros, de ahí no puedes escapar, ni de tu cuerpo ni de tu percepción, a menos que seas un fumeta chamánico o por un momento de enajenación transitoria hayas votado a Trump, o aquí en España lo hagas a Vox (en estos casos puede resultar dudosa la pertenencia de la persona al género humano). El caso es que nuestra existencia no sólo es subjetiva, pues mi subjetividad está originada, entretejida, y aprendida en el constante fluir con otras subjetividades. Del otro aprendes el lenguaje, el otro es tu racionalidad y la madre que te hizo, los amigos de la infancia, el cuidado, las creencias, el conocimiento, las prácticas, los afectos, los juegos, los derechos, el amor, el trabajo, todo hace indicar que el otro tiene un papel tan responsable y cohabitante de nuestra existencia como nosotros mismos. Y si vivo en un mundo que parece contener muchas cosas que son comunes a todos, yo mismo exijo una definición de verdad inter (objetiva) para que luego no se me tome por loco.

    No podemos despreciar el papel que el otro tiene en la definición de la verdad, pues si lo hacemos, puede que perdamos lo más valioso de nuestra propia subjetividad.

    Y conste que esto lo dice una absoluta persona asocial. A veces si pudiera me escaparía, soy naufrago de corazón, solitario por afición, amable pero distanciado con la gente, la mayoría del tiempo no los necesito para nada en mi vida. Sin embargo, si me pongo a pensar en las cosas a las que dedico mi soledad al terminar el trabajo: leer, ver pelis, series, escuchar música, comunicarme con los otros terrícolas internautas, escribir tonterías, todo tiene un origen o un destino en el otro, un otro distanciado, invisible, diferido, pero otro al fin y al cabo, de manera que me siento bastante incapaz de vivir subjetivamente sustraído en mi propia verdad sin tener en cuenta qué es lo que los otros tienen que decir al respecto.

    Creo que aquí Heidegger se acercó más al misterio cuando hablaba del Dasein, porque el Dasein existe en el conjunto de sus relaciones, de sus relaciones de existencia, ahí se forma el ser subjetivo, como parte de una existencia más grande que tú. Quizá aspirar a algo de ella sea la única forma de que algún día estemos orgullosos de nosotros mismos.

    Lo que me parece muy bien de Kierkegaard es su idea del discurso filosófico, eso de que a uno sólo lo convences si le llegas por detrás. Primero porque el orgullo es nuestra primera barrera, inmediatamente se levanta un escudo cuando alguien se siente atacado en lo que es o cuestionado en sus creencias, ese sentimiento ocupará su corazón y habrá dejado de oírte. Por poner un ejemplo, si conoces a un gilipollas y quieres hacerle ver que es un gilipollas, nunca puedes decírselo directamente. Tienes que decirlo de manera que el otro se reconozca en su propia gilipollez, pero pensando que tú te estás refiriendo a otra cosa. En definitiva, actuar con elegancia.

    Su miscelánea de tonos, personajes, diversos puntos de vista, es sin duda con lo que hasta ahora me quedo de este autor.

    • Mario · 07/02/2021 Responder

      Hola! Muy interesante tu comentario y me han dado ganas de darte mi punto de vista, en particular sobre la frase de Kierkegaard “la verdad es subjetividad”, con la que estoy profundamente de acuerdo. A ver. No es que mi subjetividad elimine o desprecie al mundo exterior ni a los demás, por supuesto que no! Lo que tratamos de decir (Kierkegaard y yo, si se me permite ponerme por un momento al lado de semejante genio) es que todo sucede en mi experiencia personal, esa que incluye, entre otras cosas, la maravillosa relación con otras personas. Vivimos en la experiencia, ese continuo de sensaciones, pensamientos y emociones que suceden ahora dentro de mí y que constituye toda mi subjetividad. La experiencia es intransferible. No hay manera de que yo “sienta” lo que tú estás sintiendo ni que tú “sientas” lo que yo siento. No hay manera. Somos islas existenciales (como decía Borges hablando de los ingleses ja!). Y ese constituye el principal (sino el único) problema de la comunicación humana. Y como no podemos “vivir” la experiencia de los demás, nuestra única alternativa para romper este aislamiento existencial que nos condena es simbolizar esa experiencia, es decir, representarla con palabras, sonidos o imágenes para tratar de transmitirte, Srcualquiera, mi subjetividad en este momento, es decir, para compartir mi experiencia

