Platón y el simulacro

Hoy una discusión sobre la relación entre el simulacro y la idea platónica, y más ampliamente sobre la trascendencia y la inmanencia.

Donativos con tarjeta de crédito: https://ko-fi.com/lafondafilosofica
Donativos depósito bancario: Banorte; CLABE 072840008940049751; Darin Michael McNabb

Guión

El plan original de este vídeo era leer con ustedes un breve ensayo de Gilles Deleuze, uno de mis favoritos de cualquier filósofo porque, además de ser conceptualmente muy interesante, afectivamente es muy conmovedor. Por esta combinación ejerce un efecto muy particular, o mejor dicho – singular. El ensayo se llama “La inmanencia: una vida . . .”, el cual se publicó sólo dos meses antes de su muerte en 1995. Elaborando el guión, pronto me di cuenta que tendría que explicar varias cosas de su pensamiento no sólo para que fuera inteligible sino también para que tuviera el impacto afectivo que comenté. Por el título del ensayo, vemos que la inmanencia es el tema principal, lo cual no extraña porque es un concepto fundamental en su pensamiento en general. Pensaba que para introducirlo sería bueno hablar de su contrario, la trascendencia, y quien mejor para hablar de la trascendencia que el mismo Platón. De hecho, en un vídeo reciente dije que el pensamiento de Deleuze, siguiendo al de Nietzsche, pretende una impresionante inversión del platonismo.
En su obra maestra, Diferencia y repetición, Deleuze dice que la tarea de la filosofía moderna es la de derribar el platonismo. Dice esto porque Platón es por excelencia el filósofo de la trascendencia: lo inteligible sobre lo sensible, ideas eternas sobre cosas perecederas, esencia y apariencia. Deleuze podría simplemente rechazar ese esquema de Platón, diciendo que la Idea platónica es una ficción o una tontería, sin embargo es mucho más cuidadoso que eso. Para él, cualquier concepto se crea para resolver un problema. ¿Cuál es el problema que la Idea platónica pretende resolver? La respuesta es fascinante y eso es lo que quiero ver con ustedes en este episodio.
El problema, en el fondo, es de índole político, y es tan patente hoy en día como lo fue hace más de dos milenios. Si vives en un estado totalitarista, obviamente no hay elecciones sino un líder máximo que manda por fuerza. En un estado donde el pueblo manda, una democracia, la gente elige personas para representarlos en la toma de decisiones. Diversas personas compiten para ser esos representantes y llevan a cabo campañas políticas para convencer a las masas a elegirlos. Uno dice, “Yo soy el bueno” y otro dice “No, él es malo – yo soy el bueno”. Como comenta Deleuze en su texto, esto lo vemos en el diálogo platónico El político. Como el pastor que sabe cuidar a los borregos, el político se define como aquél que sabe cuidar a los hombres. Sin embargo, dice Deleuze, “aparece mucha gente: comerciantes, labradores, panaderos, gimnastas, médicos que dicen: el verdadero pastor de los hombres, ¡soy yo!”. Es que cada uno de estos personajes le hace algún bien al ser humano por lo que piensa que sabe cuidarlo. Lo mismo pasa en el diálogo del Fedro sobre el tema del amor y el amante. Entre todos estos pretendientes, ¿quién es el verdadero amante, quién el verdadero político? Esta pregunta nos resulta sumamente natural hoy en día, pero en su momento era novedosa. La filosofía misma, al menos en el mundo occidental, era nueva. Preguntarse por la naturaleza del mundo no surgió de la nada, no apareció por la curiosidad que de repente se metió en la cabeza de algún griego – sino que hubo condiciones socio-políticas que dieron paso a ella. Valdría la pena detenernos un momento para considerarlas.
Daniel Smith, un reconocido estudioso de Deleuze, argumenta que la estructura del espacio social de Grecia Antigua es lo que posibilitó y de hecho lo que hizo necesario el tipo de pregunta que Platón hacía. Para hacernos una idea del estado político en el mundo arcaico, sólo tenemos que pensar en los egipcios y los faraones. La estructura es vertical, con el faraón como el punto último y único de enlace con un orden mítico trascendente, los dioses. Gracias a ello, el faraón manda de forma absoluta; el palacio o templo es el centro del mando al cual los propios egipcios y también los pueblos que domina se dirigen y se alinean. Así que, la organización política arcaica es un estado, centralizado, vertical en su mando y trascendente en su fundamento. En Grecia, fue todo al revés. En vez de un estado monolítico que dominaba de forma vertical a sus vecinos, las ciudades griegas se relacionaban entre sí de forma horizontal en una red descentralizada de circuitos comerciales y marítimos. Como dice Smith: “Estos circuitos formaban una especie de mercado internacional en la frontera de los imperios orientales, organizado en una multiplicidad de sociedades independientes en la que artesanos y mercaderes encontraban una libertad y movilidad que los estados imperiales les negaban”.
El estado imperial tenía el palacio o templo donde el poder corría de arriba por abajo en jerarquías. En cambio, cada ciudad griega, reflejando la organización horizontal que acabamos de comentar, tenía un espacio público que llamaban el agora en el cual los ciudadanos, en vez de someterse a una estructura jerárquica, ocupaban un espacio horizontal. La ausencia de una jerarquía hacía que los griegos, al menos los que eran hombres libres, se relacionaran de forma competitiva o agonística entre sí. Esa palabra viene del griego, agon, que significa lucha o competencia. En todos los niveles del mundo griego, esta condición de rivalidad se reflejaba – entre las distintas ciudades en términos de batallas y también de juegos, como los famosos juegos olímpicos; dentro de cada ciudad en cuanto a los puestos y funciones políticos, o sea, individuos postulándose como candidatos frente a otros candidatos; en las relaciones individuales – económicas y eróticas por ejemplo; e incluso una rivalidad o relación de uno consigo mismo, es decir, el intento de uno de controlar o gobernar a sí mismo, de ser amo de sí.