      No, no, de ningún modo sostener que “la verdad es subjetividad” implica negar al otro. Por el contrario, es el primer paso para intentar encontrarse con el otro, para saltar sobre el aislamiento existencial que nos asfixia y sentirnos parte de algo más grande que nosotros mismos,. Para trascender la individualidad y darnos cuenta de que es posible aceptando la presencia de ese espíritu universal del que todos -más allá de la distintas tradiciones- somos parte. ESO ES KIERKEGAARD, Sr Cualquiera. Ojalá que esta botella que arrojo al mar llegue a algún lugar. Pero si no llega, igual valió intentarlo

      Mis saludos

  29. srcualquiera · 08/02/2021 Responder

    Hola Mario, gracias por responder, también tu contestación me ha parecido muy interesante, y entiendo y comparto muchas de las cosas que dices. Sin embargo, hay algo en lo que no estoy del todo de acuerdo, un matiz que es lo que hace que la opinión de Kierkegaard me parezca algo arriesgada, y es eso de que estamos completamente “confinados” en nuestra subjetividad. Diría que aquello en lo que estamos encerrados es nuestro cuerpo, de ahí es imposible salir a no ser que tengas unas excelentes capacidades para el escapismo. Del cerebro, tampoco puedes salir, y mejor que no salga él, o será que te han abierto la cabeza. Sin embargo, la mente, aunque tiene su base en la biología del cerebro, no es sólo biológica. A pesar de que cada uno vive desde sí mismo, hay aspectos objetivos que nos afectan tan profundamente a todos que no creo que seamos tan subjetivos como piensa Kierkegaard. Para empezar, nuestros propios genes, lo que traemos en ese equipaje, son cosas que compartimos con los padres, con la especie, y que nos hace proclives a una similar percepción del mundo. Aunque lo hagamos desde nuestra propia cápsula mental, percibimos el mundo desde unos sentidos y unas formas de comprensión que nos hacen comunes en muchas cosas. Quiero decir, que donde yo veo un elefante, es difícil que tú vayas a ver un ratón, a no ser que uno de los dos esté loco o sufra una grave patología de la vista. Pero lo que más me hace pensar en que no estamos tan atrincherados en nosotros mismos como creemos, es la mente. La mente surge del cerebro, pero su función no es sólo biológica. Está hecha de lenguajes, de aprendizajes, de aleaciones que están hechas con la cultura, sustrato del que somos parte. La mente es ambigüedad y ambivalencia entre el cerebro y el símbolo . Creo que hay corrientes subterráneas que nos surcan a todos, un biorritmo de la identidad que la hace por fuerza compartida, pues si parece que no sólo soy un ser biológico, sino también simbólico ¿Dónde empiezo yo y dónde lo que se encuentra fuera de mí? Lo que tengo de símbolo se lo debo al otro, porque nada de lo que he aprendido y formado parte a la hora de elaborar mi propia subjetividad, era mío. Todo era prestado de otros. ¿Por qué la mayoría de miembros de una cultura tienden a percibir la realidad en aspectos semejantes mientras que en otras culturas hacen énfasis en otros diferentes? Sencillamente, porque mi subjetividad, no es sólo mía, formo parte de un conjunto que me determina a ser como soy en la mayoría de los aspectos. Jung lo llamaba inconsciente colectivo, Kant categorías del entendimiento, no soy un experto en filosofía (aunque sí interesado), pero también creo que Heidegger hablaba sobre algo de esto en la idea del Dasein. Porque el Dasein es el ser en su conjunto de sus relaciones existenciarias. Lo que soy en mi propio ser subjetivo forma parte de esas mismas relaciones que mantengo con mi entorno. Por tanto, no soy sólo yo mismo, soy consciente de cómo percibo desde mi mente subjetiva, pero sé que esa subjetividad tiene un eco, fuera de mí, que también entiendo como mío. El hecho de las neuronas espejo, que ya dentro de nuestro cerebro haya un artilugio que parece especializado para ello, comunicarnos emocionalmente, ser capaz de sentir y comprender emociones de otros es sentido para mí de que tenemos, como constitutivo de nuestra misma interioridad, una parte de reflejo muy importante. Que somos, quizá, ese juego de espejos más de lo que piensa Kierkegaard, pues si tenemos un espejo en el que mirarnos hacia los demás, a pesar de que en nuestra sociedad la mayoría de espejos estén rotos o agrietados, hay formas de sentir que me hacen ver en los demás una parte de mí ¿Cuál es la base del sentimiento sino la de la interconexión?

    Pues más o menos, eso es lo que pienso, y ni siquiera creo que sea demasiado diferente a lo que piensas tú (el hecho de ser yo una parte de ti me hace comprender el sentido de lo que dices), y sólo el empeño de matizar, o de tratar ir un poco más en el empeño filosófico, me hace diferir contigo.

    Un saludo, y un placer.

  30. Mario · 09/02/2021 Responder

    ¡Cuántas ideas! A ver amigo, al decir que “la verdad es la subjetividad” Kierkegaard pateó el tablero porque hasta ese momento (¡y todavía hoy!) la creencia más arraigada es que “la verdad es objetiva”. Yo creo que la verdad objetiva NO EXISTE. Yo tengo muchas certezas y todas ellas son “verdades” para mi. Tengo la certeza de que vos estás ahí aunque no te vea y tengo la certeza de que pertenecemos a algo más grande que nosotros-mismos. Ahora, todas estas certezas son mías, son el resultado de haber vivido y reflexionado sobre mis propias experiencias personales y solo a mi me sirven. Son “verdades subjetivas”, que no me impiden, por supuesto, aceptar la verdad de los demás. ESO ES KIERKEGAARD. Que fue el primero en tener el coraje de enfrentar a la cultura iluminista al sostener que la verdad es subjetiva

    Kierkegaard -al decir que la verdad es subjetiva- no dice en absoluto que cada uno de nosotros está separado y en guerra con el otro ¡para nada! Porque no aceptar la verdad (o las interpretaciones) del otro sería intolerancia, que siempre termina en violencia racial, cultural o ideológica. La persona no es solo un ser biológico, psicológico y social. También es un ser espiritual. Y en ese plano se da la posibilidad de trascender la individualidad (¡que vos tan bien expresás!) rompiendo el aislamiento existencial y llegando al genuino encuentro espiritual con el otro. Esta espiritualidad se manifiesta en la empatía, en la capacidad de escucha, en la aceptación del otro, en el amor, en la intuición y en las habilidades emocionales en general, que vos describís con tanta claridad

    Creo que nacemos “confinados” en nuestra subjetividad. El niño cree que la mamá es la prolongación de si-mismo, no distingue a un otro distinto de si-mismo. Con el tiempo comienza un proceso de individuación que si todo va bien conduce a la realización personal. Uno de los atributos de la persona autorrealizada (según Abraham Maslow) es su capacidad de trascender lo individual y sentirse parte de algo más grande que sí-mismo. Kierkegaard (y yo, ja!) sentimos esa trascendencia en el plano religioso
    pero puede darse en planos no-teístas, como quienes se sienten parte de la Naturaleza o del Universo, como lo sentía Einstein por ejemplo

    En todo caso el camino es construir lo individual hasta convertirse en persona plena, para desde allí lograr superar la ilusión del aislamiento y encontrar el Absoluto, como enseñaba Hegel. Ojalá sirva de algo todo este esfuerzo que estamos haciendo. Un abrazo fuerte