En el estado imperial, el destino de un individuo es, en última instancia, una función del deseo del faraón lo cual a su vez es una función de la voluntad de los dioses con los cuales tiene comunicación única. Por eso, la soberanía del estado imperial es trascendente. En el caso de Grecia, el destino de un individuo no estaba determinado por un dictado divino o trascendente sino por el resultado de una lucha o competencia con otro como él. Era entonces un entorno no trascedente sino inmanente. Esto para Deleuze, el carácter inmanente del espacio socio-político de Grecia Antigua, era la condición histórica de la filosofía, lo que posibilitó su surgimiento.
Es interesante contrastar la palabra “filósofo” con su equivalente en el estado imperial. Éste tenía sus sacerdotes o sabios, pero en Grecia se trataba del filo-sophos. El filósofo no es sabio sino un amigo de la sabiduría. No posee la sabiduría sino que pretende a ella, es un pretendiente pues, como los políticos y los amantes en los diálogos de Platón que comentamos. Esta situación resalta una característica del filósofo que no solemos notar. Lo que vemos claramente es el “filo”, su deseo amoroso de ser sabio, pero en el espacio griego la pretensión que esto implica, implica también que habrá otros que pretenden lo mismo, o sea, habrá rivales. Hay amor hacia la sabiduría pero al mismo tiempo una desconfianza hacia los otros pretendientes. El espacio horizontal e inmanente del agora crea, por un lado, amigos e iguales, pero también promueve relaciones de rivalidad entre sí. El amigo es al mismo tiempo el rival.
¿Qué opinión tenía Platón de todo esto? La verdad no le gustaba, ya que cualquiera podría pretender cualquier cosa. En los diálogos, vemos esa queja reflejada en la lucha entre Sócrates y los sofistas. Imagínate una contienda política con dos candidatos. Uno que realmente se ocupa del pueblo y su bien y otro que sólo se ocupa de sí mismo, un egoísta cínico que sólo quiere enriquecerse a costo del pueblo, como si fueran borregos que se engordan sólo para luego matarlos. Una buena cantidad de candidatos políticos son como este segundo y las más de las veces son los que ganan. ¿Por qué? Por su muy hábil uso de la retórica. Lo hemos visto una y otra vez y nos indigna. Pues también a Platón le indignaba. Había pretendientes verdaderos, como Sócrates, y muchos falsos, como los sofistas. ¿Cómo se podría separar los verdaderos de los falsos? Esto era la pregunta de Platón, su problema, y su noción de la Idea era su respuesta.
La idea platónica es una cualidad ideal como la de ser justo, de ser bello, o de ser valiente. La idea misma es lo que tiene o encierra esta cualidad en su plenitud, de primera mano se podría decir. Otras cosas, como personas u objetos, pueden tener esta cualidad, pero sólo en un grado menor, de segunda mano. Esas cosas tienen la cualidad, dice Platón, al participar en la Idea. ¿Qué significa eso? Significa que la cosa, el pretendiente, se parece a la Idea, la imita en cierto grado. Sin embargo, esta semejanza no es una correspondencia meramente externa, una semejanza visual o superficial, sino una semejanza interna o espiritual. Por ejemplo, una computadora imita a la inteligencia humana al jugar ajedrez, pero no es más que una semejanza externa, al menos hasta el momento. La semejanza interna comprende las relaciones y proporciones que constituyen la esencia de la Idea. Puede haber muchos pretendientes a la misma Idea y en ese sentido cada pretendiente vería a los demás como rivales. Lo que Platón pretendía con la Idea era no sólo distinguir los verdaderos pretendientes de los falsos, sino también hacer un ordenamiento o clasificación de los verdaderos pretendientes. Ninguno de estos pretendientes puede tener la cualidad en cuestión de primera mano – sólo la Idea misma la tiene así. Pero algunos la tendrán de segunda mano, y otros de tercera y cuarta mano, etc., en una gradación que va de mucha semejanza a poca.
Al plantear todo esto, no puedo evitar pensar en mi trabajo como maestro en la escuela. En un curso sobre el pensamiento de Platón, tengo un grupo, digamos, de 20 alumnos, 20 pretendientes. Bueno, al principio, no son ni pretendientes porque, suponiendo que más o menos ignoran el tema, no participan casi nada en la Idea en cuestión, a saber, el pensamiento de Platón. En otras palabras, no saben nada, y se supone que yo, el maestro, participa mucho en la Idea, que sí sabe. Al final del curso, habrán aprendido – al menos eso se espera. Todos pretenden ahora a ser amigo de Platón, de comprender su pensamiento, la Idea de Platón. ¿Será? Ahora viene el proceso de lo que Platón llama la división, el dividir los verdaderos pretendientes de los falsos, como comentamos, y también de ordenar los verdaderos pretendientes de acuerdo con su grado de participación en la Idea. Así que aplico el examen o pido el trabajo, los leo y luego los califico según mi estimación de su grado de comprensión. 10 significa una semejanza de segunda mano, 9 una semejanza de tercera, y así sucesivamente. De vez en cuando habrá los que reprueban, es decir, los cuya pretensión no fue suficientemente fundada y que son por tanto falsos pretendientes.
El caso del falso pretendiente es interesante. En los diálogos El político y Fedro, la dinámica que vemos es una de ascenso, un movimiento desde el pretendiente hacia el modelo al que aspira, la Idea del “verdadero amante” o “el verdadero político”. Pero hay otro diálogo, El sofista, en el que se trata de determinar la naturaleza de algo, sólo que en este caso no existe ninguna Idea que pueda servir de modelo para hacerlo. ¿Por qué? Porque lo que se quiere entender aquí es la naturaleza del sofista, lo que hace que alguien sea un sofista a diferencia del filósofo. En El político y en Fedro hay verdaderos pretendientes de los que se distinguen los falsos pretendientes. El problema con el sofista es que no puede haber un pretendiente falso, ya no es una cuestión de distinguir al verdadero sofista del falso pretendiente, dado que el verdadero sofista es sí mismo el falso pretendiente. El sofista, por tanto, es lo que Platón llama un simulacro, a diferencia de una copia. En este punto de su argumento Deleuze dice: “En este sentido, puede que el final de El Sofista contenga la aventura más extraordinaria del platonismo: a fuerza de buscar por el lado del simulacro y de asomarse hacia su abismo, Platón, en el fulgor repentino de un instante, descubre que éste no es simplemente una copia falsa, sino que pone en cuestión las nociones mismas de copia… y de modelo.”
La idea platónica es el modelo; las cosas que participan en ese modelo son copias, éstas siendo los pretendientes verdaderos; y ahora aprendemos que los pretendientes falsos son lo que Platón llama simulacros – copias de las copias. Lo interesante aquí, como Deleuze comenta, es que la distinción platónica esencial no es aquella entre modelo y copia, original e imagen, esencia y apariencia. La verdadera distinción, la más profunda, es entre dos clases de pretendientes. En el diálogo El sofista, preguntan por el arte o tecne del sofista, por lo que hace propiamente. Se responde que hace imágenes. De acuerdo con su método de división, de distingir al tema de la investigación, en este caso el sofista, de actividades que hacen otras personas, se pregunta ¿qué clase de imagen hace? Se responde que hay dos clases de imágenes, las que son iconos (eikones en griego) o lo que llamamos copias. Y por otro lado hay apariencias (fantasmata en griego) o lo que podría llamarse simulacros. La primera imagen, la copia o ícono, es el verdadero pretendiente, el que guarda una semejanza interna al modelo. La segunda, el simulacro, es el falso pretendiente, el cual encierra una desviación o perversión del modelo. Como comenté hace poquito, lo importante aquí es que la distinción entre modelo y copia, original e imagen, esencia y apariencia, no es la distinción esencial. Platón no crea el concepto de la Idea para oponerlo al mundo de las imágenes, sino más bien para seleccionar las verdaderas imágenes, los íconos, y para eliminar las falsas, los simulacros. La distinción más importante es entre ícono y simulacro.
Con esto podemos desmentir la concepción popular sobre la relación entre Platón y los poetas. Todo el mundo piensa que corrió a los poetas y los artistas en general de la república. No es así, al menos no del todo. La figura más valiosa en la república es el filósofo porque tiene conocimiento de las Ideas. El artesano no tiene conocimiento de la Idea, sin embargo es capaz de imitarla, de producir una imagen de la Idea. Lo que produce es una cosa física que es una copia del modelo. Donde el filósofo tiene episteme, el artesano sólo tiene doxa con respecto a la Idea, sin embargo es una doxa atinada, una opinión correcta, y aun cuando su producción sólo sea una imitación o mimesis, es capaz de reproducir las relaciones y proporciones internas que definen la esencia de la Idea. No es el modelo mismo, pero sí una copia o reproducción fidedigna.
Luego hay otros artesanos o creadores de imágenes cuyas producciones no imitan a la Idea sino que la simulan. ¿Cuál es la diferencia? La copia o ícono se asemeja al modelo, de la misma manera que un hijo se asemeja a su padre, al participar internamente en el linaje filial del padre. El simulacro no reproduce esa relación interna sino que sólo produce el efecto de la semejanza de forma externa. Un truco, pues, como si llevara un disfraz – el simulacro como impostor. Su apariencia refleja la del padre, pero la relación es sólo externa, y además es subversiva. En todo caso, volviendo a Platón y los artistas, no echa a todos los artistas de la república sino sólo aquellos cuya arte es una simulación. El arte icónico o mimético sí es permitido.
Hay que poner énfasis en eso de impostor y subversivo. El simulacro no es simplemente el contrario de la copia, como lo falso es de lo verdadero, sino algo más siniestro. Para entender el carácter subversivo del simulacro, comparemos Platón y su situación con nuestra situación contemporánea. Hoy en día hay mucho debate sobre la salud. ¿Qué debería comer para ser saludable? Podría comer una porción de avena cocida, pero veo en esta caja de cereal procesado que dice que está adicionado con las mismas vitaminas y nutrientes, y además sabe mejor. En el lenguaje de Platón, la pregunta sería ¿Quién es el verdadero amigo de la salud, la avena natural o el cereal procesado? Donde Platón erigía la Idea para distinguir al verdadero pretendiente del falso, nosotros hoy en día acudimos a la ciencia. Estudios científicos dicen que la avena es mejor para la salud que el cereal. Estudios científicos dicen que el clima está calentándose y que se debe a las actividades del ser humano. Estudios científicos dicen muchas cosas – sin embargo, vivimos en la época de la posverdad donde argumentos y evidencia al parecer ya no funcionan. No se trata de un mero pretendiente falso, sino del simulacro.