  31. srcualquiera · 09/02/2021 Responder

    Fíjate Mario, que si ahora mismo tuviese la oportunidad de volver al pasado y encontrarme con Kierkegaard en algún salón palaciego de su época, cuando me hablara de su sociedad y sobre la cruz que le había caído encima con tanto tarugo y punto de vista fijo sobre Dios y sobre las cosas, le diría: completamente de acuerdo, la verdad es subjetiva siempre y esta gente de tu pueblo no sabe de lo que habla. Y además, le diría, no sólo es que la verdad me parece subjetiva, sino que tu propia subjetividad, me convence mucho, entre otras cosas, porque se acerca mucho más a la verdad que la mayoría de las otras. Quiero decir, que me gusta el pensamiento de Kierkegaard, me parece muy original, pero dado que no tengo esa oportunidad de regresar a entablar diálogo con él, y que vivo en una sociedad en la que la idea de soberanía individual y los intereses subjetivos sobre las cosas hacen que la propia subjetividad esté tan devaluada, me posiciono y reivindico un poco el aspecto de lo objetivo, que también hay que tener en cuenta, si es que buscamos ser honrados, y aspirar a esa comprensión espiritual de la que tú mismo hablabas, y es darnos cuenta de que formamos parte de algo más grande. Tú lo llamas Dios, yo le digo química orgánica, o espíritu de la vida y de las cosas, cada uno llámelo como quiera. Pero creo que si aspiras a esa forma de comprensión y de realización que es la de llegar más allá de ti mismo, ya estás aspirando, de alguna forma, a salir de esa burbuja, y si ya eres muy sabio y tienes muchos años de práctica en algún camino espiritual, pues quizá, puedas llegar a tocar algo de lo absoluto. Yo no me muestro tan ambicioso, el absoluto no me interesa en absoluto (valga la antinómica redundancia), pero sí me interesa lo común, la comunicación, la observación, la interlocución, la sociedad, la filosofía, el arte, todos tienen aspectos subjetivos, pero también objetivos, que son los que permiten que nos comuniquemos verdaderamente a través de lenguajes. Es ahí dónde trataba de poner mi acento, y el hecho de que piense así, tiene más que ver con eso, que pienso desde mi lugar y desde mi época, más que con tenga algo verdaderamente en contra del pensamiento de Kierkegaard. Su necesidad de Dios, eso le reprocho, pero poquito más.

    Lo bueno es que discutiendo, afirmando o negando a partir de las ideas de estos pensadores, puedes recrear más vivamente tus propias ideas sobre la verdad, y eso está muy bien.

  32. Mario · 09/02/2021 Responder

    Entiendo que le reprochas a Kierkegaard su “necesidad de Dios”. Bueno, está bien lo que pienses, por supuesto. A mi me hace acordar lo que dijo el teólogo Hans Küng (gran amigo de Benedicto XVI) hablando del mismo tema. Mira, dijo así: “Dios es una necesidad racional del hombre frente a una realidad que, sin Dios, carece de sentido”, ¿se entiende?. Con todo respeto, la química orgánica puede darnos motivos de admiración, intuiciones y hasta alegría, coincido contigo. Pero nada puede decirnos la química del problema del sentido, del para qué estamos aquí y qué significa todo esto. Mira, en el año 1974 el psicólogo Jacques Lacan dio una famosa conferencia en Paris donde reconocía que la Iglesia Católica -con quién debatía- había ganado la batalla por el sentido. No me importa defender a la Iglesia, para nada. Y para serte sincero, me siento más cerca de los luteranos que de mi propia tradición católica ja!. Y a propósito de los luteranos, te recomiendo fuertemente que veas en Netflix la serie danesa “Algo en qué creer” . Es la historia de una familia de pastores luteranos en la Dinamarca actual y trata sobre las cuestiones de la fe y la falta de fe en el contexto europeo. Kierkegaard está implícita y explícita presente en toda la serie. Es una maravilla (del mismo director de Borgen). Te la vuelvo a recomendar