La diferencia entre los dos la podemos ver en el campo de la política. Sabemos que la mayoría de los políticos mienten. Anteriormente, sus mentiras le hubieran calificado de falsos pretendientes porque una vez que la mentira se desmentía, perdía el apoyo de la gente. Pienso en el caso del ex-presidente estadounidense – Richard Nixon. Durante el escándalo de Watergate se defendía y en cierto momento en una conferencia de prensa dijo “La gente de este país tiene el derecho de saber si su presidente es un ladrón. Pues no soy ladrón”. Tiempo después se descubrió evidencia contundente de que había obstruido la justicia y eso condujo a su caída y su dimisión de la presidencia. Nixon era un falso pretendiente. Donald Trump, en cambio, es un simulacro. El verdadero amigo o pastor de los seres humanos, quien sabe quien será, pero Nixon no lo era, él era su contrario. Lo importante aquí es que Trump no es el contrario del buen político, como Nixon lo fue, sino algo mucho más desconcertante y vertiginoso, a saber, es el Mismo, el doble perfecto, la semejanza exacta, el doppelganger, un impostor cuya decepción es tan completa que es imposible distinguir el verdadero del falso. Muchos de los que apoyan a Trump dicen que lo que les gusta de él es que dice lo que piensa a diferencia de los políticos comunes y corrientes que no dicen lo que realmente piensan y de esta forma mienten o disimulan. Al decir lo que realmente piensa, Trump no disimula sino que simula. Y en esto consiste su gran poder. Trump no es un típico político mentiroso. Si uno miente, eso implica que reconoce una realidad. Trump en cambio crea su propia realidad. Hay que tener en cuenta que antes de ser presidente, Trump era una estrella de Reality TV, ese fenómeno cultural en el que la realidad toma segundo lugar a la simulación, llegando a mezclarse con ella y al final perdiéndose por completo. El simulacro, a diferencia de la copia, es aquello que no corresponde a un original, sino que se mueve en un mar de simulacros, como decía Jean Baudrillard en su famoso análisis sobre este fenómeno.
Volviendo a Platón, Platón condena el simulacro no porque eleva lo falso sobre lo verdadero, el mal sobre el bien, sino porque los vuelve indiscernibles. En el pensamiento cristiano, el gran poder de Satanas consiste no en ser la antítesis de Dios, sino en ser precisamente indistinguible de Dios. ¿Cómo distinguir a una revelación de Dios de una decepción del diablo, o una decepción de Dios hecho para tentar a los hombres de poca fe de una revelación del diablo que simula la prueba de Dios? En tanto creador de imágenes en la forma de discursos, Trump es precisamente el tipo de artista que Platón quería correr de la república porque sus imágenes son simulacros que no corresponden a ningún modelo, y eso por tanto pone en tela de juicio la relación entre modelo y copia; confunde el proceso de selección de los verdaderos pretendientes y pervierte el juicio.
Volvamos ahora con Deleuze para ver qué opina sobre todo esto de modelos, íconos y simulacros. En Diferencia y repetición dice: “Platón ha asignado la finalidad suprema de la dialéctica: establecer la diferencia”. Como habíamos comentado, el concepto de la Idea fue inventado para distinguir copias de simulacros, para establecer la diferencia entre los dos. Y por cierto, no lo hemos comentado hasta ahora pero con su invención de la Idea Platón duplicó la estructura del estado arcaico, es decir, su jerarquía basada en un punto trascendente, la voluntad y autoridad de los dioses. Sólo que la Idea inteligible toma el lugar del dios. Básicamente, transformó el espacio inmanente del espacio público de la polis en una estructura regida por la trascendencia de la Idea. Entonces, la Idea establece la diferencia entre íconos y simulacros, una diferencia que depende de la mismeidad o identidad de la Idea. Para usar la versión aristotélica, la diferencia entre un ser humano y un perro depende de la identidad de un concepto anterior, el de animal, un concepto que trasciende y que por tanto puede fundamentar la diferencia. Dado que los dos son animales, una diferencia, como la racionalidad, puede predicarse de uno y no el otro – yo soy un animal racional, y el perro no.
Por diversas razones históricas y conceptuales, Deleuze cuestiona la hegemonia de una identidad trascendente, sea una Idea, un dios, un sujeto, y trata de concebir la diferencia no en términos de un concepto anterior sino en términos de sí misma, la diferencia en sí misma, lo cual por cierto es el título del primer capítulo de su obra. Es por eso que le interesa mucho la noción del simulacro, porque escapa de la hegemonia de la Idea y se mueve en un plano de inmanencia. Al inventar el mundo de las Ideas, Platón estaba levantando la cabeza de Medusa, tratando de congelar el caos y contingencia del mundo real en términos de un mundo ideal. Siguiendo a Nietzsche, Deleuze piensa que ese mundo ideal sobra, que el mismo caos contiene recursos suficientes para una nueva dialéctica, una forma de establecer la diferencia que no depende de ningún elemento trascendente sino de un entorno estrictamente inmanente. Dice: “[La diferencia] no se encuentra entre la cosa y los simulacros, el modelo y las copias. La cosa es el simulacro mismo, el simulacro es la forma superior y lo difícil para toda cosa es [volverse] su propio simulacro”. Si ninguna cosa fuera regida por una idea trascendente, cada cosa sería un simulacro, y la diferencia entre dos simulacros ya no sería la diferencia de algo, una diferencia que de forma pasiva simplemente marcara un lindero conceptual, sino que sería la diferencia propia, en sí misma. ¿Por qué le interesa a Deleuze la diferencia en sí misma? Porque está convencido de que puede hacer el mismo trabajo que la idea platónica, pero de forma inmanente. La finalidad de su obra maestra, Diferencia y repetición, es dar cuenta del mundo en que vivimos no desde la identidad del concepto o la Idea sino desde una diferencia internalizada, una diferencia inmanente. La idea deleuziana es la inversa de la idea platónica, inmanente en vez de trascendente, autónoma en vez de subordinada, basada en un concepto de la pura diferencia en vez de la identidad.
Sé que esto puede sonar un poco extraño, así que en el próximo vídeo hablaremos con detalle de cómo Deleuze se apoya en Leibniz y en la noción de su relación diferencial para plantear la diferencia como alternativa a la identidad.