    En fin, ha sido una buena conversación. Te cuento que ahora estoy sumergido en el tema de la inteligencia artificial. Yo soy ingeniero y mi hija es física teórica, y el hecho de que los ingenieros de Google le hayan confesado a las autoridades de la Unión Europea de que “no saben exactamente qué es lo que hacen” los algoritmos de sus buscadores, me tiene pasmado. Máquinas que se han independizado de las instrucciones humanas y que ya hacen cosas por sí mismas y que sus propios programadores no llegan a entender. No sé, te soy sincero, si lo que empezamos a vivir en el mundo de hoy es algo maravilloso o espantoso. En todo caso, nuestro amor a la filosofía y al pensamiento crítico puede llegar a ayudarnos en medio de la incertidumbre que provoca un mundo cada vez más caótico

    Fuerte abrazo y sigamos en contactto

  33. srcualquiera · 09/02/2021 Responder

    Hagamos una cosa. Yo voy a ver esa serie que me dices, porque parece que te gusta, y porque yo estoy huérfano de serie ahora mismo, ando vagabundeando entre una película y otra, a falta de una buena serie que me aporte un sentido de dirección a lo largo de la semana, así que me veré tu serie, y luego te diré, por qué no necesito a Dios (a no ser que la serie me haya convencido de lo contrario), y por qué para mí el sentido de la vida no está en Dios. Y de paso trato de explicarme a mí mismo qué es esa cosa del sentido de mi vida, porque no tengo ni idea.

    Mi problema, he buscado ese título en Netflix y no lo encuentro “Algo en qué creer” ¿Pudiera ser que estuviera por otro título? ¿O que simplemente la hayan quitado ya? Vaya por Dios, siempre llego tarde a todos los sitios.

    Respecto a eso que comentas sobre los algoritmos rebeldes del Google, me parece que puede ser otro indicio, primero ha venido la pandemia, como avanzadilla de la crisis, y estamos a cuatro veranos de que aparezca Terminator con una recortada poniendo orden entre tanto humano incauto e indeseable. Este tema me interesa, así que si es también de tu interés, no tengas precaución a la hora de hablarme sobre ello. Mientras tanto, voy a ver si encuentro esa serie por otro lado, porque la verdad, tiene buena pinta, y me apetece. Gracias.

  34. Mario · 10/02/2021 Responder

    Mira, yo pongo “Netflix España” en el buscador de Google, entro en mi usuario y pongo “Algo en que creer” en el buscador de Netflix, que aparece arriba a la derecha en la 1ra pantalla (el dibujito de la lupa) y.. listo! (si no puedes tratá de buscarlo en Youtube)

    Yo vi solo la Temporada 1 de la serie y me identifiqué con uno de los dos hijos del pastor. Estoy bastante seguro de que vos vas a identificarte con el otro ja! Los dos están tratando de darle un sentido a sus vidas. Dinamarca y los países nórdicos en general (Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia) muestran los índices de “felicidad” más altos del planeta, están entre los países más ricos, los más igualitarios con las mujeres (un poco menos con los inmigrantes) y los menos contaminantes. Como dato curioso para nosotros, la “Iglesia del Pueblo Danés” es parte del estado danés, no hay separación entre iglesia y estado. Y el personaje principal de la serie es pastor de esa iglesia. Kierkegaard provino del seno de esa iglesia y recibió de ella el luteranismo más duro, esto es, el hombre solo tratando de encontrar a Dios (o el “sentido”). Para ellos (el protestantismo) Dios no es un concepto que se razona sino una experiencia personal que se vive, o no se vive. Así empieza (y así termina) la serie. Una obra de arte

    Abrazo!