Descargar guión en PDF

Audio
Descargar audio aquí

Me apoyo mucho en el escrito “The Concept of the Simulacrum: Deleuze and the Overturning of Platonism” de Daniel Smith en su libro “Essays on Deleuze”. Edinburgh University Press, 2012.

Música de la intro: La canción se llama “Ambience Musettienne” del album Simply Musette de Alexa Sage.

Música de la outro:  ZAPATEADITO OAXAQUEÑO II . Arodi Martinez S.  https://www.youtube.com/watch?v=qIcnUTBSOfw

25 Comments

  1. Miguel Á. · 06/08/2022 Responder

    Hi Darin,

    I’m a 30 years old student. I was lost. I have watch many of your videos and now I know I want to finish my Phylosophy degree. I’m from Spain, but my heart is telling me to finish my studies outside, not here in my country.

    Is this a rational feeling? Should I leave now? Do you think I should stay? This is just like The Clash’s song!!

    Thank you for all the time you spend on people like us.

    • Darin · 07/08/2022 Responder

      Should I stay or should I go!!?? Hi Miguel. It’s not easy to respond to your question. You want to finish your bachelor degree, or masters or doctoral degree? In any case, Spain has excellent philosophy programs. But if you can afford to study abroad, that might be a nice option. You can study philosophy from other points of view. The main thing is to study where there are good philosophers doing the kind of work you are interested in. I wish you success!

  2. Miguel Korenko · 07/08/2022 Responder

    Estimado Darín
    Muy interesante y original el planteo que haces….
    Lo bueno de este video es que me hace pensar desde otra perspectiva.
    Muchas gracias Maestro.
    Saludos

  3. Joan · 07/08/2022 Responder

    Buenas tardes Darín,

    Como siempre muy interesante tu exposición.

    Respecto al simulacro, los falsos pretendientes, me ha venido a la cabeza el hecho que nuestro mundo está lleno de ellos. Por ejemplo el dinero que es una realidad creada por el hombre que sabemos que es falsa para no engañarnos (un billete de 100 $ es tan solo un pedazo de papel) pero tomamos como verdadera para que funcione (confíamos en que nos servirá para ir a una tienda y obtener un objeto de consumo). De esta manera, se podría decir que el simulacro crea realidades verdaderas a partir de un concepto falso.

    Por ello, tanto la visión de Platón centrada en la trascendencia como el giro propuesto por Deleuze centrado en la inmanencia en su búsqueda de encontrar donde radica la diferencia me parece un tanto errónea. Ni la diferencia se basa en la no correcta participación en un modelo superior como defendía el primero, ni existe una diferencia en si misma pues el mero hecho de que exista lo sitúa todo de nuevo en un plano transcendente cosa que invalida el planteamiento del segundo. Es decir, si inviertes el platonismo no sales de él si no que pervives de manera incamente en su dialéctica trascedente de opuestos (bueno-malo, luz-oscuridad, etc.) y no resuelves la aporía.

    Por todo ello, considero que la clave de lo que planteas en tu vídeo está en los detalles. Los detalles marcan la diferencia y, en un mundo donde en un gran orden de cosas se apuesta por lo mismo y se expulsa a lo diferente a la vez que se busca marcar la diferencia entra tanta homogeneidad, podemos concebir que es en los detalles donde lo igual se hace distinto y, al mismo tiempo, lo que no se asemeja deviene igual. Esa es la paradoja irresoluble de los detalles. A veces, no los captamos, pero gracias a ellos discernimos.

    Es decir, siguiendo con el ejemplo de la política, Trump no es una parodia. Si te fijas en los detalles verás que es distinto de Nixon, pero en una versión actual mejorada. En la era de la posverdad la política se convierte en religión. El mensaje político no descansa en el texto sino en la imagen, por lo que la capacidad crítica es sustituida por el pensamiento mitológico. Distinguir la verdad de la mentira es irrelevante. Tan sólo quedan la emoción y la fe. La posverdad comporta un totalitarismo débil donde conviven varias versiones de la verdad. Apelando a la indefinición ideológica y a los sentimientos se genera una lucha de poder que enfrenta diversas realidades siempre en un eterno retorno. Por ello, los detalles son tan poderosos y difíciles de gestionar y creo que son la clave del tema que planteas.

    Adelante y muchas gracias.

    Joan

  4. Mario · 07/08/2022 Responder

    Hola Darin. No encontré nada en tu trabajo. Lo siento confuso, innecesariamente repetitivo, exageradamente intelectualizado hasta convertirse en algo insoportable (para mí por supuesto!). Tu extraordinario talento te ha permitido muchas veces extraer agua de lo que para nosotros eran piedras. Pero no esta vez Darin, no para mí

    NOTA: Sos una de las personas más transparentes que conozco / una persona que no tiene miedo de mostrarse tal como es, que no tiene miedo o verguenza de “fracasar” en público / ESTA ES LA LECCIÓN QUE HOY ME LLEVO DE VOS DARIN / Abrazo fuerte

  5. Patricia · 08/08/2022 Responder

    Buenas tardes Darín. Muy interesante.
    He tenido que verlo 2 veces porque al principio el vídeo me resultó como dice Mario más arriba “confuso”, quizá porque hay muchas ideas interconectadas de las cuales se puede sacar mucho jugo, pero hay que paladearlas despacio. Parafraseando de nuevo a Mario, he sacado mucho “agua” de un segundo visionado.
    Ahora solamente me toca “ordenar” las reflexiones que se me suscitan tras ver el video ya que las ideas que expones me parecen relevantes para nuestro mundo actual.
    Veo una analogía entre la horizontalidad de las polis griegas tal y como la describes y la sociedad del conocimiento actual, solo que, si me apuras, ahora el “ágora” es inconmensurable, hay tanta “información” que se hace difícil distinguir el trigo de la paja.

    Ya lo decía también Joan más arriba. En los tiempos de la “post-verdad” la verdad puede llegar a ser algo banal, intrascendente, poquito más que una “opinión” entre tantas. Y lo mismo que digo de la verdad puedo decirlo de lo valioso, de lo bueno, de lo bello, de lo auténtico… Y eso es tan peligroso…

    Porque podemos caer como colectivo, como humanidad, si es que no lo hemos hecho ya, en un relativismo moral, en un “todo vale”. Y es así como un “simulacro” tan descarado y obvio como Trump se nos cuela por “político” y oye tú, que compite en buena lid y el tipo llega al poder porque la gente le vota. Y no es un ejemplar único. Hay más como él…
    El tema es que no es así. No todo vale. Como humanidad no podemos sobrevivir sin una axiología. Y creo que la necesitamos con urgencia o vamos a ir de mal en peor. Pero esos valores, esa ética, esos proyectos colectivos y con sentido, ya no pueden postularse desde la “trascendencia” porque como tu muy bien has señalado, la trascendencia esta ligada a una sociedad “vertical” donde los poderes y sitios de cada cual están muy bien delimitados. No es el tipo de sociedad nuestra, que es horizontal e interconectada al máximo.
    Si esa axiología que tanto necesitamos como colectivo no proviene algo trascendente tendremos que construirla desde lo inmanente. Pero sin aludir a lo trascendente… ¿Cuál es el criterio, donde esta el “modelo” o patrón para separar el trigo de la paja?
    Y en esas estoy, pensando en voz alta. O bueno escribiendo je je
    Por cierto he encontrado el articulo al que aludes al principio. Incluyo el link. El título “Inmanencia una vida” me ha parecido tan sugerente y atractivo, que me he puesto a buscar el articulo en la red. No he leído nada de Deleuze. Me han dicho que es muy muy denso y difícil. Así que me preparo para estrujarme la cabeza.
    https://crucecontemporaneo.files.wordpress.com/2015/05/deleuze_la-inmanencia-una-vida.pdf

    • Mario · 08/08/2022 Responder

      Hola Patricia! Miré del artículo de Deleuze que posteaste y enseguida me hizo acordar de Erich Fromm cuando en su libro “Seréis como dioses”, hablando del pensamiento alienado dice así: “..si los conceptos están separados de la experiencia que pretenden representar, el concepto resulta alienado, pierde su realidad y se transforma en un artefacto de la mente del hombre (pág 23 Ed Paidós)

      Lo que percibí en ese documento de Deleuze es que está lleno de “artefactos” mentales y horriblemente carente de “ideas”. Y creo que esta vez Darin se enredó mal con ese racionalismo tan ideologizado y tan alienado de Deleuze. Comparando con el extraordinario video anterior donde Darin trajo su magnífica experiencia viva de la beatitud y construyó a partir de ella la “ideas” genuinas que nos presentó (quizás el mejor video de la Fonda), en este caso, su video (quizás el peor del que haya hecho en la Fonda) está plagado “artefactos” desconectados de cualquier vivencia humana y lleno de galimatías racionalistas que están por fuera de la vida. CREO QUE LA INFLUENCIA DE DELEUZE EN NUESTRO DARIN HA SIDO NEFASTA. En fin, el extraordinario valor del maestro Darin como filósofo y como divulgador de la Filosofía no se altera en nada. Al contrario, es ejemplo de coraje dado por uno de los pocos que se anima a pensar públicamente y a equivocarse si es necesario. Pero siempre en beneficio de los que somos y seguiremos siendo sus seguidores y amigos.

      • Darin · 08/08/2022 Responder

        Hola Mario. Agradezco tu sinceridad. La culpa no la tiene Deleuze sino yo, debí haber procedido de forma más pedagógica. Es posible que tengas toda la razón y que Deleuze sea un farsante, pero a lo mejor te equivocas por falta de lectura y conocimiento al respecto. Yo mismo confiesto que llego a ciertas ideas o pensadores ya con prejuicios los cuales impiden que oiga bien lo que quieren comunicar. Espero que el respeto que tienes hacia mi persona te lleve a darle chance a Deleuze. Si a fin de cuentas no te resulta serio o interesante, pues se queda ahí y ya.

        • Mario · 09/08/2022 Responder

          Si si todo este lio de Deleuze puede ser falta de conocimiento mío Darin. Pero antes deberíamos acordar QUË ES conocimiento. Para mí, conocimiento es una certeza personal sustentada en la propia experiencia. Tu puedes haber leído muchísimos libros sobre Dios pero si nunca has vivido la experiencia (conmocionante) de Dios, no lo conoces. En ese caso podrás ser (para mi, claro) un erudito admirable, un teólogo excelente, no sé, algo así, pero no un creyente. Ya lo conversamos en otra oportunidad (creo que cuando vimos los videos “argumentos para creer y para no creer en Dios”) y es natural que teniendo miles de seguidores no lo recuerdes. Pero yo recuerdo todos los intercambios que hago contigo. No es que tomo por definitivo todo lo que decís, no no, yo siempre me guio por mi propio pensamiento crítico. Pero tus opiniones (aunque a veces estén intelectualmente lejos de las mías) siempre han sido disparadores que me han ayudado a crecer. Y esa es la razón por la que te sigo desde hace tantos años. No te sigo por una causa predominantemente “racional” sino más bien por un montón de causas emocionales y espirituales. Aunque a vos te pueda parecer medio incomprensible jaja! Te mando un abrazo fuerte