  35. Mario · 10/02/2021 Responder

    Conceptualmente, el cambio radical que trae la INTELIGENCIA ARTIFICIAL es este: si hasta ahora hacíamos preguntas para encontrar respuestas (esto es, la ciencia tal cual la conocemos vos y yo), ahora partimos de las respuestas y buscamos las preguntas (la nueva “manera” en que se plantea la ciencia ahora) / las consecuencias culturales de este cambio serán enooooormes / y angustiantes para personas que como yo y mi hija (ingeniero mecánico y física respectivamente) fuimos formados en el viejo paradigma científico / La serie de Netflix que te recomiendo para este tema es “El dilema de las redes” / Aquí diferentes ex directores y funcionarios de las grandes de internet (Facebook, Amazon, Twitter, Whatsapp etc) denuncian el lado oscuro de la inteligencia artificial: la manipulación masiva de personas a través de las redes sociales (escalofriante!) / pero también hay un uso posible profundamente transformador y humanista de la misma inteligencia artificial / En esta última posibilidad yo creo y trabajo para eso. Abzo

  36. Mario · 10/02/2021 Responder

    NOTA: En la filosofía tradicional (tipo nuestro Darin McNaab) el problema del “sentido” se trata en la “teleología”, que es el estudio de las causas finales

  37. srcualquiera · 12/02/2021 Responder

    Hola Mario, perdona por mi tardanza en contestar, he tenido ocupaciones, y mala suerte con el tema de la serie que me recomendaste. El problema, creo, es que quizá tú vives en América y yo en España, puede que las mismas series no sean las mismas en todos sitios. Sí he podido ver “El dilema de las redes”, que también me comentaste. Me ha parecido muy interesante, nada que no esté pasando hoy en día a poco que eches un vistazo. Debo decir que empecé viendo el documental con cierto escepticismo, pues personalmente, no creo que las redes tengan un gran influjo sobre mí. Internet fue el último instrumento del alma capitalista, y el alza de las inteligencias computacionales amenazan con enajenar a la sociedad. Sin embargo, pienso en mi vida, y no me da ningún miedo que piensen en mí como diana de su estrategia comercial, pues generalmente, a los anuncios y recomendaciones que me mandan personalizadas no les hago ni caso. Es la señal para mí evidente de que las redes saben muy poco sobre mí y que no me conocen nada, pues siendo que mis pensamientos e intereses suelen fluctúan en función de estados de ánimo, ¿Cómo puede adivinar una máquina en qué estado de ánimo me encuentro? ¿Qué me apetece ver ahora? ¿Cómo soy cuando me siento triste, alegre, crédulo, desengañado, cínico, nostálgico…? Sigo pensando que las personas son mucho más inteligentes que las máquinas en términos generales, que son capaces de hacer más cosas, y sobre todo, capaces de sentir lo que no puede entender una máquina. De todas formas, comprendo el dilema de las redes, y entiendo que son una verdadera amenaza sobre todo para la mente de nuestros jóvenes, mentes en formación. Sin embargo, creo que eso ahora es más por la novedad, y creo que toda persona, en su paso hacia la madurez, se va dando cuenta de que la realidad no está en las redes sociales, y que puede ser algo que utilizas de vez en cuando, pero desde luego no controla tu mente más de lo que quieres que lo haga. En mi caso la tecnología, ahora mismo, me trae más alegrías que dependencias. Soy persona de estar en casa, y todas las cosas que puedo hacer a través de mi ordenador me llenan el ocio con cosas que me gustan: escribir, ver pelis, series, escuchar música, comunicarme de vez en cuando con gente desconocida, como ahora. No subestimo el poder de la inteligencia artificial, pero ahora mismo el hecho de que un gran algoritmo me conozca en todas mis exposiciones virtuales, me la trae al pairo. No obstante, y sobre todo socialmente, es un tema a seguir, y un tema muy interesante, hasta dónde llegará el poder de la inteligencia artificial, yo confío y creo que el futuro será más ético de lo que es ahora, que aprenderemos a utilizar cada vez mejor nuestras más peligrosas herramientas, aunque el mal siempre existirá, y en las redes, seguro. Pero creo que aprenderemos, como sociedad, a utilizar mejor estos instrumentos, simplemente, porque la búsqueda de la felicidad, que es a lo que aspiramos, acabará revelando que no está en eso lo importante ni lo verdaderamente valioso.