      • Patricia · 09/08/2022 Responder

        Hola Mario. Trasmites pasión y sinceridad a raudales eso desde luego no se puede negar!. También si me permites dar mi opinión creo que hablas a nuestro profe Darin desde un cariño y admiración sincera y profunda y que crees de verdad que Deleuze es un fake, un impostor, un..¿simulacro? Y bueno intentas decirle a nuestro maestro y amigo no vayas por ahi que te pierdes y se nota que lo dices de corazón. Pero , desde mi opinión (somos diferentes y tenemos opiniones distintas) yo no creo que Darin “se pierda” y si lo hace es cosa suya ja ja…como persona libre que elije libremente sus temas e intereses que no tienen porque coincidir con los nuestros (bueno. A mi Deleuze si me interesa). Si me permites te cuento mi experiencia. Soy una principiante total que a mis 45 años empiezo de la mano de Darin que me los hace accesibles, a disfrutar y aprender profundamente de estos filosofos, trasmisores de conocimiento y a fascinarme y aprender y asombrarme con estas grandes mentes. Con estos “gigantes” algunos de los cuales siento casi casi como “amigos”. Verás. Ayer intenté leer el artículo de Deleuze y no pasé de la primera página y me enervaba y desesperaba…MI cabeza decía ¿pero de que narices está hablando este hombre? Luego empecé poco a poco a comprender, de un modo si quieres rudimentario y te aseguro que a mI juicio este hombre no es un farsante ni mucho menos y que está hablando desde una “experiencia”, desde una vivencia profunda y “vital” valga la redundancia. Creo que habla de una experiencia muy sutil y pura profunda y liberadora…quizá no tan diferente de la experiencia de la cual Darin nos hablaba en el video anterior. Yo por lo menos estoy dispuesta a poner entre paréntesis mi “irritación” con ese lenguaje para mi tan obtuso para intentar de verdad comprender hacia donde apunta. Fijate que me da a mi la sensación de que apunta a un lugar parecido al lugar que apunta Spinoza y que lo que dice no es un galimatias sin sentido sino que es relevante e interesante…Pero lo que pasa es que lo dice desde la inmanencia más profunda, lo que a mi personalmente me resulta muy sugerente y muy “puro”. En fin. Yo quiero abrirme a su pensamiento. Lo peor que puede pasar es que diga “no me interesa” y desde luego eso no seria ningún drama. Seria simplemente un criterio personal Quizá para ti esté filósofo sea realmente un “impostor” y en ese caso pues tampoco pasa nada. ¿Que iba a pasar? Simplemente puedes descartarlo sin más y decidir que no te parece para nada ínteresante o relevante.

        • Mario · 09/08/2022 Responder

          Hola Patricia! Comparto contigo el video TED llamado “El poder de la vulnerabilidad”, uno de los más vistos en el mundo de las organizaciones (18 millones de entradas) Como allí se explica, “hacerse vulnerable” (cosa que Darin hace sin darse cuenta) inmediatamente genera confianza, esa confianza genera influencia y esa influencia, finalmente, abre camino al liderazgo. Darin es mucho más que un filósofo o un divulgador de la filosofía. Es una persona excepcional que -desde su vulnerabilidad- consigue transmitir tanto o más que desde sus conocimientos filosóficos. Si podés, decime que te resultó más destacable del video. Un beso

          • Patricia · 10/08/2022

            Hola Mario. Gracias por el vídeo. Ya lo conocía. Creo que Brené Brown toca un tema muy relevante cuando habla de la vulnerabilidad y de la autenticidad.
            Lo que a mi más me llegó la primera vez que vi el vídeo y también esta segunda vez, es la universalidad de lo que describe la autora. Lo veo todos los días, en mi vida y en mi trabajo como terapeuta.

            El significado en latín de la palabra “persona” es “mascara de actor” “personaje teatral” y creo que describe algo muy propio de los seres humanos. Ningún perro o árbol trata de ser “distinto” o “mejor” de lo que es, ni oculta a otros perros o árboles aquellas partes de sí mismo que le avergüenzan o le hacen sentir indigno No hay dentro de la cabeza del perro un “perro ideal” al que aspirar o en que proyectarse. El perro es quién es. Es genuino y auténtico. Pero para nosotros, seres humanos, “personas”, el ser auténticos, el ser genuinos es un trabajo, no nos es dado, es una posibilidad…Quizá es debido a nuestra socialización, que nos hace ponernos “máscaras” para evitar las heridas que duelen, la falta de amor, el rechazo…Es algo con lo que lidiamos todos, es parte de nuestra naturaleza y de nuestra forma de ser y estar en el mundo.

            Y si. Yo también veo que nuestro profe Darin trasmite, aún desde una pantalla, esa calidez, esa autenticidad. Cuando una persona es genuina, cuando se ha ido despojando de sus mascaras, o más bien trata de serlo, es algo que se trasmite. Y además, por que no, sirve de ejemplo, de motivación y nos ayuda a otros a seguir nuestro propio camino.

            Se nota que admiras y respetas mucho a nuestro profe, pero Mario, si me permites decirte algo, ya que por lo que sea, aunque no nos conozcamos me parece que este es un espacio donde es sencillo poder ser sinceros y genuinos…No hace falta poner a nadie en un pedestal. Todos somos ” personas excepcionales”. Tan excepcionales como que somos únicos. Y también todos somos imperfectos. Excepcionales e imperfectos.

        • Mario · 10/08/2022 Responder

          Ay Patricia, si alguna vez me animara, te pediría que fueras mi terapeuta. Ya estoy jubilado y tengo mucho tiempo para pensar, escribir cosas y leer filosofía a través del blog de Darin. Y a veces hacer algunas consultorías con amigos. Por primera vez en mucho tiempo siento que no tengo que ayudar a la gente (soy ENFJ jaja!) y que alguien me puede ayudar a mi. Te mando un beso grande Patricia y creo que le debo unas disculpas a Darin. Me dejaste pensando y muy feliz… (aquí comienza la construcción de un pedestal para vos jaja!) Sigamos en contacto

    • Darin · 08/08/2022 Responder

      Hola Patricia. Sí, Deleuze es denso y difícil, no es para principiantes, pero es sumamente interesante y su pensamiento muy fructífero y sugerente. En este vídeo trato el problema moral que se da como consecuencia de la metafísica trascendente de Platón. La noción de la idea como modelo que puede utilizarse para juzgar tiene sus problemas. Ha habido diferentes iteraciones de esta estrategia a lo largo de los años – los mandamientos de Dios o la razon del sujeto en vez de la idea platónica, pero todos tienen sus deficiencias. En este vídeo no hablé de cómo Deleuze responde la cuestión ética ante el paso a un marco inmanentista, pero lo haré en un vídeo subsiguiente.