    Respecto al tema de Dios y el sentido de la vida, he estado pensando un poco, sobre cuántas veces en los últimos años me he planteado algo así, si mi vida tenía sentido. Creo que entre cero y ninguna. No son preguntas que me hago ni que me preocupen. Ahora bien, si me preguntas si mi vida tiene sentido, diré que sí, más o menos, unas veces más, otras menos, a veces me aburro, otras me divierto, a veces encuentro sentidos y otras me parece que nada lo tiene, pero creo que si a pesar de todo me apetece seguir, y que amanezca el día siguiente, es porque en el fondo es la vida en sí misma la que tiene sentido, y la que lo expresa a través de mi deseo de vivir. En este sentido soy bastante pragmático, cuando era más joven era más idealista, pero ahora pienso que el sentido de la vida tiene que ver con su estructura. Mi vida necesita de cierta estructura, tener un trabajo, o alguna forma de ganarte la vida, ocupaciones y descanso, amigos, relaciones, aficiones, cierto equilibrio, o vivir en el alambre, lo que más te vaya. El sentido de la vida está en la aceptación de lo que sucede. Si aceptas lo que sucede ya has dotado de sentido a la vida, y en ese aceptar entra también el paso impredecible, provisional, cambiante, impermanente, incluso traicionero de lo que sucede. Me gusta la vida así, con sus sentidos y sus sin sentidos, sus tristezas y alegrías, su misterio, su no saber lo que pasará mañana, y si es verdad que Dios es un sentimiento más que una idea, y me parece muy bien la gente que la siente dentro de sí misma, creo que soy demasiado ácrata, e incluso aunque Dios se presentara en mi conciencia para hacerme partícipe de su emoción, yo intentaría escaquearme, me volvería otra vez a la tierra, y me declararía independentista. En este sentido soy mucho más cercano a las religiones orientales, son religiones que te acercan a tu alma, que te hacen más dueño de ti, mientras que Dios siempre me traerá la sospecha de que sugiere cierta dependencia o minoría de edad. No digo que sea tu caso, digo que no me gusta la idea de Dios, y que prefiero un mundo en el que el sentido sea algo provisional, esquivo, cambiante, no sujeto a ninguna referencia trascendente. Creo que la vida tiene sentido en sí misma, no le debemos nada a otra cosa que no sea la vida misma, y por tanto, sólo hay que poner la oreja, abrir los ojos, percibir con los sentidos, sentir con las emociones, pensar con el intelecto, abiertamente, sinceramente, sin el lastre de ciertos hábitos y prejuicios adquiridos, para que la vida no necesite ninguna justificación.

    En cualquier caso, siento más simpatía por las personas que son religiosas que por las personas que son simplemente materialistas, y siento esa cercanía porque también me considero persona espiritual. Así que espero que no lo tomes como una crítica a lo que piensas o sientes.

    Por cierto, la serie, miraré de buscarla por otro sitio, pero estuve rastreando un poco, y no parece que esté en plataformas como Youtube, quizá en algún momento aparezca, y si la encuentro, la veré con interés.