  6. Mario · 08/08/2022 Responder

    Darin leo lo que decís al final del video: “Sé que esto puede sonar un poco extraño, así que en el próximo vídeo hablaremos con detalle de cómo Deleuze se apoya en Leibniz y en la noción de su relación diferencial para plantear la diferencia como alternativa a la identidad”

    Darin ¿vos vas a hablar del cálculo diferencial de Leibniz? Darin ¿tenés alguna idea de lo que es el análisis matemático? Yo soy ingeniero y tuve cuatro niveles de análisis matemático y todos los estudiantes de todas las carreras de ingeniería y de ciencias exactas y de economía se han matado para formarse en las matemáticas de alto nivel y del cálculo infinitesimal y vos… ¿VAS A HABLAR DEL CÁLCULO DIFERENCIAL PARA APOYAR A DELEUZE?

    Eso puede ser una payasada Darin … NO LO HAGAS!!! … acá leo en Wikipedia que Deleuze fue duramente criticado por escribir pasajes sin sentido, abusando de conceptos científicos de forma equivocada y mezclándolos con lenguaje pseudocientífico .. no lo hagas Darin … no caigas en el ridículo por apoyar al charlatán de Deleuze… vos sos valioso Darin !!! NO LO HAGAS POR DIOS!!!

    • J. J. Rouvier · 11/08/2022 Responder

      Estoy contigo, Mario, aunque de poco vaya a servir.
      La historia de la filosofía francesa del siglo XX fue tan patética, que casi mejor terminó siendo la española, apenas inexistente. Los galos tuvieron a Bergson, pero se olvidaron de él por judío, pues la sociedad francesa era tan fascista que celebraron las victorias del Reich como en Alemania y el gobierno de Vichy fue aún más eficaz que la maquinaria nazi en perseguir y deportar homosexuales, gitanos y hebreos. De Gaulle encontró una situación tremenda para una potencia al parecer “vencedora”, pues sólo el 5% de los franceses había estado o colaborado con la resistencia. Entre los colaboradores de la resistencia había una suerte de pijillos que lo hicieron porque era “guay”. Entre ellos, J. P. Sartre o Simone B. Siempre estuvieron entre la gente bien, aunque fueran de marxistas. Sin embargo, Paul Ricoeur, soldado de a pie, fue capturado por la Werhmacht y se chupó 5 años de encarcelamiento en un Stalag. Consiguió hacerse un hueco en la Sorbona traduciendo a Husserl (cuyo fondo bibliográfico está en Lovaina), mientras Sartre llenaba los cafés y auditorios predicando su visión heideggeriana de la filosofía. Ricoeur terminó en Nanterre a tiempo de que el infumable Cohn-Bendit, lider de la chusma del Mayo francés lo tildara de “viejo payaso”. Contaba Ricoeur en 1982 que el episodio de Nanterre fue mucho peor que el de los nazis, porque había anticipado la conducta y vida que iba a tener en el cautiverio del Stalag. ¿Qué se podía esperar de los “boches”? Sin embargo, jamás imaginó pasar miedo debido a sus compatriotas y tener que soportar que unos jóvenes franceses le lanzaran excrementos en la misma facultad que había contribuido a crear. Ahí se topó con la Francia real, la que vota a Le Pen, no la Francia mítica que De Gaulle había imaginado. Sin embargo, institucionalmente se siguió promocionando a pijillos (a Sartre y Simone B., por supuesto) y a eminencias grises que emplearon cualquier cosa para parecer originales (como los cuatro jinetes del apocalipsis: Baudrillard, Deleuze, Foucault -el “capo di tutti capi”- y el infumable Lacan). No por accidente Ricoeur empleó la designación “filosofía de la sospecha” para referirse una y otra vez a Marx, Nietzsche y Freud, pues cuando se habla de filosofía, más vale atender a lo original y dejar de lado los sucedáneos.
      Claro que cada cual es libre de inmolarse de la manera que mejor le parezca oportuna.

  7. Michele Vannelli · 09/08/2022 Responder

    La evolución de Trump es Stalin. Éste presumía de que el mejor metro del mundo era el de Moscú. Cuando los soviéticos llegaron a Berlín advirtieron que el metro de Berlín era mejor que el de Moscú. Así que lo dinamitaron para que las palabras de Stalin fueran verdaderas. Más de un cuarto de millón de fotografías fueron retocadas con objeto de que expresaran la verdad de Stalin. Trotsky, por ejemplo, desapareció de cada foto, comenzando por aquellas en las que se le veía junto a Lenin.
    El victimismo ya se había instalado en el partido republicano antes de Trump. En lugar de lidiar con los problemas reales y los desastres que se han empecinado en cometer, se hacen pasar por víctimas. Es la marca de identidad del republicanismo contemporáneo. Trump atacó a la prensa el primer día de su mandato cuando los medios informativos corrigieron su afirmación de que su toma de posesión había sido la más grande de toda la historia. Él era víctima de los informadores. A partir de ese momento llamó a la prensa “enemigo del pueblo” y las grandes fortunas no han parado de adquirir los pocos medios independientes de tirada general existentes con objeto de ningún periodista enmendara a Donald Krusty. Y la creación de su realidad ha seguido en curso gracias a la Corte Suprema, el gobierno en las sobras de Trump:

  8. javibaz · 03/02/2023 Responder

    Estoy esperando a que expliques cómo Deleuze emplea a Leibniz para plantear la diferencia como alternativa a la identidad. Has despertado mi interés.

Dejar comentario