    : )

    • Mario · 13/02/2021 Responder

      OTRA: coincido con lo que decís del documental “el dilema de las redes” yo tampoco creo que me estén manipulando. Pero quedó claro que la empresa Cambridge Analytica utilizó los datos de los usuarios de Facebook para detectar entre ellos los indecisos y bombardearlos con todo tipo de publicidad durante la campaña de Trump de 2016. Y que eso definió la elección

      Las personas pueden ser manipuladas emocionalmente. A lo mejor no tanto personas que tenemos como vos y yo cierta conciencia emocional pero no te olvides que las redes llegan a 2000 millones de personas esto es.. 1/3 de la humanidad!!! Que manipulen para que compremos un champú o una chocolatada, bueno, vaya y pase. Pero que impacten sobre el destino de la humanidad como si nada, me parece peligroso

  38. Mario · 13/02/2021 Responder

    Dices “España” e inmediatamente pienso en el Quijote. No sé cual será tú relación ni la relación de un español medio con él, pero contarte cuanto me impactó leerlo y decirte que siempre he quedado fascinado con esa espiritualidad seca del tío este y con su capacidad de volar con la imaginación. Y contarte también que conocer al personaje del bachiller Sansón Carrasco me ayudó mucho para armar mi sistema de valores, para darme cuenta de lo que es importante para mi (el idealismo del Quijote y su vocación por defender causas perdidas) y lo que me produce el más fiero de los desprecios (el bachiller Sansón Carrasco), ese pequeño burgués mediocre, temeroso, “ni perfectamente iluminado como el Quijote ni perfectamente ignorante como Sancho” al decir de Mauro Ojeda en aquel librazo sobre “el ingenio de Cervantes y la locura del Quijote” o algo así. Ay España, te llevo en el fondo del corazón..

    Bueno, yo vivo con mi familia acá en Buenos Aires, soy ingeniero, fui un joven setentista pero ahora estoy jubilado y de vez en cuando hago asesorías en empresas y en este momento estoy escribiendo un artículo sobre inteligencia emocional para publicar en Linkedin. Ah, y no soy un robot

    Contame algo sobre vos y tus valores (esto es, las cosas que son importante para vos). Te mando un fuerte abrazo y un saludo para Darin McNaab y para todos los admiradores de La Fonda. Abrazo!

  39. srcualquiera · 13/02/2021 Responder

    Mi relación con el Quijote es que quizá también comparto algo de su idealismo desnortado, aunque también tengo mi parte de Sancho. Es un buen libro, sin duda, para revisitar de vez en cuando, aunque es curioso que quizá por haberlo oído tanto, por ser tan de mi tierra y del espíritu castellano, tampoco ha sido un libro que haya marcado mi vida. No lo sé, en cualquier caso, tengo que volver a leerlo con más atención, porque lo leí de joven, y los ojos de ahora no son los mismos que los de antaño.

    Yo tengo 45 años, trabajo de conserje en una pequeña instalación deportiva de mi pueblo. Mi vida es sencilla, salgo del trabajo (que por otra parte me gusta dentro de lo que cabe) y me voy pitando a casa a encontrarme con mis cosas. Vivo con mi madre y con mi hermano. Con los años me he vuelto un pelín bastante asocial, aunque soy amable con la gente cuando no me queda remedio. Quizá mi virtud más destacable es que me gusta escribir, ahí encuentro mis superpoderes, por lo demás soy un terrícola del montón, valoro la humildad, la inteligencia bien encaminada, la bondad y generosidad como principio de todo, el arte, confío en que cada persona tiene un talento único, y en trabajarlo y perfeccionarlo se libra algo de su sentido y felicidad como persona. Hace poco estuve interesándome un poco por el budismo, y la verdad, es una filosofía que me convence mucho. No daño, ni exceso ni martirio, ninguna autoridad sobre ti, la vida es impermanencia, creatividad, sabiduría, y ética. Creo que son valores que suelo practicar en mi vida, antes de saber que eran propios del budismo.

    Parece que has tenido una vida interesante, y ahora, si la salud te acompaña, estás en otra etapa interesante de tu vida (suspiro, algo prematuramente, por que llegue mi jubilación). Es una etapa para vivir un poco, hacer cosas que no pudiste antes. Me alegra observar tu entusiasmo porteño, es síntoma, sin duda, de ser un digno bonaerense : )

    Ánimo con ese artículo que traes entre manos, parece que tiene buena pinta.

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